Fuente: El Viejo Topo
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https://www.elviejotopo.com/topoexpress/una-nueva-teoria-del-desarrollo/
NUEVAS TEORÍAS DE DESARROLLO PARA
SALIR DE LA DEUDA
En las últimas dos décadas, la deuda
externa de los países en desarrollo se ha cuadruplicado hasta
alcanzar los 11.4 billones de dólares (2023). Es importante comprender que este
dinero adeudado a acreedores extranjeros equivale al 99% de los ingresos por
exportaciones de los países en desarrollo. Esto significa que casi cada dólar
ganado por la exportación de bienes y servicios es un dólar adeudado a un banco
extranjero o a un tenedor de bonos. Por lo tanto, los países del Sur Global se
limitan a vender sus bienes y servicios para pagar las deudas contraídas por
proyectos de desarrollo, el colapso de los precios de las materias primas, los
déficits públicos, la pandemia de COVID-19 y la inflación originada por la
guerra de Ucrania. La mitad de la población mundial (3.300 millones) vive en
países que destinan más
de su presupuesto a pagar los intereses de la deuda que a pagar los servicios
de educación o salud. En el continente africano, de los cincuenta y cuatro
países, treinta y cuatro gastan más en el
pago de la deuda que en la sanidad pública. La deuda se cierne sobre el Sur
Global como un buitre, listo para devorar el cadáver de nuestras sociedades.
¿Por qué están endeudados los países?
La mayoría de los países están endeudados por varias razones:
Cuando obtuvieron la independencia
hace aproximadamente un siglo, sus antiguos gobernantes coloniales los dejaron
empobrecidos.
Pidieron dinero prestado a sus
antiguos gobernantes coloniales a tipos de interés elevados para proyectos de
desarrollo, lo que hizo imposible el reembolso, ya que los fondos se utilizaron
para proyectos públicos como puentes, escuelas y hospitales.
Las desiguales condiciones
comerciales (exportación de materias primas a bajo precio para importar
productos acabados a alto precio) agravaron aún más su débil situación
financiera.
Las despiadadas políticas de las
organizaciones multilaterales (como el Fondo
Monetario Internacional, FMI) obligaron a estos países a recortar el gasto
público interno tanto para consumo como para inversión y, en su lugar, a pagar
la deuda externa. Esto puso en marcha un ciclo de bajas tasas de crecimiento,
empobrecimiento y endeudamiento.
Atrapados en la red de
deuda-austeridad-bajo crecimiento-endeudamiento externo-deuda, los países del
Sur Global abandonaron casi por completo el desarrollo a largo plazo en favor
de la supervivencia a corto plazo. La agenda de la que disponían para hacer
frente a esta trampa de la deuda estaba totalmente motivada por la conveniencia
del reembolso y no por el desarrollo. Por lo general, se promovieron los
siguientes métodos en lugar de una teoría del desarrollo:
Alivio y
reestructuración de la deuda. Buscar una reducción de la carga de la deuda
y una gestión más sostenible de los pagos de la deuda a largo plazo.
Un llamamiento a la inversión
extranjera directa (IED) y un intento de impulsar las exportaciones. Aumentar
la capacidad de los países para obtener ingresos para pagar esta deuda, pero
sin ningún cambio real en la capacidad productiva del país.
Recortes del gasto
público, en gran medida una merma del gasto social. Cambiar el panorama
fiscal para que un país pueda utilizar más de su riqueza social para pagar a
sus tenedores de bonos extranjeros y ganarse la “confianza” en el mercado
internacional, pero a expensas de la vida y el bienestar de sus ciudadanos.
Reformas fiscales que beneficien a
los ricos y reformas del mercado laboral que perjudiquen a los trabajadores.
Recortes fiscales para animar a los ricos a invertir en su sociedad, lo que
ocurre muy raramente, y un cambio en las leyes sindicales para permitir una
mayor explotación de la mano de obra para aumentar el capital de inversión.
Reforma institucional para garantizar
una menor corrupción mediante
un mayor control internacional de los sistemas financieros. Abrir el proceso
presupuestario de un país a la gestión internacional (a través del FMI) y
permitir que economistas extranjeros controlen la toma de decisiones fiscales.
Cada uno de estos enfoques por
separado y todos ellos juntos, no proporcionaron ninguna evaluación clara de
los problemas subyacentes que produjeron la deuda, ni ofrecieron una vía para
salir de la dependencia de la deuda.
En efecto, si este es el mejor
enfoque disponible, entonces los países en desarrollo necesitan una nueva
teoría del desarrollo.
A estas alturas, se entiende que la
entrada de Inversión Extranjera Directa (IED) y la exportación de productos
básicos a bajo precio no aumentan por sí solas el producto interno bruto (PIB)
de un país en desarrollo. De hecho, la IED, en una época de liberalización
financiera y sin control de capitales, puede crear enormes problemas para un
país pobre, ya que el dinero puede desestabilizar la economía. Esto último
requiere inversiones a largo plazo en lugar de transacciones de dinero
especulativo.
Las investigaciones de Global
South Insights (GSI, por su siglas en inglés) y Tricontinental:
Institute for Social Research muestran que
no es la IED la que aumenta el PIB a largo plazo, sino que existe una alta
correlación entre el aumento de la inversión neta de capital fijo y el
crecimiento del PIB (la inversión neta de capital fijo es el aumento del gasto
en capital social por encima de la depreciación). En otras palabras, si un país
invierte dinero para aumentar su capital social, verá un aumento secular en su
tasa de crecimiento. Esa es la razón por la que países como China, Vietnam, India
e Indonesia han mantenido altas tasas de crecimiento en un período en el que la
mayoría de los países (por ejemplo, en el Norte Global) han tenido tasas de
crecimiento bajas o negativas (especialmente si se tiene en cuenta el aumento
de la inflación). Incluso el Banco Mundial está de acuerdo en
que la salida de la “trampa del ingreso medio” consiste en aumentar la
inversión, introducir tecnologías del extranjero e innovar internamente en materia
de tecnologías (lo llaman el “método 3i”). En el centro del proyecto debe haber
un aumento de la inversión neta de capital fijo.
Nuestra investigación muestra que a
medida que el PIB crece, la esperanza de vida también aumenta. Hay muchos
elementos que requieren investigación: por ejemplo, si la calidad del
crecimiento del PIB mejora (más industria, mejor gasto social), ¿qué efecto
tiene esto en los resultados sociales? Hablar de la calidad del PIB es plantear
cuestiones de asignación de la riqueza social a sectores específicos, lo que
pone de manifiesto la importancia tanto de una planificación económica sólida
como de una política fiscal adecuada que no esté motivada por el pago a los
tenedores de bonos extranjeros, sino por la construcción a largo plazo del
capital fijo neto en un país.
Pero, ¿cómo se consigue la
financiación necesaria para pagar las deudas y acumular capital social? No es
imposible, ya que la mayoría de los países en desarrollo son ricos en recursos
y solo necesitan desarrollar la capacidad para gestionarlos. Las respuestas
podrían encontrarse menos en las leyes de la economía que en las relaciones
desiguales de poder en el mundo. Con la agitación del
orden mundial, ahora podría haber una oportunidad para crear nuevas estrategias
financieras para el desarrollo.
La base de una conversación sobre la
teoría de desarrollo no debería ser cómo sostener una economía en una espiral
de deuda permanente que conduce a la desindustrialización y la desesperación.
En su lugar, debería tratarse de cómo romper ese ciclo y entrar en un período
de industrialización, reforma agraria, crecimiento y progreso social. Es esta
idea la que nos motiva a iniciar una nueva conversación, no sobre la necesidad
de tal o cual política económica para salvar una mala situación, sino sobre una
nueva teoría del desarrollo en su conjunto.
Fuente: Globetrotter
y No Cold War Perspectives
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