Nos Disparan desde el Campanario La Fábrica de Cretinos Digitales de Michael Desmuget (PDF)… análisis de María de las Nieves García Pareja
Desmuget, Michael. (2020), La fábrica de cretinos digitales.
Los peligros de las pantallas para nuestros hijos. Barcelona: Península. 442
pp. ISBN: 978-84-9942-933-5.
Hace apenas cinco años Michel
Desmurget —prestigioso neurocientífico francés y director de investigación en
el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de Francia— publicó
La fábrica de cretinos digitales. Los peligros de las pantallas para nuestros
hijos —premio Femina de las letras francesas—, una obra en la que aborda el
consumo digital y sus consecuencias en la niñez y la adolescencia.
El estudio —que se divide en dos
partes con varios capítulos y un epílogo— aborda los numerosos efectos nocivos
que el uso de la tecnología tiene en niños y adolescentes en pleno desarrollo
intelectual a través de ejemplos, gráficos, comparativas, análisis de estudios
anteriores y diversas investigaciones.
En un primer momento el autor muestra
los efectos que la utilización abusiva de dispositivos móviles desde edades
tempranas tiene en el hipocampo y el cerebelo de los jóvenes como lo demuestran
los numerosos y rigurosos estudios científicos que recoge en el libro y que
alarman de las nefastas consecuencias que acarrea en su salud y su aprendizaje.
Secuelas que son aún mayores si el adolescente proviene de una familia
desfavorecida ya que el tiempo de consumo es mayor y el control parental menor.
Asimismo, Desmurget señala que la
población no tiene conciencia de estos riesgos porque en los medios de
comunicación se vierten opiniones contradictorias que provienen de
especialistas pero también de personas no versadas en el tema que defienden los
intereses de las grandes compañías tecnológicas antes que los intereses
sociales. Supone —según el especialista— una dificultad importante para el
ciudadano determinar qué fuentes son fiables y sintetizar toda la información
que se emite a diario en los medios de comunicación en la científicas, lo que
provoca un aluvión de datos imposibles de procesar.
El autor demuestra que no existen
nativos digitales y que la tecnología no mejora en nada ningún cerebro según
las evidencias científicas existentes hasta el momento. Además, las
competencias que pueden aprenderse en un medio digital no se infieren —en su
mayor parte— a otros ámbitos de ahí que como ejemplifica Desmurget si un niño
aprende a jugar a un videojuego, solo aprende eso, ya que no puede extrapolar
ese aprendizaje a ningún ámbito de su vida.
La segunda parte de la obra se
destina a revisar las secuelas que sufren estos usuarios en su sistema
fisiológico tras el uso temprano y continuado de medios tecnológicos. La
duración o la eficiencia del sueño y la memorización de lo aprendido se ven
alterados, lo que conlleva nefastas repercusiones en el ámbito escolar y su
aprendizaje. La investigación recoge que las evidencias científicas aseguran
que el empleo de pantallas —ya sea con fines lúdicos o didácticos— provoca un
menor rendimiento escolar y un empobrecimiento en la salud de los estudiantes,
por ello es esencial que los menores no desarrollen una dependencia a la
tecnología desde edades tempranas para evitar problemas posteriores.
Por todo ello, el neurocientífico
asegura que es esencial la labor y el control de las familias que deben evitar
el uso de la tecnología antes de los seis años para promover un buen desarrollo
cognitivo y unos buenos resultados académicos. Es demoledor comprobar que el
uso continuado de estos dispositivos a edades tempranas afecta a la interacción
humana, al lenguaje del niño y a su capacidad de concentración atacando los
pilares básicos de la identidad humana.
El estudio de Desmurget demuestra —en
conclusión— que las pantallas afectan al lenguaje, la concentración, la memoria
y el aprendizaje de los niños y los adolescentes que se mezclan datos poco
fiables, argumentos falaces o pruebas sin demostrar con evidencias señalando
que todo ello es un problema de salud pública que los gobiernos deben abordar y
del que la sociedad debe preocuparse. Una obra que no debería pasar
desapercibida para nadie si queremos tener un desarrollo pleno y vivir en una
sociedad íntegra.
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