Revista Nro. 25 MENDIGANDO CON TIBIEZA AL CAPITAL por Pedro Caramelli Lagleyze

 

        La despensa era atendida por su mismo dueño. Hombre mayor de unos 70 años; ¿necesidad?, no, por puro entretenimiento, y para alejarse de un hogar ruidoso, lleno de gente, de visitantes ocasionales, hijos, nietos, y demás transeúntes.

        La prosperidad económica había recalado en don Luis -así se llamaba-, y ello le había permitido pasar de ser empleado de una tienda en los años 70`, a ser dueño de varios comercios en el pueblo. La exitosa combinación de austeridad, inteligencia, y, también -como no- el de jorobar algún que otro necesitado a la pasada, le había facilitado a don Luis comprar un sinnúmero de bienes inmobiliarios y vivir así -holgadamente- de rentas.

        Nada más que el recuerdo había quedado de ese Luis que -yo sabía- había militado enérgica y activamente en la JUP -la gloriosa- en los años 70`, "combatiendo el capital" y por la patria socialista.

        Pero al tiempo en que los años pasaron y que ese otrora enemigo a vencer se convirtiera poco a poco en un cómodo sillón -de una plaza- donde recostarse, paso de ser ese ferviente y activo militante a un simple simpatizante ocasional, ese que concurre al partido en las efemérides Peronistas.

        Yo lo veía a don Luis cuando se cantaba la "marcha" en los actos, omitir aquella parte. No la reproducía, sus labios permanecían inmóviles, guardaba silencio. Miraba de un lado a otro temiendo ser descubierto en su consabida y espuria omisión ¡qué iba a combatir el capital!, ¡ni loco!, ¡él lo iba a defender!, al menos al suyo propio.

        -No me parece justo lo del aporte solidario (1). Me lo dijo así por lo bajo y en secreto en la caja de la despensa cuando me envolvía en un diario los huevos que había comprado. Supe ahí de la visita que había tenido. Lo percibí de inmediato en su mirada, en su expresión. El miedo se manifiesta en el ser humano sin importarle en absoluto si nos deja al desnudo, solos y con nuestra más miserable mezquindad.

El Frente de Izquierda se abstuvo de votar la ley de Aporte Solidario, y ello provocó la burla de nuestra militancia orgánica. Se los acusó -como siempre- de ser funcionales a la derecha y de reflejar en actos sus contradicciones ideológicas: ¿cómo es posible que la izquierda se abstenga de votar a favor de una ley del tipo Robin Hood?

        Pero Del Caño tiene razón (2). La ley de aporte solidario es fiel testigo de un acto mendigo respecto de un enorme y fuerte capital, que en verdad, nada pone, o mejor, pone muy poco, ya que el verdadero aporte y sustancial para paliar esta crisis lo hace y lo está haciendo hoy el pueblo trabajador.

        Aún con sus contradicciones esa izquierda de quien nos burlamos -acaso por su escaso apoyo popular-, mantiene al menos en sus consignas de fondo las luchas revolucionarias históricas que supo enarbolar y defender el peronismo revolucionario en la época de la resistencia peronista (1955-1972), y hablo concretamente de los programas de Huerta Grande y La Falda (3) (sistema bancario estatal y centralizado, control estatal sobre el comercio exterior, nacionalización de sectores claves de la economía, prohibición de exportación directa e indirecta de capitales, expropiación a la oligarquía terrateniente sin compensación, etc.).

        En la película La hora de los Hornos, parte II, 1968, Acto para la liberación (4), dirigida por el reciente fallecido Pino Solanas, en el minuto 23:02 se escucha al editor decir: ... el peronismo arrebato el poder político a la oligarquía pero tenía en su seno aliados de aquella. Así, el poder económico oligárquico siguió siendo el mismo. Las instituciones del nuevo régimen no fueron sustancialmente modificadas. Una revolución nacional que no liquida la contradicción fundamental con el enemigo es debilitada por sus contradicciones internas. Su política se vuelve vacilante, ataca la oligarquía pero no elimina sus bases de sustentación, invoca a la revolución social pero no lleva a fondo la revolución nacional.


        Estoy convencido de que con este tibio accionar estamos vendiendo a la derecha y "muy barato" nuestro hoy sólido calificativo de "ser Venezuela". Y eso es un error.

        Nuestra mayor contradicción como movimiento político debe verse allí, en la "tibieza" de nuestro accionar.

        Yo creo que en el devenir de las ideas y acciones políticas y de la manera en que están echadas las cartas sobre la mesa, conducir y dirigir un proyecto nacional, popular y latinoamericano no equivale a sumergirse en un lago de aguas estancadas y salir a la superficie braceando hacia la izquierda; se trata de enfrentarnos a una fuerte correntada que nos arrastra irremediablemente hacia la derecha, y en donde nadar con "tibieza" en contra de ella equivale a ser neutral. Lo único que vale, que sirve,  es bracear con fuerza y "a fondo" contra la corriente.

        




 

Referencias:

 

NOTA (1) Aporte Solidario, Extraordinario y por única vez vinculado a los patrimonios de las personas humanas.


https://www.arizmendi.com/Quienes_Somos/Prensa/Prensa_Completo/234888

 

El aporte alcanzará a un universo potencial de 9298 personas, según datos de AFIP. Así, con el aporte del 0,02 por ciento de la población el Estado buscará recaudar 307 mil millones de pesos. AQUÍ

 

 

NOTA (2) Se intenta presentar casi como un acto revolucionario ... es como si alguien viniera, alguien que te saco 100 y viene de repente y te dice te voy a devolver dos con cincuenta ... intenta mostrar o tiene el objetivo para el oficialismo de mostrar que los Rocca los grandes grupos económicos también ponen algo, y eso es una farsa, tenemos que decir la verdad, es una farsa, acá los que están poniendo son los trabajadores ... nos oponemos por que es un impuesto que recauda muy poco ....   AQUÍ

 

NOTA (3) Revista Nro. 5 La Falda y Huerta Grande por Pedro Caramelli Lagleyze AQUI

 

NOTA (4) La hora de los Hornos parte II, 1968 Acto para la liberación. Minuto 23.02 AQUÍ

 

 



*Pedro Caramelli Lagleyze, Abogado, Docente

 


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