Nos Disparan desde el Campanario Tecnología e inteligencia artificial: la advertencia del filósofo chino Yuk Hui
Fuente: Bloghemia
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https://www.bloghemia.com/2025/02/tecnologia-e-inteligencia-artificial-la.html
Yuk Hui cuestiona la inteligencia
artificial y propone la tecnodiversidad frente al monopolio tecnológico.
El filósofo Yuk Hui ofreció en enero de 2024 un diálogo en Donostia, donde abordó su concepción de la tecnodiversidad frente al paradigma dominante de Silicon Valley. Su pensamiento ha generado un amplio debate sobre el futuro de la tecnología y la inteligencia artificial. La siguiente entrevista fue publicada originalmente en euskera en el semanario Argia, en su edición del 10 de marzo.
Actualmente te dedicas a la filosofía
de la tecnología, pero en un principio estudiaste ingeniería informática. ¿Cómo
surgió tu inclinación por la filosofía?
Cuando estudiaba ingeniería
informática me interesaba mucho la inteligencia artificial (IA), y tomaba
tantas clases como pudiera en este campo. Así me di cuenta de que muchas
preguntas dentro de la IA son realmente filosóficas: ¿Qué es la percepción?
¿Qué es la inteligencia? ¿Qué es la acción moral? Como ingeniero informático no
te haces estas preguntas. Aprendes a programar. Copias, pegas y
reorganizas los algoritmos desarrollados por otros, pero todas esas
preguntas filosóficas subyacen. Entonces me pasé a la filosofía. Por
casualidad conocí al filósofo Ben Stiegler que influyó mucho en mí y se
convirtió en mi tutor.
En uno de tus primeros libros
abordaste la cuestión de la filosofía en China. ¿Cómo se inició esta
investigación?
Es una larga historia. Se puede
hablar de tecnología de diversas maneras, por ejemplo, de la tecnología necesaria
para hacer una mesa, pero también de la tecnología como concepto. O de otro
concepto asociado, el concepto de naturaleza. ¿Qué es la naturaleza? ¿Hay algo
que se puede llamar naturaleza? En los últimos 20 años se han realizado
numerosos trabajos antropológicos para cuestionar el concepto de naturaleza.
Entre otras cuestiones, se ha argumentado que el concepto de naturaleza, tal y
como lo conocemos hoy, producto del modernismo europeo, se basa en la oposición
entre naturaleza y cultura. El concepto de naturaleza no se puede aislar de su
contexto, por lo que siempre habrá varias naturalezas.
Mientras leía todo esto, me
preguntaba qué pasaba entonces con el concepto de tecnología. La naturaleza
está relacionada con otros conceptos como tecnología, artificialidad, cultura,
etc. Entonces, si hay varias naturalezas, ¿habrá varias tecnologías? Esa fue mi
primera pregunta.
Se sabe que antes del siglo XVI
la tecnología y la ciencia estaban mucho más desarrolladas en China e
India que en Europa. Pero en el siglo XVI algo cambió radicalmente Eso
significa que, probablemente, existieron hasta ese siglo diferentes
pensamientos tecnológicos. Había conceptos o concepciones diferentes de la
tecnología que permitieron que, en China, en India o en Japón se desarrollaran
otras formas de actuar con su entorno.
¿Basándose cada cual en sus propias
creencias y culturas?
Sí, basándose en la cosmología
propia. Las cosmologías también sirven de regulación. Por ejemplo, no pescarás
pescado pequeño, porque de lo contrario te quedarás sin nada para el año
siguiente. Todo ello se basa en diferentes asunciones cosmológicas,
epistemológicas y ontológicas. Ante peguntas como ¿qué es una cosa? ¿qué es un
animal? ¿qué es un árbol? ¿qué es la vida?, las respuestas variarán según el lugar
desde donde sean formuladas. Y estas constelaciones de pensamiento permitirán
el desarrollo de una determinada tecnología. Al mismo tiempo, se limitarán
determinados desarrollos tecnológicos.Sabrás que, según tu cosmología, algunas
cosas no deberían desarrollarse.
En el caso de China, por ejemplo, los
conceptos de Tao y Qi fueron muy importantes.
He intentado reconstruir el
pensamiento tecnológico chino. Para eso, he tomado dos categorías
filosóficas antiguas, Tao y Qi. El pensamiento chino habla desde el
principio de la conjunción de estos dos conceptos, pero dicha línea no se ha
articuló posteriormente. De hecho estos conceptos están prácticamente
olvidados, en principio a causa de la introducción de la modernización europea
y después porque el marxismo se convirtió en la ideología oficial china. Y
estos otros enfoques tecnológicos no han sido explorados.
¿Cuál era tu objetivo al llevar a
cabo esta investigación? ¿A qué conclusiones llegaste?
La tecnología siempre presupone
ciertas concepciones cosmológicas, epistemológicas y ontológicas según el lugar
del mundo en el que se desarrolle. No existen lógicas puramente racionales y
universales puras, siempre están localizadas en un lugar determinado, con
ciertas creencias que las posibilitan y las limitan al mismo tiempo. Es posible
analizar todo esto sistemáticamente. En el caso de China tomé dos conceptos
antiguos y reconstruí aquel pensamiento, pero eso no es más que un ejemplo. De
la misma manera se puede reconstruir el pensamiento tecnológico de territorios
como Africa o América Latina.
Así quizá entenderíamos mejor qué
podemos hacer con la tecnología hoy en día, porque ahora nos guía un solo
discurso de la tecnología, el discurso del determinismo tecnológico. Todo lo
determina la tecnología. En las librerías de los aeropuertos por ejemplo, todos
los libros son sobre «Cómo va a transformar la IA» no sé qué negocio o «Cómo va
a transformar el arte ChatGPT», etc. Pero no creo que esto sea muy útil para
entender nuestras propias posibilidades. Nos guía el discurso de Silicon
Valley. Ellos despliegan fantasías, mentiras, rumores y profecías con las que
hay que tener cuidado.
Ante esto, propones el concepto de
tecnodiversidad.
Me interesa la diversidad
tecnológica, pero no sólo eso. Propongo construir una matriz que
asocie la propia tecnodiversidad, la noodiversidad (es decir, la diversidad del
pensamiento) y la biodiversidad. Tres ítems para pensar nuestra situación
actual.
¿Y cómo se articula esa matriz?
Cuando hablamos de biodiversidad,
debemos entender que la actividad humana ha contribuido a reducir la
biodiversidad mediante el uso de la tecnología o los pesticidas. Muchas
especies han sido destruidas. En otras épocas, y dependiendo de cada lugar, la
gente se enfrentaba de una manera u otra a los problemas, había muchos tipos de
conocimiento. En lugar de utilizar pesticidas, buscaban otras soluciones. Con
este ejemplo vemos cómo el pesticida se considera como única solución sin
tener en cuenta cómo afectará al medio. Es lo que ha ocurrido en el siglo
XX. Si había un problema, se le echaba pesticida. Luego llegó el desastre y
ahora no sabemos qué hacer. No se puede hablar de biodiversidad sin hablar de
tecnodiversidad. No podemos decir que hay que «proteger los pájaros» y punto.
También tenemos que pensar qué tipo de tecnología utilizamos, en qué tipo
de actividad y qué relación tendrá con el entorno.
Además, con esta matriz de la
tecnodiversidad, la noodiversidad y la biodiversidad también podemos
plantearnos otras cuestiones. Por ejemplo: ¿hay diversidad de inteligencias
artificiales? ¿Cómo podríamos promoverla?
No hay diversidad en la inteligencia
artificial, ¿verdad?
No. Y, por otra parte, en la IA
tampoco se entiende lo que es la inteligencia. Al principio se imponía una
visión cartesiana y racionalista sobre la inteligencia. Se pretendía
desarrollar una representación racional del mundo mediante símbolos. Se podían
hacer inferencias lógicas de los símbolos y desarrollar la inteligencia en
consecuencia, porque que se pensaba que la mente funcionaba así. Pero
después esa visión fracasó. Aparecieron las redes neuronales, apareció el
aprendizaje automático. Todos ellos proviene del conexionismo. En el
conexionismo, la mente no está formada de representaciones simbólicas, sino de
una red que se actualiza dinámicamente. Y ese es el aprendizaje automático que
tenemos en la actualidad. Dentro de la inteligencia artificial también se han
producido cambios en la forma de pensar la inteligencia, pero sigue
constituyendo una visión muy limitada de hacerlo.
¿Por qué?
Porque se basa en el empirismo:
cuantos más datos, mejores resultados. Creen que solucionarán el problema con
más datos. Por ejemplo: el reconocimiento facial tiene problemas para
identificar los rostros de las personas negras. Eso ha generado mucha
violencia. La única respuesta ha sido tomar imágenes de más rostros negras e
introducir más inputs de datos. ¿Pero realmente conseguiremos un mundo más
justo recabando más datos? No lo creo. Esta comprensión de la mente es muy
limitada. Según el empirismo —y vivimos el triunfo de dicha corriente— el mundo
está formado por hechos, y la inteligencia radicaría en la capacidad de
analizarlos. Pero la inteligencia no es algo tan simple. Debemos
diversificarla. También empleamos nuestra inteligencia en el cotidiano y en
contacto con nuestras comunidades.
Estas preguntas no se ponen sobre la
mesa. Solo se habla de cómo va a cambiar el arte el ChatGPT, cómo va a cambiar
esto o aquello, cómo esto nos va a llevar a una situación de desempleo masivo…
¿Desempleo masivo, en serio?
¿No crees que puede suceder algo así?
El desempleo masivo acarrearía el fin
del capitalismo y el capitalismo no permitirá que eso suceda. Se desarrollarán
nuevas industrias para la explotación de la clase trabajadora. Si se
automatizan las fábricas, la gente que trabajaba ahí se pondrá a conducir Uber
o a repartir comida, algo que ya ha ocurrido en las últimas décadas.
Hoy nos guía un solo discurso de la
tecnología, el discurso de Silicon Valley, que despliega fantasías, mentiras y
profecías con las que hay que tener cuidado.
Uno de los libros que ha publicado
recientemente se titula Fragmentar el futuro. ¿Por qué ese título? ¿Cómo ves el
futuro?
Los discursos tecnológicos estrechos
hacen muy difícil que podamos pensar sobre futuros posibles. Ccreo que tenemos
que imaginar el futuro desde la diversidad. Pero, ¿cómo? Mi propuesta es mirar
al pasado y al presente, y pensar qué cómo podemos participar, de manera
concreta, en el desarrollo de las tecnologías, en el desarrollo de las
comunidades, en el desarrollo de la educación estética. Porque, hoy en día,
cuando hablamos de futuro hablamos más o menos de apocalipsis.
Ante esto me da la sensación de que
se suelen proponer principalmente dos soluciones: una, huir, por ejemplo a
Marte, para establecer allí las mismas lógicas que están destruyendo la Tierra.
O, si no, abandonar del todo la tecnología y volver a las formas del pasado,
algo que también es imposible. Pero existen alternativas concretas.
Sí, y me ha sorprendido tener
noticias de algunos proyectos que han tomado en cuenta mi propuesta de la
tecnodiversidad. Por ejemplo, me escribieron un abogado brasileño y su
equipo. Al parecer,en el Amazonas tienen acceso a Internet a través del
Starlink de Elon Musk, y este grupo de abogados que se ha puesto en contacto
conmigo está pensando qué va a pasar a raíz de esto con las comunidades de la
selva. Podemos imaginar la modernización de la Amazonía, pero ¿qué significa
eso? ¿Que se podrán pedir productos de Amazon y llegarán a la Amazonia mediante
drones?
Quizás sí, pero tal vez eso no sea lo
mejor que puede pasar. Cabe la posibilidad de que surja algo distinto. Hay
proyectos y esfuerzos para explorar las posibilidades de la tecnodiversidad,
pero lo primero que hay que hacer es destruir esas narraciones tecnológicas tan
estrechas.
Quisiera traer a colación un último
tema: la descolonización. Hasta ahora no la has mencionado explícitamente, pero
aparece en la introducción de tu libro, y en todo lo que ha expuesto también
creo que está muy presente. ¿Cómo entiendes esta línea?
Cuando hablamos de descolonización
hablamos desde el punto de vista discursivo, pero no entramos en el desarrollo
de la tecnología. Y lo cierto es que la modernización europea se implantó a
través de la tecnología, y el tipo de conocimiento moderno se extendió también
a través del uso de la tecnología. Por lo tanto, si queremos pensar en la
descolonización, tenemos que tomar muy en serio el problema de la tecnología y
también la dimensión de lo local. ¿Qué es lo local aquí en Donostia? ¿Y en la
Amazonía? ¿Y cómo podemos pensar esta diversidad en términos de biodiversidad,
noodiversidad y tecnodiversidad? Para mí este sería otro camino para pensar en
la descolonización, no sólo en términos de identidad, discurso o historia
—aunque sobre eso también tenemos que pensar, evidentemente—.
¿Quieres decir que nuestra cosmología
tiene que estar relacionada con las tecnologías que utilizamos?
Si no hay relación entre ellas se
convierten en dos capas independientes. Y la capa de la cosmología o la
tradición desaparece en algún momento, se conserva en el museo porque
corresponde al pasado. Existirá en la realidad del museo, pero no permanecerá a
nuestro lado, porque siempre debemos crear nuevas mentalidades y prácticas. ¿Y
qué se necesita para hacerlo? uando se juntan dos cosas incompatibles entre sí,
en lugar de elegir una de ellas, se puede intentar crear algo nuevo teniendo en
cuenta esa incompatibilidad.
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