Fuente: Lobo Suelto!
Link de origen:
https://lobosuelto.com/milei-hizo-mileismo-diego-sztulwark/
Una hipótesis ni tecnofílica ni
juridicista para tratar de pensar la crisis de gobierno desatada este último
fin de semana.
El mileísmo aspira a ser la
traducción argentina de un tipo de poder que opera al menos en tres
dimensiones:
-Imponiendo un mando virtual sobre
toda realidad analógica (escaneo de lo orgánico en información, sometimiento de
la información a mando algorítmico);
-opacando las relaciones de cooperación sociales en categorías esotéricas
(fetichizando al máximo la representación del valor social en nociones como
blockchain y cotizaciones de crypto memes);
-haciendo de la velocidad un
diferencial específico como instrumento principal de sometimiento de la «casta»
(capturada en su pesadez burocrática de despacho y negociación propia de las
instituciones; en particular: el parlamento y los organismos internacionales);
y de la organización popular (que expresa su fuerza a través de los tiempos
lentos de la composición de los cuerpos en multitud).
Dentro de este marco, algunas observaciones:
-La torpeza ostensible del mileísmo
ha suscitado hasta ahora más comprensión que rechazo: fue celebrada por muchos
como un rasgo de «autenticidad» que le permitió a su personal representar el
papel de personas de comunes con responsabilidades extraordinarias;
-Sus ilegalidades parecen
relativizadas por el odio constitutivo a la regulación pública (destrucción de
toda autoridad normativa extra-mercantil) propio de ese modo del poder:
-La impunidad de la que gozan se
explica en buena medida por el estupor que aun hoy impide la aparición de otro
tipo de fuerza, que juegue de otro modo con el poder, fijándole límites: la
oposición existente no es un contrapoder.
¿Qué podemos leer políticamente, entonces, en base a la información pública
hasta disponible? Milei hizo mileísmo: acudió a un mecanismo de financiación
virtual, opaco, y veloz; y lo hizo a su manera (porque este es su modo hacer
política): torpemente, acometiendo ilegalidades y sin afrontar límites
institucionales. (Es más que sensato imaginar que se trató de obtener recursos
económicos para fines políticos; los medios hablan de la participación de su
herma, la constructora del partido).
¿Cuál sería para el mileísmo la peor consecuencia posible de esta crisis?: que
la sociedad reaccionase imponiéndole un límite a ese tipo de ejercicio del
poder. Esto es: forzando una hibridación que actúe recobrando los derechos de
lo real analógico (de la vida, de los cuerpos), recuperando capacidad de
lectura de la representación del valor (a riqueza socialmente producida, lo
común como fuente del valor), y desacelerando la velocidad ciega como único
valor del movimiento. ¿Existen, podrían conformarse los medios políticos para
lograr algo de esto?
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