Nos Disparan desde el Campanario La nueva estrategia económica de EE.UU (II): la explosión controlada… por Alejandro Marcó del Pont
Fuente: El Tábano Economista
Link de Origen:
Esta es la guerra comercial 2.0: cómo EE.UU.
usa los aranceles para reinventar su economía
(El Tábano Economista)
Como analizamos en la primera entrega
sobre la
nueva estrategia económica de EE.UU., las acciones implementadas por el
gobierno de Donald Trump avanzan según lo previsto. Sin embargo, conviene
recordar los objetivos iniciales: reducir las tasas de interés, refinanciar la
deuda pública y devaluar el dólar. Estas medidas, diseñadas para ser
coordinadas con los socios comerciales de EE.UU., incluían dos pilares clave:
Compra de bonos del Tesoro por
parte de aliados para reestructurar la deuda.
Evitar una guerra de divisas, que
desestabilizaría los mercados globales.
El escenario alternativo, en caso de
resistencia, siempre fue una guerra comercial. Y ahora estamos viendo sus
primeros efectos.
Un día después de que el presidente
Trump anunciara aranceles radicales que sacudieron los mercados de valores de
todo el mundo, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años, que afecta el
coste de los préstamos de todo tipo, se desplomó la mañana del jueves 3 de
abril por debajo del el 4,00%, desde el 4,20% del día anterior, es decir, a su
nivel más bajo desde mediados de octubre. El repunte
de los bonos —cuando los precios de los bonos suben, los rendimientos,
las tasas de interés, bajan— se produjo en medio de una ola de ventas de
acciones a nivel mundial que hizo caer al
S&P 500 más de un 4% en las operaciones.
La primera idea, que los rendimientos
de los bonos del Tesoro cayeran a un mínimo de casi seis meses, es consistente
con lo que Trump promovió en su campaña: una bajada de las tasas de
interés, el Acuerdo de Mar-a-Lago, y desde su regreso a la Casa Blanca ha
pedido repetidamente a la Reserva Federal que las recorte. Como vimos, el
rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años ha disminuido desde la
investidura de Trump.
El índice del dólar ha caído un 4% en
2024, su peor inicio de año desde 2016. El 2 de abril, la moneda estadounidense
se depreció frente al euro, el yen y el franco suizo, reflejando la huida de
inversores hacia activos «refugio». La devaluación busca hacer más competitivas
las exportaciones de EE.UU., pero depende de que otros países no respondan con
devaluaciones competitivas.
Hasta ahora lo explosión controlada
está consiguiendo las reacciones esperadas. Los bonos caen y, por lo tanto, el
interés de la deuda es menor, el dólar se devalúa y si no hay una guerra de
monedas y los países no devalúan de manera competitiva, la idea de mercancías
competitivas americanas se afianza. Aunque, como veremos, quedan algún
comentario en el tintero.
Debe quedar claro que la guerra
comercial y la guerra de divisas son dos tipos de conflictos
económicos entre países, pero tienen diferencias clave en sus objetivos y
mecanismos: las guerras comerciales son conflictos en donde los países
imponen barreras comerciales (como aranceles, cuotas o prohibiciones)
para proteger sus industrias nacionales o presionar a otros países. El objetivo
es reducir el déficit comercial, sustituir importaciones, proteger empleos
locales o castigar a un rival económico.
Mientras la guerra
comercial se centra en aranceles (protegiendo industrias locales),
la guerra de divisas implica manipular el valor de la moneda para
ganar competitividad. Trump está librando la primera, pero evita la segunda…
por ahora.
Las medidas proteccionistas de Trump
han sido el detonante: China impuso un arancel del 34% a productos
estadounidenses, pero evitó devaluar el yuan, limitando el conflicto a lo
comercial. Mientras la engañosa tabla de Moisés–Trump comenzó a dar sus frutos.
Vietnam solicitó negociaciones para reducir aranceles y dar un respiro a los
fabricantes de zapatillas. El gobierno vietnamita había solicitado a Estados
Unidos la suspensión de los aranceles del 46% anunciados por Trump.
Hay riesgos y contradicciones en las
medidas. Por ejemplo, ¿se podría ir hacia una recesión planificada? Bueno,
Jerome Powell, presidente de la Fed, advirtió que los aranceles de Trump
podrían acelerar la inflación y frenar el crecimiento. Paradójicamente, esto
podría servir al plan: inflación más alta reduce el valor real de la
deuda. Una recesión obligaría a recortar tasas de interés, y derrumbar el
valor del petróleo, otro objetivo de Trump.
Los aranceles han sido
excepcionalmente altos para llegar a los que la administración republicana o el
Proyecto 2025 quieren, resetear la economía, negociar con los países que
quieran sortear la recesión comprando bonos o apoyando la devaluación del
dólar.
Aun así, debe tenerse en cuanta que
las importaciones y exportaciones estadounidenses ya no son la fuerza decisiva
del comercio mundial. La participación del comercio estadounidense en el
comercio mundial, aunque no es pequeña, representa actualmente el 10,35 %. Sin
embargo, esta cifra ha disminuido respecto al 14 % de 1990. En contraste, la
participación de la UE en el comercio mundial es del 29 % (frente al 34 % de
1990), mientras que los llamados BRICS ahora tienen una participación del 17,5
%, frente a tan solo el 1,8 % de 1990.
Según el economista Michael Roberts,
Estados Unidos mantiene un enorme déficit comercial con China debido a la gran
cantidad de sus productos que importa a precios competitivos. Esto no fue un
problema para el capitalismo estadounidense hasta la década del 2000, ya que el
capital estadounidense obtenía una transferencia neta de plusvalía de China, a
pesar de su déficit comercial. Sin embargo, a medida que el déficit tecnológico
de China con Estados Unidos comenzó a reducirse en el siglo XXI, estas
ganancias comenzaron a desaparecer. Aquí
radica la razón geoeconómica del inicio de la guerra comercial y tecnológica
contra China.
Los aranceles de Trump no serán una
liberación, sino solo aumentarán la probabilidad de un nuevo aumento de la
inflación interna y una caída en recesión que, según estimo, son ambas
consecuencias aceptadas por sus ejecutores. Incluso antes del anuncio de los
nuevos aranceles, existían indicios significativos de que la economía
estadounidense se estaba desacelerando a un ritmo alto. Los inversores
financieros ya están evaluando la «guerra comercial más absurda de la historia»
de Trump vendiendo acciones. Las acciones de los antiguos “Siete Magníficos” estadounidenses
(Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta, Nvidia y Tesla) ya se encuentran en
un mercado bajista, es decir, han perdido más del 20 % de su valor desde
Navidad.
Esta no es una guerra comercial
cualquiera, sino un intento de «resetear» el sistema económico en favor de
EE.UU. Para eso están los aranceles. El problema es que, en explosiones
controladas, siempre hay chispas impredecibles.
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*Alejandro Marcó del Pont, Licenciado en Economía de la UNLP. Autor y
editor del sitio especializado en temas económicos El Tábano Economista,
columnista radial, analista
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