Nos Disparan desde el Campanario.... Hasta en los procesos de dependencia hay matices (Segunda entrega)... por Gustavo Marcelo Sala




Cientos de veces, en mis seis décadas de vida, he escuchado de boca de docentes, intelectuales, pares del común, familiares, amigos y hasta de notorios políticos ese razonamiento contrafáctico que supone y estima hubiera sido una bendición si los ingleses hubiesen logrado una victoria durante las invasiones perpetradas en los años 1806 y 1807 o haber caído en la batalla de La Vuelta de Obligado de1845, de manera estar incluidos dentro de sus colonias formando parte de su Commonwealth como si tal cosa, de modo automático, nos derivaría directamente en una resultante identitaria y sociopolítica estilo Australiano o Canadadiense, y no como lo fueron las experiencias India, Sudanesa, Ghanesa, Keniata, Ugandesa, Pakistaní, Birmana o Nigeriana, por nombrar solo algunas, en donde la corona británica también desarrolló sus apetitos expansivos y coloniales decimonónicos en tanto sus objetivos estratégicos y mercantiles.

El argentino pequeño burgués tiene la tendencia de sobrevaluarse antojadizamente y en su sentido común se considera un igual a un canadiense o a un australiano, o cuando menos los poderosos del mundo deberían verlo así, jamás a un asiático, menos a un africano, por ende sospecha que el británico monárquico nos hubiese visto a nosotros con ojos menos despectivos, más valorativos, y hoy seríamos una potencia emergente como lo son Australia o Canadá. De hecho durante varias décadas fuimos de manera subrepticia colonia económica del Reino Unido cuestión que no nos trajo ningún beneficio, las historias sobre Malvinas, las de las matanzas en la Patagonia, las del Pacto Roca-Runciman, las del frigorífico Anglo y las de La Forestal están allí para dar testimonio.
De manera que no sorprende que una buena parte de la población se conciba más cómoda dependiendo de un tutor poderoso, blanco, puro, hermoso y anglo que le exija alineamiento, manera de pensar y actuar, en lugar de ser independiente y soberano con el desafío de arriesgarse a tomar propias decisiones y hacerse responsable. En este caso la potencia es EE.UU, y de igual forma el medio pelo sospecha que será un norteamericano más y no un vulgar proveedor sudaca subecuatorial de materias primas. Nunca olvidaré que durante la pandemia del COVID escuché de parte de gente supuestamente formada la siguiente frase: “No me voy a inyectar la vacuna Sputnik, porque cuando esto pase no voy a poder ingresar a los EE.UU”… y no fueron pocos…
En 1937, en una de sus últimas intervenciones en el Senado don Lisandro de la Torre, dirigente liberal demócrata progresista sentenció:
"El peligro comunista es un pretexto, es el ropaje con que se visten los que saben que no pueden contar con las fuerzas populares para conservar el gobierno y se agarran del anticomunismo como una tabla de salvación. Bajo esa bandera se pueden cometer toda clase de excesos y quedarse con el gobierno sin votos. Yo soy un afiliado a la democracia liberal y progresista, que a la par de proponerse disminuir las injusticias sociales también es opositor a la revolución comunista, mientras los reaccionarios trabajan a favor de ella abandonando a los urgidos y con su incomprensión de las ideas y de los tiempos".

No me sorprendería un triunfo de LLA a nivel general. La sociedad Argentina tiene muchas señales fascistas acuñadas en sus modos y formas, no solo institucionalmente a lo largo de su historia sino, y esto es lo más grave, en el ámbito de la relaciones interpersonales, esto es como base de sus normas culturales. Todos los días estamos siendo testigos de por los menos tres o cuatro eventos tan desdorosos como vergonzantes.
Desde naturalizar el derecho de piso en un trabajo vulgar y corriente hasta encarcelar y o proscribir a la gente que pretende y piensa una sociedad distinta, desde imponer un derecho de admisión basado en subjetividades particulares hasta concebir que el exterminio y o desaparición de un grupo de pensamiento es una solución purificadora para el futuro de la Patria, desde censurar subrepticiamente a todo aquel que discute el orden establecido hasta extorsionar y operar sobre personas públicas con el objeto de manipularlas. Todo esto sucede a escala nacional, provincial y hasta en pequeñas localidades rurales.
Cuántas veces hemos escuchado “en este país tienen que morir 5 millones de tipos, y somos potencia” (pienso: como si hubieran muerto pocos, se ve que no les alcanzó)…
De todos modos no seríamos para nada originales internacionalmente, esto no solo es una imitación conceptual del período 1976-1983 recargada debido al apoyo popular, sino que además también posee los apuntes experimentales que dejan los Berlusconi, los Trump, los Bolsonaro, las Meloni, los Zelenski, los Orbán, los Bukele, los Macri y cientos de dictadores (arribados con el voto) que por derecha gobiernan despóticamente buena parte del planeta.
Lo más triste es que en la actualidad este formato no solo cuenta con una primera marca, me refiero a LLA, también tiene una segunda y una tercera, los cuales entendiéndose desplazados están trabajando por debajo con los anarcolibertarios en sus posibles futuros cuadros de gobierno. Me refiero al radicalismo, a la liga de gobernadores y a buena parte del progresismo socialdemócrata liberal.
Argentina te destroza. Te destroza su poder judicial, su economía, sus medios de comunicación, su ignorancia, su falta de solidaridad, su egoísmo pequeño burgués, su sentido común. El poder real te destroza, destrozando a la Argentina para que la Argentina te destroce, y no la ames, y no la puedas amar aunque quieras, y no la sientas como propia, y te dé igual amarla o no amarla. Porque eso es lo que quieren, que te dé igual y no pelees por ella, porque si peleamos por ella al poder real le sale más caro, le cuesta más, y eso en el mundo de los mercaderes resulta intolerable.

Comentarios