Nos Disparan desde el Campanario…. Cine para kukas… Por Favio Camargo

 

 

Capear la nismeada en un arsenical como este, que enferma de tristeza, solo es posible con mucho cine. En esos momentos en los que uno no trabaja, no puede andar en bicicleta o escaparse a la playa.

Todos están comentando la última película del tal Francella y me disparó un recuerdo de la escuela primaria.

Corría 1992, “fiesta m3n3mista” a todo vapor. El antes mencionado se había vuelto tan masivo con un programa en los recién privatizados canales de TV que hasta salía en muñecos articulados, cartas, figuritas, armas de juguete y todo ese tipo de consumos dirigidos a un público infantil masculino. Una versión noventista de esas películas de los 70 de Palito Ortega persiguiendo “jipis” en un Falcon sin patente. Creo haberles contado en notas anteriores mi desagrado por las armas de juguete y ese tipo de películas. Por lo tanto a mí la serie me pasó de largo, como luego pasarían de largo “Los Simuladores” prefiriendo ver “Todo por 2 pesos”.

Segundo grado. Cuaderno de comunicaciones. La asistente social o algo así, hizo una encuesta:

-          ¿Cuantas horas de TV veíamos por día? y ¿Qué programas nos gustaban más?



Yo puse tres horas. El pájaro loco, los Pitufos, Historias de la Argentina Secreta y Benny Hill, eras mis preferencias…

Todos los varones de mi edad habían incluido dentro de sus respuestas el programa de Francella el cual como mencioné trataba de policías y ninjas que incluía un perro (real) que hablaba.

¿Resultado? Llamaron a mi viejo.

-          Sr. Camargo, su hijo es muy raro.

-          Dígame algo que no sepa, señora.

-          ¿Usted lo deja mirar Benny Hill?

Ya una vez le habían planteado una posible filosofía marxista oculta en Los Pitufos, por lo que más o menos manejaba la situación.

-          ¿Con esas muchachas tan ligeras de ropa? – le advirtió a mi Padre -

-          ¿Pasó algo importante? ¿Hizo algo malo? ¿Me puedo ir? – respondió para luego agregar: ¿Para esto me llamaron?

Los celulares no existían y cada vez que mi Papá salía del cuartel de bomberos lo hacía con un “Handy”, grande como un ladrillo (sin incluir la antena) por si había una emergencia.

¿Por qué tantas vueltas para hablar de una película de mierda?, me pregunto en estos días.

Tal vez hay gente que piensa que los “zurdos” somos tan básicos como para no poder separar la obra del artista.

¿Pero sabe qué pasa?

En lo personal los productos audiovisuales en los que participa Francella están dirigidos a un cierto público del que no soy parte. Ni hoy ni antes.

La película retrata argentinos porteños que se auto-perciben norteamericanos o aspiran a serlo. No hay entre los retratos un profesor o un enfermero que a pesar de un sueldo de mierda hace lo mejor que puede. Ni de un bombero voluntario, un científico o un productor hortícola en el medio de la nada. Son todos retratos denigrantes. Para convencernos de que somos lo peor. Una suerte de auto denigración, diría Jauretche.

Desde su privatización los canales de tv militan contra el Estado y martillan en la cabeza de la gilada desprevenida una persistente influencia individualista, una perspectiva porteña del país y un discurso y visión de la “Historia” proimperial. De esta forma explicaríamos de una manera clarita como el arsénico de nuestra aguas, como alguien vota contra sus propios intereses sin siquiera darse cuenta.

Existimos muchas clases de argentinos. Los originarios, los criollos y los que llegamos de forma más reciente. Por suerte no todos caímos en la deformación cultural promovida por ciertos medios y muchos peleamos por mantener nuestras costumbres y  las de nuestros antepasados en un entorno que no ayuda para nada. Es que con esto del cine, los “zurdos” somos un poco más complejos. Queremos un Sokúrov, un Tarkovsky, un Ken Loach, un Orson Welles o un Dardenne.

Los Stallone, los “Suar” y los Francella….ya tienen su público.



La “película” en sí propio, artísticamente hablando, no generó ninguna “polémica”, todo el espectro ideológico (excluyendo liberotarios) están de acuerdo que es una cosa bastante pedorra. Desde “Prensa obrera” a “La Nación”. No es “Metrópolis” que fue filmada hace cien años la cual todavía se mira y se estudia. De ésta no se va a acordar nadie en seis meses. ¿Alguien debate lo que filmó “Suar” el año pasado?

Quisieron tal vez copiar una antigua película inglesa con Alec Guinness…”Ocho sentencias de muerte”… quien bajó las reglas de la sátira hace ocho personajes… pero convengamos, comparar un Guinness con un Francella es como querer ganar el tour de France con la sangre limpia y en una bicicleta de panadería.

¿Han visto últimamente el “cine” que pasa la Televisión Pública?

Tal vez de esa infancia con Benny Hill viene mi gusto hoy por el cine de la época muda.

Y antes de olivarme, les cuento un poco de la realidad local.

A pesar de que el energúmeno derogó la ley de góndolas, aquí sigue vigente. Solo en oferta electoral. No malpiense. Además del producto original, se presentan dos marcas genéricas con el tradicional corte medieval del radicalismo dorreguense, envasado al vacío, con chispitas de inutilidad y maldad. Nostalgia por un videlazo disimulada (no incluida). Si bien hubo algunas figuras de la difunta UCR que se manifestaron a favor de las clases populares, estas fueron siempre marginales dentro de ese partido. Todas conservan la nostalgia intacta de volver al 3 de junio de 1943. Todas reprimieron ferozmente los reclamos de los trabajadores. Nació como un partido que cuestionaba la legitimidad política del “Roquismo”, no el fondo del modelo económico agoexportador desde luego. Eran personajes de clase alta, un poco culposos, pero nada más. No hay que olvidarse que el fundador de la “Liga patriótica”, que perseguía a militantes obreros/sindicales e inmigrantes, fue Manuel Carlés y que con aval de Yrigoyen y Alvear reprimieron a sangre y fuego entre otros, los conflictos obreros de la Patagonia y de los Talleres Vasena, dejando miles de muertos y heridos.

Hoy es un partido que cuestiona que el payaso papada insulte en redes a un niño autista de doce años, como antes le cuestionaba a M3n3m los gatos y los autos de carrera. Pero que al mismo tiempo le vota en el congreso para desfinanciar hospitales y universidades como antes Terragno impulsaba las mismas privatizaciones y destrucción de las empresas del Estado que luego materializó Cavallo, pero aquel lo hacía desde el “honestismo”.

Por una tiza y un puestito, no hay biblioteca (abierta) que valga.

-          Usté tiene cara de que votó a la borracha….

-          No podemos hablar de política…

-          Pero acá no estamos en la escuela….con la borracha…somo re losotro, don.

Me decía exultante un alumno hace unos meses al ver que la gendarmería apaleaba a unos pobres viejos por el televisor del café.

-          Por eso entre San Duhalde y año nuevo usted está rindiendo Historia y no en la playa, señor. Porque no sabe nada. Le tuve que contestar.

 

La sorpresa no sirve como excusa.

La ignorancia tampoco.

Yo no sabía que iba a pasar esto.

Nadie me avisó

Zurdos de mierda.

Viejos meados.

Niños autistas.

Putos.

Mogólicos.

Inválidos.

Ese es el lenguaje del personaje a cargo del ejecutivo. Y lo era también en campaña.

Me pregunto:

-          ¿“Lagente” entiende lo que lee o escucha?

¿No se puede hacer más lento?

Encuesta:

¿Precisamos más horas / meses / años de Historia en las escuelas?

Si

No

No sabe

No contesta.

Falsa encuesta.

Timbreo actuado.

Camisas color pastel.

Fotos onda norcoreanas.

El intendente mirando un bache.

Palmadita en la espalda.

Apretón de mano floja.

Más falso aún.

Sonrisa.

Clinck.

Caja.-

 

*Favio Camargo. Docente, estudiante del Profesorado de Historia en la Universidad Nacional del Sur

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