texto egipcio que data del segundo mileno AC
… o El "Diálogo de un hombre con su ba" es un poema egipcio
que data del segundo milenio antes de Cristo en donde un hombre desesperado
habla con su ba (su alma o personalidad) sobre su deseo de morir. El
hombre se queja de que la vida es insoportable debido a la injusticia y al caos
en el mundo, mientras que su ba intenta convencerlo de abrazar la vida en lugar
de buscar el suicidio, argumentando a favor del orden y la justicia de la vida
mortal y prometiendo acompañarlo en la muerte…
Abrí la boca para mi ánima y respondí a lo que
dijo: Hoy me es demasiado duro que no quiera mí ánima hablarme. Es,
incluso, mayor que una exageración y como ignorarme. Que por ello
no se vaya mi alma, y me atienda... No estará en su mano que huya el día
de las angustias. Mirad, mi ánima me extravía, [pero] no la escucho
arrastrándome a la muerte antes de que yo vaya a ella, arrojándome al
fuego para consumirme [...] Que me juzgue Thot, el pacificador de los dioses.
Que me defienda Jonsu, el escriba de la justicia. Que Ra escuche mis
palabras, el comandante de la barca sagrada. [...] Es agradable que rechacen
los dioses los secretos de mi cuerpo. Lo que me respondió mi ánima: ‘No
eres un hombre de verdad, eres de verdad un viviente. ¿Qué te beneficia?
¿Que estés preocupado por la vida, como posesor de riquezas?’. Respondí:
‘No me iré mientras esa está en la tierra’. [...] Pero tus posesiones están
muertas, por más que tu identidad (nombre) esté vivo. Él es un lugar de
reposo que atrae el corazón. Una morada es el Occidente [...] Si mi alma me
escucha [...] y está de acuerdo su pensamiento conmigo, entonces será
afortunada. Haré que alcance el Occidente, como aquel que en su pirámide
atendió a un superviviente a su entierro [...]
Si me empujas a la muerte de esta forma, no encontrarás
lugar en que puedas posarte en el Occidente. Sé paciente, mi
ánima, mi hermana, [espera] hasta que exista mi heredero, quien hará
ofrendas y [las] colocará sobre la tumba el día del entierro y él
preparará el féretro de la necrópolis’. Me abrió mi ánima su boca y respondió a
lo que dije: ‘Si piensas en el entierro, es una tristeza; es lo que atrae
el llanto y vuelve miserable a un hombre; es lo que, al ser arrojado,
aparta a un hombre de su casa sobre la colina [primigenia]. No ascenderás
a las alturas para que puedas ver a Ra. ¡Oh, quienes edifican con piedras de
granito, quienes construyen las pirámides hermosas mediante trabajos
hermosos, cuando se convierten los constructores en dioses, su ofrenda de
piedras es destruida del mismo modo que los débiles que mueren en la
orilla por carecer de sucesor. La inundación capturó sus restos y del
mismo modo el Sol, y les hablan los peces de las dos márgenes del agua.
Escúchame, mira: es bueno escuchar para la gente. Sigue el día felizmente,
y olvida la preocupación’ [...] Abrí mi boca a mi ánima, y
respondí a lo que dijo: ‘Mira, apesta mi nombre, mira, más que el olor de
los buitres calvos en un día de la estación de ‘shemu’, cuando el cielo está
caliente [...]
Mira: apesta mi nombre, mira, más que el de una mujer
esclava calumniada por un hombre. Mira: mi nombre apesta, mira, más que el
del niño robusto al que se infama achacándole que es propiedad de su
enemigo [...]
¿A quién
hablar hoy? Los hermanos son malvados; los amigos de hoy, no aman.
¿A quién hablar hoy?
Son avaros los corazones. Cualquiera toma posesión de los bienes de su
prójimo [...]
¿A quién hablar hoy?
Se encuentra satisfacción en el mal, y lo bueno se entierra en cualquier
lugar.
¿A quién hablar hoy?
Quien hacía encolerizar a un hombre por sus malas acciones, hoy hace reír
a todos, aun siendo perniciosa su maldad. [...]
¿A quién hablar hoy?
El malhechor es un íntimo, y el hermano que con él se ayuntaba se ha convertido en un enemigo.
¿A quién hablar hoy?
Nadie quiere recordar el pasado, y nadie quiere ayudar a quien obra en
este tiempo [...]
¿A quién
hablar hoy? Los rostros se ocultaron y todos están con la cabeza más gacha
que su vecino.
¿A quién hablar hoy?
Los corazones son avariciosos, y no hay uno de hombre en que se pueda confiar.
¿A quién hablar hoy?
No hay hombres justos, y la tierra se abandonó a quienes hicieron el
mal [...]
¿A quién hablar
hoy? Estoy agobiado cargando penurias por carecer de un amigo íntimo.
¿A quién hablar hoy?
La maldad vaga por la tierra y no tiene fin.
La muerte está en mi cara en el día de hoy, como en el
enfermo que cura, como salir al exterior tras una reclusión.
La muerte está
en mi cara hoy como del olor la mirra, como sentarse bajo un toldo un
día de viento.
La muerte está en mi
cara hoy como la fragancia los lotos, como sentarse en los bancos de arena
de la tierra embriagada.
La muerte está en mi
cara hoy como un camino accidentado (?), como la vuelta de un hombre desde
una expedición a su casa.
La muerte está en
mi cara hoy como la claridad el cielo, como el hombre que descubre estar en el
umbral que ignoró.
La muerte está en mi
cara hoy, como un hombre que ansía ver su casa tras pasar años sin número
capturado en reclusión.
Será, en
verdad, quién allí está como un dios vivo castigando el crimen del
malhechor.
Será, en verdad, quien
allí está colocado en la barca sagrada repartiendo sus alimentos a los
templos.
Será, en verdad, quien
allí está como un sabio y no es rechazado en la apelación de Ra cuando
hable’.
Lo que me dijo mi
alma: ‘Coloca los lamentos en un gancho, ¡oh mi camarada, mi hermano!
Debes hacer ofrenda sobre el incensario y romper con la vida; del mismo
modo, debes decir: “Deséame aquí”, después de haber rechazado el
Occidente.
Pero, cuando se desee
que alcances el Occidente, que alcancen tus miembros la tierra, me posaré
después que te hayas cansado y entonces haremos juntos morada’.
Significa que acabó,
desde su principio hasta su final: es como lo que fue encontrado en el
libro.
Análisis de Dizdira Zalakain
Hay dos maneras de concebir la Historia. Según la primera, las cosas no
cambian nunca, la Historia es cíclica y solo la apariencia nos engaña haciéndola
parecer diferente. La segunda afirma que la Historia sigue una línea, para unos
ascendente, para otros, descendente, de modo que los posibles retrocesos son
solo circunstanciales: observada a vista de pájaro la Historia avanza
inexorablemente hacia un final que para algunos será feliz y para otros
desgraciado. Generalmente tiendo a ser de la segunda opinión. Pienso que la
Historia sigue una línea, no un círculo y pienso que esa línea nos encamina a
la catástrofe. He dicho "pienso", pero debe entenderse
"siento", porque creo que estas macroconcepciones del mundo son más
cuestión de sentimientos que de razones. Este poema fue escrito en Egipto hace
4000 años, en una época en la que apenas acababa de empezar la Historia. Sin
embargo, la Historia ya era vista por su autor como una línea de descenso en el
abismo, como un tren descarrilado a punto de estrellarse del que él añoraba
bajarse en marcha.
El poema fue escrito en el llamado Primer Período Intermedio, un tiempo de
crisis tras el esplendor y la estabilidad del Imperio Antiguo. El sistema que
un día generara la seguridad de la Ley y que fue capaz de erigir las pirámides
de Guiza, ahora se sumía en el caos.
Visto con la distancia de los siglos, sabemos que ese hundimiento del Imperio
Antiguo no fue sino la condición de un nuevo ascenso, que a su vez lo fue para
otra nueva caída. Y entonces nos parece que la sensación que algunos tenemos en
nuestro tiempo, de un mundo que se desmorona ante la injusticia es solo un
error de perspectiva. En cierto modo es tranquilizador. Pero, surgen también
las siguientes dudas:
- ¿La globalidad de esta decadencia y la posibilidad técnica real de la
destrucción del planeta no supone una situación cualitativamente distinta con
respecto a las crisis históricas anteriores?
- ¿Se puede decir que realmente las cosas "vuelven a su cauce" una
vez superado el período de crisis? ¿Es que acaso no se perdieron ya para
siempre los logros obtenidos? Hoy nos reímos cuando leemos que Sócrates opinaba
que la juventud griega de fines del siglo V estaba echada a perder. Lo vemos
como la típica disputa generacional, como un error de perspectiva de Sócrates:
él no comprendía que la juventud siempre parece rebelde e indisciplinada. Pero
mirándolo mejor ¿es que no tuvo Sócrates razón? ¿Acaso aquella juventud tan
bien representada por el inmoral Alcibiades no destruyó de hecho la
civilización griega, esa que luego tanto han añorado los sabios del mundo
posterior? Sócrates presenció el final de ese mundo y su queja era muy
justificada.
- Por último, aun suponiendo que la historia es cíclica ¿qué significa eso para
las víctimas de los períodos de destrucción? ¿Acaso alguien los va a resucitar
para que disfruten de uno de bonanza? La historia no es cíclica porque el poeta
anónimo egipcio murió para siempre y sus esperanzas quedaron eternamente sin
cumplir. Es como cuando la tele le dice al parado de 50 años que la economía es
cíclica. Supuesto que la inevitabilidad de las crisis del capitalismo fuera una
verdad científica y no mera ideología ¿qué le importa eso al parado de 50 años?
El desesperado del poema le habla a su alma y su alma le pide que reconsidere
sus pensamientos suicidas, porque si no cumple con los correctos rituales
funerarios que exigía la religión egipcia, ella desaparecerá para siempre. Pero
es que un período de crisis no lo sería si la religión, la fuente de la esperanza,
no estuviese también en las últimas. El desesperado seguramente ya no creía en
la salvación de su alma mediante rituales: había visto cómo hasta a los
faraones del pasado se les dejaba de hacer los debidos ritos y quedaban
olvidados, y hasta sus tumbas destruidas o saqueadas. Y si aún creía en tales
cosas, ya le daban igual.
(Fuente: https://dizdira.blogspot.com/2010/04/dialogo-de-un-desesperado-con-su-alma.html)
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