Nos Disparan desde el Campanario.... Hasta en los procesos de dependencia hay matices.. por Gustavo Marcelo Sala
Entre liberación y dependencia,
elegiremos dependencia…
(Fallido del Dr. Deolindo F. Bittel en el acto de cierre de campaña del PJ en el año 1983)
Si tomamos en cuenta las últimas siete décadas no existen razones sólidas e irrefutables que nos motiven a pensar que la mayoría del pueblo argentino aspira a tener un perfil de país soberano, y esto no pasa solamente en el marco de su economía, su territorio y su alineamiento geopolítico sino además esta suerte de proceso colonizado, dependiente y necesitado de un tutor poderoso a quien darle la responsabilidad sobre nuestra ventura cruza de manera transversal a las relaciones sociales y a la cultura. Así, como a estas alturas, no nos puede sorprender que un pobre adhiera a un sistema excluyente, abusivo e inequitativo, tampoco nos debería sorprender que supuestos federales escojan dentro de sus preferencias a programas unitarios y etnocentristas, y menos aún que supuestos “nacionales” que abogan por una Argentina potencia tengan como carta magna la entrega de la soberanía nacional.
Podemos afirmar de manera atinada que desde el año 1955 ese sentimiento o ese paradigma independiente, autónomo y soberanista que tuvo sus inicios tímidamente hace un siglo de la mano de Hipólito Yrigoyen, profundizándose con la muchachada de Forja durante su lucha intelectual y política contra la anglófila y conservadora década infame, logró su máximo apogeo durante el primer peronismo y los diez años que duró su mandato democrático hasta su derrocamiento.
Desde aquel momento hasta nuestros días, durante las siguientes siete décadas, hubo un paulatino y a la vez sistemático proceso de colonización y desculturización por imposición, pues las clases altas y el establishment sabían que había que eliminar todo vestigio nacional del pasado reciente, cosa que se afianzó en resultados en todos los incisos sociales, económicos y políticos, en donde la educación secundaria jugó un rol cardinal en la formación a favor de ese desvío y apatía por lo nuestro, párrafos muy bien asumidos y asimilados por nuestra burguesía migrante de segunda generación y nuestra pequeña burguesía migrante de primera generación, las cuales nacieron prósperos con aquel primer peronismo soberano mencionado. Este exitoso proceso de sustitución cultural y dependiente, en esta caso pro-estadounidense, que nació en septiembre de 1955 solo se vio leventemente perturbado, y me refiero pura y exclusivamente a la política formal, con el arribo de la anomalía kirchnerista luego de la sangrienta salida de la segunda década infame del año 2002, esta vez neoliberal, en donde al igual que su predecesor soberanista está siendo sometida al escarnio global, desde dentro y desde fuera, con persecuciones sobre argumentos barbarizantes lindantes a lo herético.
Por eso me temo que cuando en el año 1989 Joaquín Sabina componía en Eclipse de Mar aquel verso que decía "El hombre de hoy es el padre del mono del año 2000”, nos lo estaba advirtiendo. Más allá de la resistencia y los esfuerzos de nuestras grandes mujeres y hombres de la cultura, el pensamiento y las artes es extremadamente complejo enfrentar sin constancia ni convicción a ese permanente bombardeo mediático que para colmo viene edulcorado con gotitas de autoayuda y emprendedurismo egocentrista.
El kirchnerismo, al igual que el primer peronismo, los conminó a desnudarse y desnudar sus intereses. Ahora están a la vista sus imperfecciones sociales, sus deformidades ideológicas, sus hedores antropófagos, su desinterés por los conceptos Nación, Patria y compatriota más allá de los chauvinistas momentos deportivos. Es esto por lo que más odian al kirchnerismo, por su característica natural de tamiz conceptual. Grupos de poder fácticos y adherentes que por su grosor paje y lacayo no han podido circular por entre el cedazo debiendo abandonar el disfraz de blancas y puras palomitas para exponer sin remilgos la oscuridad de los cuervos. Haber sido descubiertos hace dos décadas provocó la reacción colérica de los brutos y brutales, tanto fascistas, urbanos y rurales, como la de los liberoprogres honestitas palermitanos.
Pero no hablo solamente de los ocultos, de los mojigatos plutócratas, de los vasallos mediopelo, también hablo de muchos de los propios, incluso algunos de los que estuvieron gestionando peronismo y hoy están en el actual gobierno, como propagandistas y o funcionarios. El kirchnerismo obligó a pensar lo que era cada uno de nosotros, sincerarse con los demás, una pena que todo termine y que haya llegado el momento de comenzar a analizarlo en términos históricos. Por lo pronto considero que nadie a estas alturas puede ser engañado…
De todas maneras, y esto no significa para nada un consuelo, es bueno saber que infinidad de pueblos, a lo largo de la historia y en el presente, han decidido voluntariamente formar parte de imperios o hacer alianzas exclusivas y estratégicas con potencias cuyas tendencias autoritarias y palatinas fueron y son indisimuladas creyendo de ese modo obtener seguridades y una futura e imaginaria prosperidad, no obstante, en la gran mayoría de los casos, los resultados expoliatorios están a la vista y documentados, y solo lograron cierta bonaza algunas pocas sociedades que con el tiempo lograron autonomía gracias a la debacle de los imperios que las mantenían sojuzgadas, a las políticas soberanas a la hora de administrar sus recursos y sobre todo profundizando procesos de industrialización que promuevan el valor agregado local motorizando burguesías autóctonas, nacionales y marcas propias.
Por eso hasta en los procesos de dependencia hay matices sobre los cuales es necesario indagar y saber distinguir, temiendo que en la actualidad nadie se está deteniendo en su deconstrucción.
*Gustavo Marcelo Sala. Editor
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