Obra de León Ferrari
Fuente: El Viejo Topo!
Link de origen:
https://www.elviejotopo.com/topoexpress/la-guerra-como-religion/
LA NUEVA RELIGIÓN DE MASAS ES EL
CULTO A LA GUERRA
Una secuencia de tres etapas puede
describir la disolución de la matriz religiosa de nuestras sociedades: religión
activa (creencia y práctica regular), religión zombi (incredulidad acompañada
de la supervivencia de valores morales y sociales) y, finalmente, religión cero
(desaparición completa).
Inicialmente apliqué este esquema al
cristianismo, en todas sus variantes —católica, protestante y ortodoxa— y luego
lo extendí a los otros dos grandes monoteísmos, el judaísmo y el islam,
centrándome en este último caso en el componente chií. Así, podemos describir
para Escandinavia, por ejemplo, una secuencia típica: «protestantismo activo,
protestantismo zombi, protestantismo cero». Para Irán: «chiismo activo, chiismo
zombi», con la posibilidad futura de un «chiismo cero». En Israel, sin embargo,
la secuencia parece ya completa: «judaísmo activo, judaísmo zombi, judaísmo
cero».
El caso israelí, al igual que el
estadounidense, requiere mayor investigación: en ambos países han surgido
nuevas religiones. En Estados Unidos, un evangelismo delirante; en Israel, un
judaísmo ultraortodoxo. Dos fenómenos indudablemente religiosos, pero que
representan innovaciones radicales: el primero poscristiano, el segundo
posjudío.
Nunca en la historia del
protestantismo ha existido un dios tan «cool», un repartidor de recompensas
monetarias sin ninguna referencia a la moral. Nunca en la historia del judaísmo
ha habido un crecimiento tan exponencial de una clase de vagos que viven de las
prestaciones estatales y del trabajo de sus esposas, empeñados en vagar sin
rumbo por la Torá. Lo que estas dos nuevas religiones tienen en común es el
rechazo a la ética del trabajo que fue fundamental tanto para el protestantismo
como para el judaísmo tradicional.
Sin embargo, estas no son las
innovaciones más relevantes para comprender el fenómeno religioso en el mundo
poscristiano y posjudío. Como ya se escribió en La derrota de Occidente,
el vacío dejado por el cristianismo genera una divinización del propio vacío:
un nihilismo que busca la destrucción de las cosas, los hombres y la realidad.
El nihilismo es la matriz de las religiones emergentes. Pero la verdadera nueva
religión de masas es el culto a la guerra.
Paradójicamente, o quizás
lógicamente, esta novedad nos retrotrae al pasado, antes del monoteísmo. La
historia de la humanidad está llena de religiones guerreras o dioses de la
guerra: Ares y Atenea para los griegos, Indra para los indoarios, Ningirsu en
Sumer, Sekhmet en Egipto, sin olvidar a Tutatis, el dios celta conocido gracias
a Astérix. Nuestros antepasados galos eran, después de todo, simples
cazadores de cabezas.
Durante una conversación en el
canal Fréquence Populaire con Diane Lagrange, a propósito del más
reciente ataque conjunto estadounidense-israelí contra Irán, evoqué –un tanto
provocativamente– al dios azteca de la guerra, Huitzilopochtli, como posible
deidad de la nueva religión bélica estadounidense-israelí.
Pero gracias al Pentágono, podemos
hacerlo mejor. El nombre dado a la operación para bombardear las instalaciones
nucleares iraníes, Martillo de Medianoche, nos señala a la deidad perfecta. El
martillo es el instrumento y símbolo de Thor, el dios escandinavo —y más
ampliamente germánico— de la guerra. Un martillo con mango corto, que regresa a
la mano de su dueño tras golpear. Thor es, hoy en día, el dios favorito de los
neonazis. Y su tierra natal, Escandinavia, se ha convertido hoy en el epicentro
de un impresionante resurgimiento belicista.
Propongo, por lo tanto, llamar a esta
nueva religión de guerra, que reemplaza al monoteísmo y su moralidad en las
sociedades protestante y judía, el «culto a Thor». Para fijar este concepto en
la mente, se necesitan imágenes. ¿Por qué no reemplazar las estrellas de las
banderas estadounidense e israelí con el martillo de Thor? Cincuenta y un
minimartillos blancos, en la esquina superior izquierda de la bandera
estadounidense; un solo martillo azul, en el centro de la bandera israelí. Thor
es el verdadero Dios de Estados Unidos e Israel.
Fuente: Open substack
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