En las últimas semanas hemos visto el deprimente
espectáculo de manifestaciones que desconocen la terrible realidad que
atraviesa el mundo, rechaza la ciencia, se burla del esfuerzo de los
trabajadores de la salud, pasean graciosamente remeras con fotos o alusiones a
genocidas, reclaman un golpe en el nombre de la República (es como reivindicar
una violación para restituir el honor de la persona vejada), exponen
groseramente pancartas donde se auto revelan como defensores de la "repúbica" (supongo están también en contra de la depilación) y reclaman la inminente
renuncia del presidente Antonio (que aparentemente se llama Alberto), completan
el bochorno amenazas de muerte al tal Antonio y a la Vice Presidenta que según
ellos no se puede nombrar.
https://twitter.com/i/status/1307685969794158592
http://lasbalasdelcampanario.blogspot.com/2020/06/revista-nro-10-una-vez-que-la-estupidez.html
Todo esto atrae cargos que inexplicablemente no se
aplican a estos personajes que incluyen: apología del delito, violación de las
medidas de cuarentena, instigación a la violencia, calumnias e instigación a
atentar contra el sistema democrático.
http://lasbalasdelcampanario.blogspot.com/2020/09/revista-nro-19-mascaritas-mistongueras.html
Sin llegar a tan tristes extremos tragicómicos la
situación no ha sido fácil en otras latitudes, sin embargo, la sociedad ha
empezado a moverse y el foco se está ubicando en el futuro.
A mediados de Julio echamos un vistazo a las medidas
que se estaban diagramando en países como Alemania, Francia, Noruega, Canadá y
Suecia.
( http://lasbalasdelcampanario.blogspot.com/2020/07/revista-nro-14-como-invertir-en.html )
Veamos ahora un poco el caso de Australia
Han sido tres meses de dura crítica a los gobernadores
de los respectivos estados australianos. Los cierres fronterizos en Australia
Occidental (Western Australia) y Queensland fueron catalogados como
innecesarios, mientras que la prohibición de salir y la estricta cuarentena
establecida por el estado de Victoria han obtenido un rango de exageración que ha enfurecido a los
líderes empresariales.
Este conjunto de medidas fueron duramente criticadas
calificándolas de totalitarias, abuso de poder, tremendamente costosas para la Nación
y retardatorias del proceso de recuperación económica y retorno a una vida
normal. Dentro de este grupo encabezando la crítica podemos encontrar a los
fanáticos anti-cuarentena, la prensa oligopólica que responde a los intereses
de las grandes empresas y el mismo Primer Ministro que instaló estas medidas un
par de meses antes a nivel nacional pero ahora lo apremian los números de la
evidente recesión económica. El predicamento actual ignora un punto importante:
Es el virus la causa fundamental, no las restricciones.
Veamos este ejemplo sobre el aprovechamiento de las
restricciones:
En junio, cuando el COVID-19 asoló a Brasil y el país
se situó en segundo lugar cuando se trataba de infecciones globales, un juez
ordenó a Vale, el gigante minero del país, suspender las operaciones en las
minas que representan alrededor del 10 por ciento de la producción nacional. La
orden siguió a pruebas positivas de 188 trabajadores a medida que crecían los
temores el brote se propagaría a través de otras minas, lo que potencialmente
desenfundó el lucrativo comercio del país con China. Como el segundo proveedor
más grande de China, la noticia alzó los precios del mineral de hierro más allá
de $US100 una tonelada y desde entonces han rematado a más de $US120 por
tonelada. ¿Adivina qué país llenó la brecha? Australia (especialmente el estado
de Western Australia), que debido a la cuarentena ha visto a su sector
turístico azotado por el cierre de fronteras —nacionales e internacionales— pero
de esta forma eliminó efectivamente las transmisiones comunitarias en abril y
ha experimentado sólo brotes menores desde entonces.
Si bien las restricciones han obstaculizado la entrada
y el vuelo de los trabajadores, en las minas de Pilbara no se ha perdido tiempo.
Y una vez que los envíos de Brasil cayeron, los tres grandes mineros, Rio
Tinto, BHP y Fortescue, trabajan a full, enviando cantidades récord. Las exportaciones
a China han crecido más del 8 por ciento en comparación con el año anterior y
en el ejercicio financiero hasta el 30 de junio, el producto básico alcanzó la
marca de exportación de 100.000 millones de dólares, frente al récord de 77.500
millones de dólares del año anterior.
Dado que el gobierno federal el año pasado recibió un
precio de mineral de hierro $US55-tonelada, ese beneficio del 35 por ciento de
las ganancias se alimentará directamente en el presupuesto federal retrasado
del mes próximo, proporcionando los ingresos vitales para la recuperación. Este
ejemplo confirma la eficacia de las medidas y los altos beneficios en el sector
minero en un año sombrío han sido consecuencia de los controles fronterizos
internacionales y de estrictos bloqueos estatales.
El argumento popular es que medidas duras como los
bloqueos son demasiado caras, que las generaciones futuras se verán obligadas a
asumir los costos. Pero hay costos
asociados con la falta de respuesta o una acción insuficiente, especialmente si
los sistemas de salud se extienden más allá de su capacidad.
Cuando las Unidades de Cuidados Intensivos y
Emergencias están sobrecargadas, las personas con condiciones médicas distintas
de COVID-19 sufren y mueren, el recalentamiento del sistema de salud viene con
un costo adicional extremo (sin contar la falta de productividad de las
personas infectadas en situación activa en el mercado laboral ni las pérdidas a
largo plazo por parte de esta población ante los efectos remanentes secundarios
de la enfermedad. La productividad en un ambiente donde no se toman medidas se
desploma y lo mismo pasa con la confianza del consumidor.
Un estudio reciente del grupo McKinsey, prestigiosos
consultores de gestión global con sede en Nueva York, encontró que no son los
bloqueos lo que ha causado una recesión global, sino que el principal vector es
la pandemia. Tan simple, tan obvio y a la vez tan cierto.
Pero es un hallazgo con serias ramificaciones para la
gestión económica y la forma en que los gobiernos trazan un rumbo hacia el
futuro. "El cierre de los bloqueos por sí solos no restaurará la confianza
ni el crecimiento", dice el estudio. "Sólo cuando el nuevo
coronavirus esté bajo control se reanudará el crecimiento económico". El
estudio compara el impacto económico entre los países que han adoptado
estrategias muy diferentes. Los resultados son sorprendentes. Encontró sólo un
vínculo débil entre los bloqueos y el daño económico. Suecia, que tuvo un
enfoque laxo durante la primera ronda del virus, tuvo un desempeño ligeramente
mejor que la economía de Nueva Zelanda, que persiguió la estrategia más dura de
cualquier nación. El Reino Unido tuvo un impacto económico mucho mayor que
Italia o Francia, a pesar de que ambos países continentales impusieron bloqueos
mucho más estrictos.
Dada la importancia de la confianza del público, el
estudio sostiene que las naciones que han perseguido bloqueos más estrictos y
han contenido mejor los brotes; son más propensas a ser mejores resultados
económicos a largo plazo. Las naciones que persiguen un acto de equilibrio
—tratar de vivir con lo que consideran un nivel aceptable de infección— tendrán
dificultades para reconstruir la confianza en comparación con las que optan por
un nivel de infección casi nulo. Esto se debe a que son más propensos a
experimentar brotes.
"Estimamos, por ejemplo, que cada tres meses de
retraso en controlar el virus en todos los países de la OCDE, la recuperación
del PBI a los niveles anteriores a la crisis podría retrasarse hasta en seis
meses", señaló el estudio de McKinsey.
Hoy en día, sólo un puñado de países parece haber
puesto el virus bajo control. (Las respuestas de política económica han sido
fuertes en muchas regiones; la mayoría han sido lo suficientemente rápidas y
eficaces como para descartar en gran medida la "primera columna" de
escenarios.) En términos generales, sólo los países que ya han puesto el virus
bajo control pueden realizar plausiblemente un "resultado de primera línea
que eleva el PBI hasta el nivel de fin de año de 2019 o mejor para finales de
2020. A falta de una vacuna COVID-19 ampliamente disponible, es probable que la
mayoría de los demás países se enfrenten a un "resultado de segunda fila”,
lo que significa un retraso de uno a dos años en la recuperación económica. Los
ejecutivos globales parecen estar de acuerdo; como muestra nuestra encuesta de
julio, su pesimismo está creciendo. Es lo que los economistas llaman costo de
oportunidad. El costo de no hacer nada, o no lo suficiente. Matar el virus
tiene un costo enorme, pero no hacer nada costará más. Todos los países ante la
perspectiva de una recesión con desempleo prolongada están implementando
diversos planes para amenguar los efectos de esta y estimular la economía.
Australia ha estado en la mira de los observadores y
muchos en Argentina disfrutan de comparar estas economías, por eso presento aquí
algunas de estas medidas que el Gobierno Federal Australiano está preparando
para anunciar en próximo Presupuesto (con tres meses de retraso) en el mes de octubre.
Nótese en primera instancia y téngase en cuenta que se
trata de un gobierno de la Coalición del Partido Liberal en alianza con el
conservador National y cómo a pesar de su reticencia al gasto e inversión pública,
reconocen al estado como el único motor en semejante y ardua tarea, especulando
de que si estas medidas prueban ser efectivas actuarán como un motor de
arranque (starter) de la actividad privada.
Entre las medidas más relevantes podemos destacar:
-
Desgravación
fiscal inmediata para los que ganan ingresos bajos y medianos de hasta $1,080
para solteros o hasta $2,160 por quincena para familias de ingresos duales para
aliviar el costo de vida.
-
Reducción de la
tasa de impuestos a las ganancias de las empresas pequeñas y medianas con un
volumen de negocios anual de menos de $50 millones. (Esta tasa se reducirá del
30% al 27.5% el próximo año y aún más hasta el 25 por ciento para 2021-22)
-
Respaldar a las
pequeñas y medianas empresas a través de la desgravación fiscal y aumentando y
ampliando el acceso a la amortización instantánea de activos
-
Asegurarse de
que las multinacionales paguen su parte justa
-
Atacando la
evasión y la economía en negro, el Gobierno está proporcionando más de $1.000
millones para ampliar la operación del Grupo de Trabajo para la Evitación de
Impuestos de la Agencia de Impuestos, y para ampliar los programas y la
cobertura del mercado del Grupo de Trabajo
-
Inversión en
infraestructura de transporte por un monto de 100.000 millones de dólares en la
próxima década
-
Medidas de desgravación
fiscal.
-
Invertir en
nuestras universidades. El Gobierno está comprometido con un sistema de
educación superior de clase mundial y está invirtiendo 17.700 millones de
dólares en el sector universitario en 2019. Ténganse en cuenta que las
universidades han perdido su mayor fuente de ingreso que era la afluencia de
estudiantes desde el extranjero especialmente de China (estudiantes que pagan
sus carreras con altísimas tasas)
-
Snowy Hydro 2.0
proyecto que implica la construcción de una gran represa en dicha zona. El
Gobierno ha dado luz verde al proyecto Snowy 2.0 comprometiéndose a una
inyección de capital de 1.400 millones de dólares.
-
Apoyar a los
australianos mayores en sus propios hogares El Gobierno está invirtiendo 282
millones de dólares para apoyar a los australianos que desean quedarse en casa
por más tiempo proporcionando 10.000 paquetes adicionales de atención domiciliaria
en todos los niveles.
-
Asistencia a los
productores afectados por la sequía. La sequía sigue afectando a muchos
agricultores de todo el país. El Gobierno está aportando 6.300 millones de
dólares en asistencia y préstamos concesionales para apoyar a los afectados por
la sequía. Apoyo a la atención residencial segura y de calidad.
-
Fondo de
Soluciones Climáticas, paquete que ayudará a garantizar que Australia cumpla su
objetivo de emisiones en virtud del Acuerdo de París. El Fondo de Soluciones
Climáticas del Gobierno, que cuenta con 2.000 millones de dólares, ayudará a
reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
-
Priorización de
la salud mental El Gobierno está invirtiendo 737 millones de dólares en siete
años para la salud mental, incluidos 461 millones de dólares para ayudar a los
jóvenes. Este financiamiento reducirá las listas de espera para los servicios
de salud mental de los jóvenes, abordará el suicidio de los jóvenes y
proporcionará una serie de nuevos servicios de apoyo comunitario.
-
Los fondos
recurrentes para las escuelas alcanzarán los 19.900 millones de dólares en
2019, con un promedio de financiación de la Commonwealth por estudiante que ha
aumentado de $3,755 en 2014 a $5,097 en 2019. Para 2029, esta financiación
crecerá a 32.400 millones de dólares, lo que un aumento del 63%.
-
Promoción de las
actividades deportivas. El Gobierno está aportando 386 millones de dólares para
alentar a más australianos a participar en el deporte, mejorar la
infraestructura deportiva y apoyar el deporte de élite.
Con estas medidas se piensa remontar una caída del PBI
del 7 % en el primer semestre y terminar en Junio (fin de año financiero) con un
resultado más promisorio, aunque aún incluya un déficit y con una recuperación
significativa de empleos.
Como vemos tenemos en el mundo muchas ideas para
encontrar inspiración y entender que de esto no se sale con soluciones mágicas.
Sin embargo, podemos seguir reclamando la renuncia de Armando y el
restablecimiento de los valores republicanos, del honor y la dignidad.
Fuentes
Basado en datos de la Commonwealth de Australiahttps://www.mckinsey.com/
Department
of Prime Minister and Cabinet website.
McKinsey’s Consultants New York
Sarun
Charumilind, MD, Jessica Lamb
McKinsey’s Philadelphia
Ezra Greenberg Stamford office
Shubham Singhal Detroit office.
Ian Verrender ABC's
business editor. .
*Javier Martín Miró. Ingeniero agrónomo, autor del libro Javier, Paco y el Loco y otros cuentos. En 1991 emigró a Sydney, Australia, en donde desarrolla su actividad profesional como Biosecurity Officer
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