Nos Dispara desde el Campanario De la guerra a la diplomacia a los negocios… por Alejandro Marcó del Pont
Fuente: El Tábano Economista
Link de Origen:
https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2025/03/05/de-la-guerra-a-la-diplomacia-a-los-negocios/
En el negocio bélico
las élites determinarán
el futuro de Europa
(El Tábano Economista)
Mientras el gobierno estadounidense
ha sido tradicionalmente dominado por las élites, Donald Trump ha rodeado su
segundo mandato con una nueva cohorte de corporaciones y funcionarios. Aunque
una de sus promesas de campaña fue derrocar a las “élites corruptas” que, según
él, han inundado la política estadounidense, su administración ha creado una
especie de “anti-élites” para luchar contra las élites tradicionales. Sin
embargo, lo que está quedando claro es que no hay negociaciones estratégicas
genuinas, sino acuerdos entre corporaciones ganadoras y perdedoras que buscan
beneficios propios bajo la fachada de arreglos multilaterales.
Esta dinámica se hace evidente en las
negociaciones por la paz en Ucrania. Recientemente, Estados Unidos y Rusia se
reunieron en Arabia Saudita para discutir posibles soluciones al conflicto y
reiniciar las relaciones bilaterales. Lo llamativo no fue solo el contenido de
las conversaciones, sino la composición de las delegaciones.
Por el lado ruso, la delegación
incluyó al ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, y al asesor de
política exterior Yuri Ushakov. Sin embargo, la figura más intrigante fue
Kirill Dmitriev, director ejecutivo del Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF).
Graduado de Stanford y Harvard, nacido en Kiev, y con experiencia en Goldman
Sachs y McKinsey, Dmitriev representaba los intereses económicos detrás de
la diplomacia rusa.
Por el lado estadounidense, la
delegación estuvo compuesta por el secretario de Estado Marco Rubio, el asesor
de seguridad Mike Waltz y Steve Witkoff, un magnate inmobiliario y socio
de golf de Trump. Witkoff, fundador de una empresa de desarrollo
inmobiliario con propiedades en Manhattan, Los Ángeles y Miami, no es
exactamente el perfil típico de un enviado diplomático. Su presencia en la
reunión sugiere que los intereses comerciales jugaron un papel central en las
negociaciones.
Diez días después de la reunión,
el Financial
Times reveló lo que se conoció como el “plan de Warnig”, una
iniciativa de Matthias Warnig, CEO de la empresa matriz de Nord Stream 2, el
gasoducto que conecta Rusia con Alemania. Con una capacidad de 27.500 millones
de metros cúbicos de gas, el gasoducto nunca ha sido utilizado debido a las
sanciones impuestas a Rusia. El plan propone levantar estas sanciones a cambio
de compensar a las empresas estadounidenses que perderían su exclusividad en
las exportaciones de gas natural licuado a la Unión Europea.
Nord Stream 2 AG, la empresa matriz
del gasoducto, recibió en enero una suspensión excepcional de los
procedimientos de quiebra por cuatro meses. Según documentos judiciales, la
nueva administración Trump y las elecciones alemanas podrían tener un impacto
significativo en el futuro del gasoducto. Aunque Gazprom es el propietario del
100% del gasoducto, cinco compañías energéticas europeas (Shell, Uniper, OMV,
Engie y Wintershall) financiaron la mitad de su construcción. Estas empresas
han cancelado sus deudas, pero la propiedad del gasoducto podría dar a los inversores
estadounidenses una palanca para controlar los flujos de gas ruso a Europa, un
mercado clave para las exportaciones estadounidenses de gas natural licuado.
El siglo XX fue la era de la “rebelión
de las masas”, pero el siglo XXI, según el antropólogo Arjun Appadurai, se
caracteriza por la rebelión
de las élites. El éxito del populismo trumpiano, que se presenta como una
revuelta de los estadounidenses comunes contra las élites, oculta el hecho de
que una nueva élite ha expulsado del poder a la élite demócrata que gobernó
durante casi cuatro años. Esta “élite alternativa” busca reemplazar a las
élites tradicionales y redefinir el poder en Estados Unidos.
El apoyo de la Unión Europea a la
guerra en Ucrania es un claro ejemplo de cómo las élites europeas y las
corporaciones perdedoras del globalismo, especialmente en el sector bancario y
bélico, buscan mantener su influencia. Estas élites, compuestas por
empresarios, líderes de la industria, celebridades, académicos y medios de
comunicación, han influido en las elecciones y en la política en general.
Las élites que apoyan a los demócratas
incluyen el sector tecnológico (Silicon Valley), con empresas como Google,
Apple, Facebook (Meta) y Amazon, que han mostrado apoyo en temas como la
innovación y el cambio climático. Sin embargo, muchas de estas empresas se han
“reconvertido” en lo que se ha denominado la “Musk oligarquía”, alineándose con
intereses más amplios.
Por otro lado, las élites que apoyan
a Donald Trump incluyen el sector de combustibles fósiles, con empresas como
ExxonMobil y Chevron, que se benefician de las políticas de desregulación
ambiental. El sector inmobiliario y de construcción, así como los medios de
comunicación conservadores, como Fox News y Breitbart, también han sido aliados
clave de Trump.
Las élites perdedoras, como
BlackRock, la banca Rothschild y Emmanuel Macron, representan a aquellos grupos
que no han logrado adaptarse a los cambios políticos y económicos. BlackRock,
por ejemplo, ha visto disminuir su influencia en algunos sectores, mientras que
Macron y las élites tecnocráticas de la Unión Europea enfrentan críticas por su
desconexión con los ciudadanos.
El complejo industrial militar sigue
siendo un actor clave en conflictos como la guerra en Ucrania, donde empresas
occidentales proveen armas y tecnología a las fuerzas ucranianas. Empresas como
Lockheed Martin, Raytheon Technologies y Northrop Grumman dominan el mercado
estadounidense, mientras que, en Europa, Airbus, BAE Systems, Leonardo y
Rheinmetall son líderes en la producción de sistemas de defensa.
Bruselas ya ha destinado 842.000
millones de euros para fortalecer a Europa, de los cuales aproximadamente el
70% (584.000 millones) irá a la industria bélica estadounidense. Este acuerdo
no es un desaire a Europa, sino una complicidad para generar deuda y financiar
el negocio de la guerra. La silla que Europa ha perdido en esta discusión es la
de los negocios de las élites, que ahora incluyen a Rusia y, probablemente,
también a China.
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*Alejandro Marcó del Pont, Licenciado en Economía de la UNLP. Autor y
editor del sitio especializado en temas económicos El Tábano Economista,
columnista radial, analista
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