Nos Disparan desde el Campanario Argentina: $Libra, porno y pescado… por Luis García, Marcelo Ramal y Rolando Astarita para Sin Permiso
Fuente: Sin Permiso
Link de Origen:
https://www.sinpermiso.info/textos/argentina-libra-porno-y-pescado
por Luis Ignacio García
No es sólo un caso de corrupción. El
escándalo $LIBRA pincha la burbuja de confianza en el proyecto Milei. Es la
interiorización de la estafa como estructura psíquica en tiempos de tuits que
no hablan de la realidad, sino que la crean a fuerza de aceleración algorítmica
de circulación de datos. El esquema Ponzi voluntario es el corazón del nuevo
contrato social que la sociedad firmó con este gobierno.
Décadas de neoliberalismo financiero
no han sido en vano: lo real se mimetiza con su estructura, y deviene
burbuja. Pump and dump, “inflar y tirar”. Esta expresión, incorporación
lingüística de estos días de furor, es una forma de fraude bursátil basada en
estrategias de desinformación, o manipulación de información privilegiada, que
apunta a sobrevalorar el precio de un activo para generar nuevos inversores que
eleven artificialmente su precio (el momento “pump”), y luego venderlo para
retirarse con el dinero de los confiados inversores (el momento “dump”).
Esta expresión técnica referida a
ciertas estafas financieras describe la dinámica de nuestro mundo porno en
múltiples esferas. “Inflamos y descartamos” proyectos laborales, relaciones
afectivas, perfiles digitales, promesas electorales, escándalos periodísticos,
estafas piramidales. ¿Tendremos con el affair $LIBRA también una
relación de pump and dump?
En su primera aparición pública
después del desfalco que comandó el
pasado viernes el presidente Milei, previsiblemente, no pidió disculpas.
Comparó la estafa con apostar en un casino. Es decir, admitió que sí, que esas
son las reglas. Que su modelo es el de una sociedad bajo el esquema de las
apuestas online. Minutos después, soltó la lengua. Comparó la inversión en su
memecoin con jugar a la ruleta rusa: “Es como que alguien juega a la ruleta
rusa y le toca la bala”. Difícil procesar tamaña provocación: a los argentinos,
por lo visto, nos ha tocado la bala.
En el mismo régimen de obscenidad
explícita usó otra imagen. Lo desconcertante fue que reivindicó la vendedor de
pescado podrido. Reivindicó al vendedor de pescado podrido y se puso en el
lugar del estafador, de quien difunde información falsa para su
beneficio.
―¿Están comprando y vendiendo
pescado? El precio sube y baja. En un momento alguien dice: “Esto tiene olor a
podrido”. ¿Y? ¿Cuál es el problema? Eso no lo va a poder comer la gente. No
importa, esto es para comprar y vender.
Enloquecedora literalidad: el
capitalismo diciéndonos en la cara que su desarrollo no tiene absolutamente
nada que ver con la satisfacción de ninguna necesidad.
Como si hiciera falta, apenas después
de la difusión de la entrevista, comienza a circular el ya viral fragmento en
bruto, no editado, donde se ve que está todo arreglado y que lo que allí está
sucediendo nada tiene que ver con una entrevista: hasta aparece el invisible
Santiago Caputo en escena para cambiar una pregunta que podía traer “quilombo
judicial”. ¿A confesión de parte relevo de pruebas? La lógica libertaria parece
decir: a confesión de parte, relevo del juicio.
¿Cómo ubicarnos en semejante
desquicio? ¿Cuánto más pescado podrido tolerará nuestra sociedad? ¿De qué modo
se interrumpe el círculo hipnótico de impunidad y aumento del poder? ¿Cómo
llegamos a este mundo porno?
***
Para quienes consideramos que la
estafa promocionada por el presidente no hace más que transparentar la
naturaleza en bruto de su proyecto político, la esperanza es que el criptogate,
en cuanto primera crisis interna de magnitud generada por un error no forzado,
se convierta en el principio del fin de este proyecto. O, al menos, que pinche
la burbuja de confianza en este proyecto. O, siquiera, que genere una herida lo
suficientemente profunda como para romper la invulnerabilidad que brinda a
Milei desde que asumió el poder, y que logra hacer que hasta la exhibición de
impunidad lo fortalezca. Aunque si algo de eso sucediera la cultura que hizo
posible la estafa no desaparecerá. Voy a llamarla cultura hype. La
expresión hype (reducción de hyperbole) refiere a las
expectativas exageradas generadas artificialmente en torno a un tema, una
persona o un producto, que lo convierten en lo que las redes llaman
“tendencia”. Es la cultura hype la que normalizó e interiorizó la
estafa como estructura psíquica del presente: toda experiencia, todo proyecto,
parecen sujetos a la estructura de entusiasmo infundado seguido de frustración
depresiva.
Ante el fin del futuro y la clausura
de la justicia como regulador de las expectativas colectivas aparece esta
producción permanente y segmentada de ilusiones desmedidas carentes de anclaje
real, como motor de una nueva realidad que va diluyendo lo real bajo sus pies.
Porque el objetivo final del hype no es ya promocionar una realidad
ficticia (una mercancía nueva, un candidato outsider, una cripto tentadora),
sino sustituir a la realidad verdadera. La estafa de Milei dejó ver el reverso
del hype, sus condiciones materiales: el subidón de dopamina (o del valor del
token) es la superestructura cuya base es la estafa. Como en la sociedad
libertaria, se generan hiper ganancias sin esfuerzo (el sueño roto de la
juventud libertaria), con el detalle de que no son para ti.
Más allá del devenir de este
escándalo, lo cierto es que al hype lo tenemos adentro. Nuestro deseo
adoptó su estructura. En la economía, como financiarización del valor sin
patrón material que le dé anclaje; en la política, como polarización y
entronización de influencers; en el mundo laboral, como reemplazo de la cultura
del trabajo y de la lógica de la carrera por la aspiración de “pegarla”; en el
discurso público, como hipérbole continua; en la vida personal, como diseño de
sí y dictadura del like; en la vida psíquica, como ansiedad corrosiva,
pump&dump mental de euforia y autodestrucción; en el lenguaje como
“posverdad” y terraplanismo discursivo. La propia realidad ha pasado a ser un
efecto de los movimientos espasmódicos de la atención y la valoración humana
administrada y gestionada por algoritmos que externalizan todo criterio y
dispendian de la responsabilidad: lo real como “hiperstición” (como decía Nick
Land) o profecía autocumplida.
Si el nihilismo que diagnosticara
Nietzsche refería a la pérdida de valor de las cosas en la equivalencia general
capitalista donde todo da lo mismo, hoy el nihilismo es el capricho violento de
la valorización financiera que da y quita valor a lo que sea, sin más criterio
que la acumulación en pocas manos. $LIBRA es eso: el subibaja de expectativa
infundada y subsiguiente decepción. No es sólo corrupción. Es la estafa como
estructura psíquica de nuestro tiempo.
***
“¿Un
tuit puede ser delito?”, titula Infobae, haciéndose eco de las
declaraciones de Patricia Bullrich: “Es increíble pedir juicio político por un
tuit”. Un tuit puede ser delito. En este mundo algorítmico las palabras no son
mera representación de la realidad sino que la configuran de manera
inédita y poderosa. Esta discusión, que se vincula con los debates sobre
discursos de odio y libertad de expresión, es típica del mundo troll: minimizar
la importancia de las palabras para poder usarlas del peor modo y manejar con
mayor eficacia el campo de sus efectos, maximizados por el algoritmo. Vivimos
un estado de la lengua en la que las palabras pueden devenir en acto por medio
de la alquimia algorítmica regulada por plataformas.
El régimen de verdad libertario y la
ontología anarcocapitalista tienen sus fuentes teóricas, más allá de ideólogos
ocasionales como Agustín Laje. Un trayecto filosófico que fue llegando a sus
playas no por oportunismo sino por convicción filosófico-política, es el
del singular, vertiginoso y escurridizo Nick Land, filósofo ciberpunk inglés.
En los años 90, Land comanda junto a Sadie Plant el “CCRU”, la Unidad de Investigación
de la Cultura Cibernética. De allí salen los aceleracionismos del siglo
XXI e ideas tan disímiles como las de Mark Fisher o las de los realismos
especulativos contemporáneos. En los umbrales del ciberpunk, de la filosofía
deleuziana, la cultura hacker y las anfetaminas, Nick Land formula nociones
clave para pensar la aceleración algorítmica del capital como destrucción
creativa de todo progresismo bienpensante.
Entre esos ejes hay uno especialmente
relevante, porque toca el centro epistémico/ontológico de nuestro presente de
posverdad y hechos alternativos: la “hiperstición”. ¿Qué es la hiperstición? La
superstición hype, es decir, un tecno-esoterismo recargado con el
poder realizativo del algoritmo. Así la define el CCRU: “ficciones que se hacen
a sí mismas reales o que operan produciendo efectos indistintos de
los que se darían si estas ficciones fueran reales”. Ellxs estaban anticipando
en los años 90 la ciencia ficción apocalíptica que el siglo XXI haría realidad.
Ya entendían que la verdad cobraría la forma de la profecía autocumplida, y que
la realidad sería sustituida por la aceleración de la circulación de datos,
gestionada por una cibernética hiperdesarrollada.
Casi tres décadas después, un caso
modélico de hiperstición es el tuit que publicó Milei, la noche de San
Valentín, sobre $LIBRA: la realidad de la estafa coincide con la realidad del
tuit. En el mundo hipersticional por supuesto que un tuit puede ser un delito.
En este caso, porque no hablaba de la realidad (algo a ser promocionado) sino
que la creaba en su propia enunciación (la estafa coincide con el hype que
su tuit produjo). De modo análogo a los discursos de odio, la lengua hype anticipa
una situación portadora del peso de los hechos a fuerza de aceleración
algorítmica de la circulación de datos. ¿Bienvenidxs al desierto de lo real?
No, mucho peor: bienvenidxs a la jungla hipersticional.
***
“No fue hackeo”. Muchas veces se ha
hablado de la hipérbole, la exageración, como típica del discurso presidencial.
Todo depende de cómo se lo lea. Desde la patria libertaria prometida, la lengua
hype es la nueva sobriedad. Más que escandalizarnos, adjetivar actos y
palabras, deberíamos intentar adentrarnos en esta nueva lógica. “No fue
hackeo”, es decir, no es una falla del sistema, es parte de una nueva
normalidad.
Nada de este escándalo nos debería
sorprender. Y no tanto por las anteriores defensas de “shitcoins” del ahora
presidente (el antecedente de CoinX, en 2022), sino porque condensa la lógica
de esta normalidad alterna: la estafa nos recuerda que el esquema Ponzi era ya
el corazón del nuevo contrato social. Ese es el contrato que la sociedad
firmó con este gobierno desde que llegó al poder.
Cuando un pueblo entroniza a los
ultra-ricos como héroes y acepta sus reglas como propias es porque suscribe a
un esquema Ponzi voluntario. Ahora, de lo que se trataba era de convertir al
estado en toda su compleja estructura institucional en una gran estafa
piramidal sostenible en el tiempo, y no de promocionar a cielo abierto estafas
berretas que pueden hacer peligrar la propia ilusión libertaria. Son errores de
la comunicación política que dejan ver el plan (para)institucional del topo que
“destruye el estado desde dentro”. Lo pone a disposición de un modelo basado en
el despojo directo, en la estafa, eliminando mediaciones que podrían evitar o
moderar ese despojo.
Ojalá los errores comunicacionales se
conviertan en revelación política. Porque no es un mero caso de corrupción. Es
la manifestación de la verdad de esta política: vidas organizadas por el deseo
financiero, por el colapso de la meritocracia en la ilusión trader, por la
transformación de los líderes en influencers. Vidas vueltas memes de sí mismas.
Milei ya lo dijo: prefiere la mafia al estado. Todo ya fue dicho de mil modos.
Es un revelador cortocircuito involuntario entre la agenda visible y la agenda
invisible: sí, la propuesta es esta, acabar con la sociedad salarial y el
estado para acelerar la llegada de una nueva sociedad Ponzi en que los
ultrarricos se vuelven héroes del desfalco, titanes de la estafa a escalas cada
vez más gigantescas, y con estabilidad política garantizada.
***
Lo que escala descontroladamente en
el oficialismo es una crisis inédita y autoinducida. Es justicia poética: Milei
cae bajo su propia ley. La ley de la timba financiera. La ley del bait en redes
sociales. Milei ataca el núcleo duro de sus seguidores: el joven varón
aspirante a trader. No es un tiro en el pie. Es un tiro al corazón. Como el
escorpión de la fábula: es mi naturaleza. Las memecoins eran la rana perfecta
con la que el escorpión libertario buscaba cruzar vaya a saber qué turbio río.
La timba y el bait lo llevaron a chocar con su propia naturaleza, ahora
expuesta a cielo abierto.
¿Esta escena tiene cierta analogía
con la caída en desgracia de Alberto Fernández? El mismo día que Milei sale de
su ostracismo para hacer su descargo ante Jonatan Viale, Fernández es
procesado: el progresista acusado de ejercer violencia de género contra su
expareja, la parábola perfecta. Alguien podría objetar que lo de Alberto es la
traición a los ideales progresista, aunque ¿no es la doble moral la verdad
última de la corrección política? Fábula y moraleja: colapso del progresismo en
sus propios términos. Desbande, desmoralización e impotencia en la progresía.
Del otro lado de la grieta, el genio de las finanzas se involucra en una estafa
piramidal. Otra parábola perfecta, y su didáctica moraleja: el
anarcocapitalismo herido de anarcocapitalismo. Desconcierto en la trollería.
Alberto y Milei caen bajo su propia
ley. No sólo dejan liderazgos heridos sino horizontes de expectativas
estragados. Si el escándalo de Milei genera alguna esperanza, lo cierto es que
una nueva decepción política de medio país no es una buena noticia para nadie:
¿¿otra vez destrucción?? Esta destrucción tendrá su costo para toda política.
¿Habrá valido la pena? Depende aún de muchas cosas. Por ahora, aferrémonos a la
justicia poética. Si la hay es porque en su trabajo se prepara, silenciosa, una
verdad.
***
Que ante semejante escándalo, y en el
país de la guillotina, no haya rodado ninguna cabeza aún es la confesión más
elocuente de que la cabeza en juego es la del propio Milei. Por ahora, nos
sigue vendiendo su pescado podrido y anunciando de manera abierta,
pornográfica, que lo hace. Es mejor una verdad que huela mal a una mentira
timorata que interrumpa la hipnosis bait. Hasta ahora, el rey mismo enuncia su
desnudez para tornarse invulnerable: esa es la trampa porno. Anoche, la verdad
de la estafa fue admitida por el propio presidente, autoproclamado vendedor de
pescado podrido. Es la fórmula de su impunidad. Pero anoche también se
rompieron límites, incluso de este mundo porno: la verdad de su estafa empieza
a ser insuficiente para ocultar la estafa de su verdad.
Luis Ignacio García Docente y ensayista. Doctor en filosofía, profesor de la Universidad Nacional de Córdoba e investigador del CONICET.
Fuente:
https://www.revistaanfibia.com/milei-cripto-la-estafa-de-su-verdad/
Link de Origen:
Un conocido periodista -Pablo Wende-
le puso el broche de oro a la semana. En
un artículo de este viernes en Infobae señala que en los círculos
financieros de Estados Unidos “la polémica $Libra ya es una anécdota”. Se
refería al grupo de bancos y empresas que se reunieron en Nueva York en un
evento organizado por el Bank of America, bajo el título de “El día de
Argentina” (Argentine day). En el encuentro estuvieron presentes funcionarios
de varias de las empresas locales que cotizan en Wall Street, como el banco
Macro, Cresud y Edenor. La crónica señala, además, la remontada de las acciones
argentinas en la mayor bolsa del mundo durante el día de ayer, “en medio de
recomendaciones de compras como la efectuada por el Banco Pactual” (Infobae).
Ese banco brasileño fue quien, apenas asumido Milei, hizo una oferta por el
Banco Nación, que en el día de ayer fue transformado en sociedad anónima a
través de un decreto. Para levantarle el pulgar a las acciones argentinas, los
inversores tomaron en cuenta que en el Senado “fracasó la comisión
investigadora (del caso $Libra que se quería formar” (Infobae, id.). Los
acreedores de la deuda pública argentina, reunidos en “Argentine day”,
celebraron la impunidad con la que el régimen político local envuelve al
cripto-gate.
El periodismo destaca y, en algún
caso, se sorprende, por la acogida que la crema del capital financiero le dio a
Milei y Caputo en Nueva York. Pero el episodio $Libra está incrustado en el meollo
del régimen económico armado por los liberticidas en Argentina. Entre las
cripto-estafas, las privatizaciones y el rescate de la deuda pública no hay
compartimentos estancos. La misma camarilla de funcionarios de la Comisión de
Valores que pergeñó la transformación del Banco Nación en Sociedad Anónima está
sindicada como inspiradora del affaire Milei-coin. Los bancos que estuvieron
presentes en el evento neoyorquino que comenta Infobae hicieron su propia
operación “Libra” con la deuda pública argentina, que duplicó su valor a partir
de la “garantía de pago” brindada por Milei y la demolición de las jubilaciones
y de todos los gastos sociales del presupuesto público. El Libra-gate es
inseparable de las cripto-estafas armadas por una camarilla familiar mucho más
importante que la de Milei: la de los Trump, cuyas cripto-memes fueron urdidas
por “especialistas” muy cercanos a la banda que le pagaba regalías en Argentina
a los Hermanos Milei. Para refrendar esa asociación, Milei espera ser recibido
por Trump el lunes próximo.
Senado, FMI
Los banqueros han celebrado el rumbo
que los partidos capitalistas refrendaron en el día de ayer en el Congreso. El
Senado ni siquiera se animó a constituir una comisión investigadora que, en
cualquier caso, hubiera dilatado “prudentemente” sus investigaciones y
conclusiones hacia adelante. Sin embargo y a pesar de tanto jolgorio, Milei no
consiguió en Nueva York una confirmación siquiera verbal del cierre de un
acuerdo con el FMI. Los liberticidas reclaman un aporte de dólares de una
magnitud que el Fondo no está dispuesto a ceder, a sabiendas de que cumplirán
la misma función que los 20.000 millones de dólares de superávit comercial
dilapidados en 2024 -el sostenimiento de la operación especulativa (carry
trade) asociada al dólar planchado-. Pero Milei le ha llevado al Fondo una
alternativa: colocar al Banco Nación como instrumento de endeudamiento externo,
tomando deuda (obligaciones negociables) a cambio de las acciones del Banco y
achicando de ese modo el monto del préstamo a otorgar por el Fondo. Al lado de
semejante remate del patrimonio público, el affaire Libra queda reducido a la
condición de un juego de play station. Mientras tanto, en Buenos Aires, el
directorio del Nación daba la primera señal de la “nueva etapa” del banco,
cerrando una sucursal en el partido de La Matanza.
La gira neoyorquina de Milei-Caputo
estuvo precedida por otros “embajadores” fundamentales del régimen libertario:
una delegación de burócratas sindicales, encabezada por Gerardo Martínez, se
entrevistó con la directora del FMI. Los visitantes le dieron a Georgieva una
promesa mucho más importante que cualquier superávit fiscal: el empeño en
continuar paralizando a los sindicatos frente al embate de Milei. El destaque
otorgado a la visita de los burócratas es una manifestación distorsionada de lo
que realmente preocupa a los banqueros: no se trata de los lamentos plañideros
del kirchnerismo ni sus devaluados jefes sindicales, sino de la irrupción
obrera que más temprano que tarde tendrá lugar en la Argentina. Los popes del
Bank of America le han augurado larga vida al jefe de las cripto-estafas y su
gobierno.
Marcelo Ramal es
economista, profesor universitario y ex legislador de la Ciudad de Buenos Aires
por el Frente de Izquierda (FIT). Miembro de Política Obrera.
Fuente:
https://politicaobrera.com/13618-argentine-day-dia-de-la-argentina-wall-street-recibe-con-los-brazos-abiertos-al-cripto-estafador
III
Milei, Trump y lumpenburguesía… por Rolando Astarita
Link de Origen:
https://www.sinpermiso.info/textos/milei-trump-y-lumpenburguesia
Javier Milei está en el centro de la tormenta
por haber promovido el memecoin $LIBRA. Repasamos brevemente los hechos. El
viernes 14 de febrero se creó $LIBRA con una página web que no brindaba mayor
información, y un mail de contacto. Al momento de su lanzamiento el 82% de los
token estaba controlado por solo cinco billeteras digitales. No había siquiera
un conocimiento medianamente claro de quiénes eran los creadores de la memecoin
–no tiene respaldo en valor real alguno- ni de sus propósitos. El dominio del
sitio vívalalibertadproject.com era del mismo día y $LIBRA había sido creada en
ese momento.
Con esos elementos, no había forma de
que su precio despegara. Sin embargo, tres minutos después del lanzamiento de
$LIBRA Milei posteó un tweet “Viva la Libertad Project” que vinculaba el token
a políticas de desarrollo y fomento de pequeñas empresas y emprendedores
argentinos. Lo cual no tenía el menor sustento. Ni siquiera se explicaba cómo
se operaría tal fomento, ni quién lo dirigiría. Pero esto no importó a los
inversores. Con el tweet de Milei el precio de $LIBRA se disparó desde US$0,25
a US$5,5. Su capitalización de mercado subió hasta los US$4500 millones (aunque
era ficticia, ya que solo circuló una parte pequeña del total de los token).
Llegado el precio a los US$5, hubo ventas por US$1500 millones y el precio se
derrumbó a US$0,2. Pasada la medianoche Milei borró el tweet y publicó un post
diciendo que no estaba interiorizado de los pormenores del proyecto.
El resultado fueron grandes pérdidas
para muchos de inversores – más de 70.000, según algunas estimaciones- y unos
80 millones de dólares en ganancias para los insiders (operan en base
a información privilegiada, lo cual es ilegal), tenedores de la mayoría de los
tokens. Fue lo que se llama en el mundo de las criptomonedas una estafa “rug-pull”:
los desarrolladores crean un memecoin, acuerdan con un influencer –preferentemente
una celebridad- para que lo promueva y suba su precio; y luego venden
masivamente, (“tiran de la alfombra”) capitalizando las ganancias. El rol influencer (con
el que se arregla generalmente una retribución económica) entonces es clave
para el éxito de la maniobra.
En el caso que nos ocupa, el influencer fue
nada menos que el presidente de Argentina. Quien, para colmo, se presenta como
un experto en Economía. Por eso el constitucionalista Gil Domínguez dice que lo
actuado por Milei “choca contra la ética pública y varios tipos penales”. La
defensa ensayada por Milei –que actuó a título personal- “no tiene ningún tipo
de sentido legal” (Gil Domínguez). La realidad es que el posteo de Milei
inducía al error. Fundamentalmente porque disimulaba el verdadero contenido de
$LIBRA (no tiene valor real, ni respaldo) bajo la pantalla de un proyecto de
desarrollo de la economía argentina. Subrayamos: no había la menor referencia o
explicación de cómo podía ocurrir el mentado fomento de la economía. Milei fue,
pues, partícipe necesario del fraude.
Otros datos para incluir en el
análisis
Todo indica que la promoción (difusión,
dice ahora Milei) de $LIBRA fue arreglada en encuentros previos.
Fundamentalmente con el estadounidense Hayden Davis (no es su verdadero
nombre), presidente de Kelsier Ventures, co-creador de $LIBRA y
responsable de su lanzamiento; y con el singapurense Julian Peh, CEO de KIP
Protocol, que desarrolló el proyecto “Libertad”.
Milei se reunió con Davis el 30 de
enero, en la Casa Rosada. El mismo Davis explicó que se había acordado el apoyo
presidencial al token, pero el problema fue, siempre según Davis, que Milei dio
marcha atrás, desatando el pánico y la retirada de los inversores (en realidad,
Milei bajó su tweet “promocional” cuando $LIBRA ya se había derrumbado). Lo
destacable: es absolutamente verosímil que haya habido un acuerdo previo
para promover $LIBRA. Lo cual significa un respaldo a una operación sustentada
en información privilegiada, y en componenda con la cabeza de Estado. No hay
otra manera de interpretarlo, tratándose, además, de un “experto” que ha
dictado cursos para traders en criptomonedas.
En cuanto a KIP Protocol, la empresa
de Peh, fue la creadora de “Viva la Libertad Project”. Milei lo conoció en el
evento Tech Forum LATAM, de octubre de 2024. Días después de ese encuentro Peh
subió a la web una nota que llevaba por título “Momento histórico para KIP:
despega la expansión LATAM en Argentina”. El mensaje era que la intervención de
estos operadores del mundo cripto estaba “al servicio del desarrollo económico
argentino”. Peh también tuvo extensas reuniones con Karina Milei en Olivos y
Casa Rosada.
Asimismo hay que destacar el rol
Mauricio Novelli y de Mauro Terrones Godoy, que acercaron a Davis y Peh al
gobierno. Novelli y Terrones Godoy organizaron Tech Forum, que se realizó en
octubre del año pasado, y tuvo como orador principal a Milei (lo que potenció
un encuentro que estaba destinado a pasar casi desapercibido). Por otra parte,
Milei dictó clases en los cursos para traders, organizados por N&W Traders,
de Novelli. Todavía en noviembre de 2023 –o sea, ya siendo presidente electo-
Milei dio una charla (que Novelli publicó en Instagram) recomendando esos
cursos. Además, en el último año Novelli se reunió repetidas veces con los
hermanos Milei. Según La Nación, entre enero y septiembre de 2024 tuvo al
menos nueve encuentros. Y Novelli fue sponsor de la cuenta de Instagram de
Milei mientras fue diputado.
Denuncias de coimas
Davis acaba de decir que pagaba
coimas a Karina Milei, con el fin de influenciar en las decisiones del
Presidente. Diógenes Casares, experto en criptomonedas y cofundador de Stream
Finance, habló de maniobras de sobornos y pagos ilícitos a funcionarios del
Gobierno nacional con el objetivo de que Milei promocionara $LIBRA. Charles
Hoskinson, empresario creador de Ethereum y Cardano, denunció que le pidieron
dinero para reunirse con Milei durante su visita a Argentina, en 2024. La
periodista Cristina Pérez (esposa del actual Ministro de Defensa, Luis Petri)
denunció que funcionarios cercanos al Presidente cobran dinero para gestionar
encuentros. Según Pérez, esta intermediación fue denunciada por distintas
fuentes. «… por lo menos tres fuentes me hablaron de situaciones de este
tipo».
Todo esto trae a la memoria las
denuncias, en 2023, sobre la venta de candidaturas en las boletas electorales
de La Libertad Avanza. Ventas justificadas por Milei (“La Libertad Avanza se
financia con esfuerzo propio”; sic).
Antecedentes de la estafa $LIBRA
Milei no puede aducir desconocimiento
de lo que es el mundo de las cripto o de qué trata un esquema Ponzi. No solo
por los cursos que dictaba en la consultora de Novelli, sino también por sus
incursiones anteriores en la materia. Destacan dos: la de Vulcano y la de
COINX.
En 2021 Milei promocionó el token de
la empresa de videojuegos Vulcano, que estaba dirigida por Novelli. Dijo que se
trataba de un proyecto “sostenible en el tiempo a diferencia de la gran
mayoría”. De esa manera indujo a gente a invertir en el proyecto. Y poco
después de esa declaración de Milei, el precio de $VULC cayó a cero. Hubo
denuncias de fraude, pero el asunto no se investigó.
Luego, en 2022, y ya siendo diputado,
recomendó invertir en COINX, una plataforma de criptodivisas. La empresa
ofrecía ganancias de entre el 5 y 8% mensual en dólares. Semejantes
rendimientos solo podían ser parte de un esquema Ponzi. Pero a Milei no le
importaba y recomendaba COINX porque “están revolucionando la manera de
invertir para ayudar a escapar de la inflación. (…) Escríbanles de parte mía
así los asesoran con lo mejor.” Muchas personas confiaron en el “experto
libertario” y perdieron mucho dinero. La Comisión Nacional de Valores
finalmente cerró COINX.
Todo esto nos lleva a ubicar
socialmente a Milei y su círculo en lo que, a partir de Marx, en la izquierda
hemos llamado lumpenburguesía. Una categoría que el marxista Samuel Farber
aplica al posiblemente mayor referente de Milei, Donald Trump.
Trump como un caso de
lumpenburguesía, según Samuel Farber
En2018 el marxista
cubano-estadounidense Samuel Farber publicó una interesante nota, titulada
“Donald Trump, un lumpencapitalista” (en Sin permiso, 4/11/2018) en la que
destacaba que el actual presidente de EEUU es un tipo particular de
capitalista, un capitalista lumpen. Citamos a Farber: “En su La lucha de
clases en Francia de 1848 a 1850, Marx escribió que la aristocracia financiera
de ese tiempo ‘en su modo de adquisición, así como en sus placeres, no es otra
cosa que el renacimiento del lumpemproletariado en las alturas de la
sociedad burguesa’. El pensador marxista Hal Draper esclareció que la
‘aristocracia financiera’’ de Marx no se refería al capital financiero que
juega un rol esencial en la economía burguesa, sino a los “buitres y
carroñeros’’ que se mueven entre la especulación y la estafa y que son los
casi-criminales o excrecencias extralegales del cuerpo social de los ricos, de
la misma manera que el lumpemproletariado es la excrecencia de los pobres”
(enfatizado nuestro).
Efectivamente, en La lucha de
clases en Francia Marx describe a la aristocracia financiera que dominaba
el Gobierno francés y se enriquecía con la especulación, las estafas al Estado,
el déficit y los empréstitos que se renovaban periódicamente, las operaciones
de Bolsa: “Cada nuevo empréstito daba una nueva ocasión para saquear al público
que colocaba sus capitales en valores del Estado, mediante operaciones de Bolsa
en cuyos secretos estaban iniciados el Gobierno y la mayoría de la cámara. En
general, la inestabilidad del crédito del Estado y la posesión de sus secretos
daban a los banqueros y a sus asociados en las cámaras y en el trono la
posibilidad de provocar oscilaciones extraordinarias y súbitas en la cotización
de los valores del Estado, cuyo resultado tenía que ser siempre,
necesariamente, la ruina de una masa de pequeños capitalistas y el
enriquecimiento fabulosamente rápido de los grandes especuladores”. Se sumaban
los contratos de suministros para el Estado, “que eran otras tantas estafas,
para sobornos, malversaciones y granujadas de todo género”. Estafas que se
repetían al nivel de la obra pública. La construcción de ferrocarriles era otra
fuente de especulación, fraude, enriquecimiento.
Lumpenburguesía siglo XXI y la teoría
de la dependencia
Milei y su círculo poseen muchos de
los rasgos que definen a la lumpenburguesía, un término que también utilizaron
marxistas o autores heterodoxos vinculados a la corriente de la dependencia.
Sin embargo, existe una diferencia entre el sentido que damos a la calificación
de lumpenburgués y la noción de lumpenburguesía utilizada por Paul Baran o
André Gunder Frank en las décadas de 1950 a los 1970.
Por el lado de Baran, utilizó el
término para referirse a la absorción, por parte de la clase mercantil, de parte
del excedente que correspondía a los terratenientes, empresas extranjeras e
industriales nativos. Ese excedente, seguía Baran, no se volcaba a la
producción, sino al acaparamiento de tierras que producían renta, a los
negocios de importación y exportación, al préstamo de dinero y a la
especulación. Era un “estrato parásito” que disminuía la acumulación de capital
(véase La economía política del crecimiento, 1957).
Por su parte Gunder Frank calificó de
lumpenburguesía a la clase social que, en los países subdesarrollados, era
instrumento de la industria y el comercio extranjeros y sacaba ventajas de
mantener el atraso económico. La lumpenburguesía era socia menor del
imperialismo y, en función de sus propios intereses, optaba por políticas que
profundizaban la subordinación y dependencia del imperialismo, renovando el
lumpendesarrollo, o subdesarrollo. Fundamentalmente, no se asentaba en la
explotación de su propio proletariado (véase Lumpenburguesía: lumpen
desarrollo. Dependencia, clase y política en Latinoamérica, 1973). Mucha gente
de izquierda sigue utilizando el término en este sentido.
Por nuestra parte, pensamos que Milei
y su grupo encajan más en la caracterización de lumpenburguesía “a lo Marx” que
en el sentido en que lo emplearon Baran y Frank. Esencialmente porque se trata
de una fracción de la burguesía que busca enriquecerse en base a maniobras
especulativas, utilización del Estado, fraudes con la obra pública, etcétera,
pero desde una posición no subordinada al capital extranjero, a Washington o el
FMI.
O sea, no se trata de una fracción de
la clase dominante que opere como mediadora de una relación colonial. Más aún,
en las operaciones de fraude y corrupción pueden estar involucrados tanto
sectores del “campo nacional y popular” (arquetipos como Kirchner y Lázaro
Báez); como de la derecha y la ultraderecha. Todo depende de en qué relación
con respecto al Estado se encuentren en un momento dado. Sus ingresos son parte
de la plusvalía que genera el trabajo productivo de un país, pero no la obtienen
a partir de la explotación directa de los obreros. No son expertos en dirigir
empresas capitalistas, sino en realizar todo tipo de desfalcos, y con una
desfachatez sin par, dicho sea de paso.
Milei es un caso extremo del
lumpenburgués siglo XXI. Es en este sentido que decimos que esta escoria social
no está sometida a poderes coloniales extranjeros, como muchas veces se
caracteriza en la izquierda. Su conexión principal es con una clase capitalista
con raíces propias, y un Estado independiente. Y desde esa posición la
lumpenburguesía tiene su parte en el capital dinero globalizado. Por ejemplo,
cuentas en paraísos fiscales; o inversiones inmobiliarias; o en casinos y
hoteles para lavar dinero, etcétera. Y conexiones y operaciones concertadas con
otros elementos de la lumpenburguesía globalizada (por caso, dedicados a las
estafas con criptomonedas).
Relación con el establishment
capitalista
Dada su característica social –medra
con la apropiación de plusvalía, pero no es dueña de los medios de producción ni
asume las funciones del capitalista activo- la lumpen burguesía suele mantener
relaciones hasta cierto punto contradictorias con el capital “en general”. La
ausencia de raíces en la propia relación capitalista, su carácter aventurero,
el oportunismo sin límites, todo los lleva a ser elementos impredecibles para
la burguesía y, en determinado punto, hasta disfuncionales para los negocios
del capital. Por ejemplo, Farber señala que Trump “ha sido un destructor
empedernido de las reglas “normales’’ del comportamiento político esencial para
la función de ser un árbitro fiable y responsable para el conflicto
intra-capitalista. (…) ha ignorado muchas reglas políticas del juego,
especialmente aquellas que mantienen el “civismo’’ esencial para la estabilidad
política y para la alternancia en el poder armoniosa entre republicanos y
demócratas”. En el plano económico, medidas como la imposición de elevadas
barreras arancelarias encuentran resistencias en sectores del capital más
fuerte y globalizado. Los cuestionamientos a Trump de medios como The Wall
Street Journal, o The New York Times, expresan esa desconfianza. Farber
escribe: “La conducta política de Trump es un impedimento para la función
política más importante del estado capitalista: actuar como unificador y árbitro
de la clase capitalista”.
Algo de esto se aplica a Milei y sus
secuaces. Milei es funcional a la clase capitalista –en tanto aplica el ajuste,
baja los salarios de estatales y jubilaciones, facilita la precarización del
trabajo, hace la apología del individualismo, etcétera- pero mantiene una
relación de tensión con muchas posturas que se consideran más o menos normales,
a aceptables, en el establishment. Por ejemplo, cuando Milei anuncia que
Argentina se retirará del Acuerdo de París contra el cambio climático (suscrito
por Macri y por 196 países), no necesariamente está expresando los intereses
del capital “en general”. Algo similar puede decirse sobre el abandono de
Argentina de la Organización Mundial de la Salud; de los ataques a los
homosexuales; de la propuesta de borrar la figura jurídica del femicidio; de la
propuesta (hoy borrada) de cerrar el Banco Central; de la venta de puestos en
las boletas electorales; del pago de coimas para acceder a Milei, para
mencionar algunos ejemplos significativos.
Capitalismo, corrupción y el dios
dinero
Para terminar, recordamos lo que
decíamos en una nota de 2013 sobre la condición social que subyace a la
corrupción: “Nunca debería perderse de vista que la sociedad capitalista tiende
a la mercantilización de todas las relaciones. Por eso, en última instancia,
las virtudes y la decencia, incluidos votos de parlamentarios, y sentencias
judiciales, se compran y venden, como cualquier otra mercancía. (…) La triste
esclavitud en que el dinero mantiene al burgués se trasluce claramente en el
mismo lenguaje de la burguesía. Es el dinero el que da valor al hombre. … Quien
tiene dinero es respetable, figura en la “mejor clase de gente”, escribía
Engels (en La situación de la clase obrera en Inglaterra). Y Marx: “el
dinero es la deidad visible que se encarga de trocar todas las cualidades
generales y humanas en lo contrario de lo que son, la confusión y la inversión
general de las cosas…. el dinero es la ramera universal, la alcahueta universal
de los hombres y los pueblos” (Manuscritos económico-filosóficos de 1844). (…)
¿Qué me importa la gente sin trabajo ni recursos? ¿Qué me importa todo esto, si
yo me enriquezco de la noche a la mañana? ¿Qué me importa si “el dinero
convierte la lealtad en felonía, el amor en odio y el odio en amor, la virtud
en vicio y el vicio en virtud, el siervo en señor y al señor en siervo, a la
estupidez en talento y al talento en estupidez”? Ésta es la civilización
burguesa “en acto”; y es la razón última de la corrupción generalizada.
Rolando Astarita
es Profesor de economía en la Universidad Nacional de Quilmes y la Universidad
de Buenos Aires.
Fuente:
https://rolandoastarita.blog
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