Nos Disparan desde el Campanario Urge el armado de un frente multipartidario antifascista… por Gustavo Marcelo Sala

 

 

Así como el mundo, no sin dificultades, diseñó una alianza estratégica, política y militar para enfrentar al fascismo durante la década del cuarenta del siglo pasado, más allá de sus diferencias ideológicas, es hora de que nuestros dirigentes democráticos depongan sus particularidades para abordar la problemática del enemigo urgente. Hoy, en nuestra Patria, los vientos fascistas soplan cada vez con más virulencia, y no nos debe conformar la simplista argumentación de que se trata de un clima epocal de carácter global, luego de tanta sangre derramada no es posible que nos permitamos casi de manera pasiva abandonar la memoria de los mártires. Aquellos temores infundados y propagandísticos, por derecha, por izquierda y progresistas, que estigmatizaron con falacias de toda clase y tenor al kirchnerismo son una realidad tangible de manos libertarias, la tienen allí, tanto en dialéctica como en praxis, todo ciudadano que no acuerda con el poder establecido es amenazado, extorsionado o perseguido por un establishment que ha primero cooptado y luego destruido todos los resortes democráticos y constitucionales de control institucional.    

El enemigo urgente es La Libertad Avanza, núcleo en donde anidan los que financiaron el intento de asesinato contra Cristina Fernández y que en estos días amenazaron descaradamente y a cara lavada en el Congreso al Diputado Manes, evento que no se daba desde la década infame cuando las amenazas y posterior asesinato del Diputado y Senador electo Enzo Bordabehere, bala que tenía como destinatario a Lisandro de la Torre.

Nos es tiempo de discutir sobre las responsabilidades políticas sobre cómo arribamos a este presente, las hay muchas y nadie está exento de sus decires, silencios, actitudes y omisiones, hoy nos debe convocar la recuperación de la república, el enemigo no tiene límites y profundizará sus ignominias reaccionarias contra el pueblo y su libertad en la misma medida que no encuentre una acción política que se le oponga con decisión y coraje cívico.

Con el fascismo no se debate ni se dialoga, al fascismo se lo combate en todos los campos institucionales, con herramientas democráticas plurales, activas y participativas, por caso creando urgentemente una mesa multipartidaria nacional para el salvataje de la democracia y la República, algo similar a lo surgido durante la dictadura militar en 1981, en donde la recuperación de los valores políticos democráticos fue el excluyente paradigma a seguir por parte de toda la dirigencia. El republicanismo debe aislar y exponer al fascismo y su crueldad, exhibir sus verdaderos rostros. Las dificultades son las mismas que entonces pues aquel gobierno totalitario tenía como este el beneplácito del poder judicial y el amén de los medios de comunicación dominantes.

Tal vez no tengamos en este momento dirigentes de la talla de Raúl Alfonsín, Oscar Alende, Carlos Auyero, Augusto Conte Mac Donell, Luis León, Torcuato Fino, entre otros, o un dirigente de derechas del calibre intelectual de Pablo González Bergés; releer el documento “Antes de que sea Tarde”, en donde se advierte sobre la cercana desintegración social que se percibía en el horizonte de persistir con aquella lógica política, sería de enorme validez para entender este tiempo de ignominia, violencia, ambigüedad, turbiedad y caos. Pues deberán aparecer desde la entrañas del pueblo; los partidos políticos tienen la obligación de recrear nuevas cosmogonías, generosas y altruistas visiones entendiendo que una afección muy grave ha invadido nuestro cuerpo social en donde resulta necesario aplicar una rápida respuesta política para recuperar una democracia subsumida a los intereses económicos concentrados, de baja intensidad, fácilmente vulnerable y tiranizable.

 

*Gustavo Marcelo Sala. Editor


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Gustavo Marcelo Sala

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Comentarios

  1. Ni los radicales, ni los peronistas, ni los progresistas, ni la izquierda, ni los democratas cristianos, ni los socialdemócratas, ni los liberales, ni los conservadores lo han hecho bien, siendo oficialismo u oposición. Podemos establecer períodos, tal vez los dos primeros años de Alfonsín, los ochos años iniciales del kirchnerismo, pero nada más. Tampoco lo hizo bien la justicia, y menos los medios de comunicación. El fascismo es la triste respuesta a tanta mediocridad. Una respuesta más mediocre aún además de violenta y antidemocrática.

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