Nos Disparan desde el Campanario La verdad sintética: anatomía de una conjuración algorítmica… por Helga Fernández

 


 Fuente: En el Margen

Link de Origen:

https://enelmargen.com/2025/01/30/la-verdad-sintetica-anatomia-de-una-conjuracion-algoritmica-por-helga-fernandez/

 

Gráfica: BBC

El texto que presentamos a continuación forma parte de un proyecto experimental de escritura desarrollado por la autora, quien se propuso explorar diferentes estilos, formatos, artefactos y géneros literarios para abordar cuestiones trabajadas en dos obras publicadas por nuestra editorial: «Mandíbulas autómatas» y «La Hiperstición, la más nueva de las letosas».

Este ejercicio de experimentación se está realizando en colaboración con la delegación editorial y otrxs autores invitados –María José Colombo y Lucho Florio– quienes enriquecen el trabajo acerca de  las formas contemporáneas de producción y circulación de textos. En esta oportunidad, la autora eligió trabajar con el formato de texto digital, aprovechando sus características particulares para analizar cómo los modos de transmisión de la palabra se fueron transformado en la era de las redes sociales y las comunicaciones digitales.

Lo que el lector encontrará aquí es, entonces, no sólo un análisis del funcionamiento de la verdad digital, sino también una exploración práctica de las posibilidades y limitaciones que ofrece el formato digital para la escritura y el pensamiento crítico. El texto mismo se convierte así en un ejemplo de las tensiones y desafíos que analiza, demostrando cómo las formas de escritura contemporáneas pueden ser utilizadas para analizar sobre sus propias condiciones de producción y circulación. Este trabajo forma parte de nuestra búsqueda continua por leer y escribir las transformaciones que atraviesan los modos de transmisión de la palabra en la actualidad, siempre desde una perspectiva que combina la rigurosidad analítica con la experimentación formal.

Nota de edición


A la luz de ciertos acontecimientos (diseminados en el mundo como si no tuvieran relación alguna, y que redundan en un Estadicidio legitimado), reflexionar sobre los modos de transmisión de la palabra puede resultar ingenuo. Lo sé; pero, puesto que la batalla también se libra en el terreno discursivo, quienes nos dedicamos al psicoanálisis no estamos exceptuados de intervenir —o, en todo caso, de ser cómplices con nuestro silencio y falta de acción.


Walter Benjamin, en su ensayo «El narrador» (1936), ofrece una primera clave para leer ciertas transformaciones que vienen teniendo lugar. Su texto nos recuerda que los modos de transmisión de la palabra fueron urdidos en ritmos tan lentos como los cambios que en cientos de milenios sufrió la superficie de la Tierra.  Si bien Benjamin analiza la transmisión oral, la novela y la información, su marco conceptual permite pensar otros modos existentes en su época, como la poesía, y aquellos que estaban por venir, como la transmisión digital.

Estos diferentes modos de transmisión –oral, novelístico, poético, informativo y digital– coexisten en nuestra contemporaneidad. Sin embargo, tal convivencia no es pacífica: existen procesos de apropiación, donde un modo incorpora elementos de otro; de adaptación, donde las formas tradicionales modifican sus propiedades para subsistir; y de colisión, donde diferentes modos entran en conflicto y pueden llegar a anularse entre si.

La particularidad de nuestra época reside en la emergencia de un nuevo modo de transmisión que entra en conflicto directo con cualquier forma que implique la palabra encarnada: la transmisión digital o el estado viral de la palabra. Este modo, que encuentra su condición de posibilidad en la revolución electrónica y se potencia con la escritura algorítmica, no representa sólo una nueva tecnología de comunicación, sino una transformación radical en nuestra relación con el lenguaje, los cuerpos, la escucha y la verdad.

Toda verdad se compone, nunca es algo de lo que se parte, sino algo a lo que se llega. Pero hay modos y modos de composición de la verdad. La verdad digital, que emerge de esta  nueva forma de transmisión, presenta características específicas que la distinguen de otros tipos de construcción. No se trata de una verdad que se alcanza a través del diálogo, el consenso o la investigación, sino de una producción semiótica que se autolegitima mediante su capacidad de reproducción exponencial. Esta verdad sintética opera como un «hype»: una promoción intensiva que busca provocar respuestas emocionales inmediatas en audiencias específicas. 

La verdad sintética es una producción semiótica liberada al máximo posible de seres hablantes, que acopla engranajes tecnológicos a engranajes de carne; primero, a través de las milicias digitales, y luego, a través de mandíbulas autómatas desafiliadas del  inconsciente. Su realización  hasta la operatividad, depende de la estupefacción, la subyugación y  la esclavitud de las poblaciones.

Para comprender el funcionamiento y la anatomía de la verdad sintética,  aquí leemos paso por paso  lo que llamaremos el caso de Fabricia, la nena de 10 años rociada con gas pimienta durante una protesta en Buenos Aires(1).

Miércoles 11 de septiembre de 2024.

16:31 hs.: A siete minutos para que el oficialismo consiga los votos necesarios para confirmar el veto presidencial, la guardia de infantería de la Policía Federal recibe la orden de avanzar barriendo a los manifestantes de la avenida Rivadavia. A la altura de Rodríguez Peña y Callao, el oficial Cristian Rivaldi rocía gas pimienta en la cara de Fabricia, una nena de 10 años que está sentada en calle al lado de su madre durante la protesta.

16:36 hs.: Dos minutos antes de que la Cámara de Diputados deje firme el veto del presidente Javier Milei a la ley de reforma jubilatoria, Gabriel Palandri y Luciano Aguiló, desde la cuenta de X Los Herederos de Alberdi (@LHDA16), escriben: “Cárcel a los padres que van con criaturas”.  El tuit alcanza las 37.700 reproducciones y las 622 réplicas.

16:39 hs.:  El usuario anónimo termo (@usdtermo), a quien siguen 142.300 personas, escribe: “Cómo vas a llevar a un nene pedazo de enferma”. El tuit tendrá 104.500 reproducciones y 785 réplicas.

16:43 hs.: La cuenta Agarra la Pala (@agarra_pala), con 196.600 seguidores e identidad no confirmada, insiste: “¿Y los padres dónde estaban? Llevaron criaturas a la marcha”. Ese tuit será leído 13.400 veces y replicado 228.

16:47 hs.: Daniel Parisini, @GordoDan_, uno de los trolls más pesados del mecanismo de construcción de la verdad sintética oficial, escribe: “Los kukas usan a sus nenes de escudo humano contra la policía. No hay nada más bajo en el escalafón humano que ser kuka”. El mensaje tendrá 112.100 vistas y 1.185 reposteos. El mismo, además, hace uso de un rumor que ya fue esparcido como reguero de pólvora en la época de la dictadura militar/civico/eclesiástica y que reproducía algo semejante respecto de personas pertenecientes  a organizaciones de resistencia como Montoneros u otras.

Le siguen, en intervalos similares, un tuit de @therealbuni con casi 47.000 reproducciones, y el de mayor interacción, del streamer Mariano Pérez –@marianoperez912-, con 416.700.

18:23 hs: Después de que Amnistía Internacional repudió el episodio, la ministra Bullrich publica un tuit: “La responsabilidad de llevar a una nena de 10 años a una marcha rodeada de personas violentas es responsabilidad de esta madre irresponsable”. Su mensaje genera 2,4 millones de reproducciones y se comparte 6.000 veces.

18:46 hs: Javier Milei comparte el tuit de la Ministra.



En ciento treinta minutos, el mensaje  escrito por dos pibes se ve  al menos 3.131.400 veces hasta el reposteo del presidente de la Nación, y se replica en siete cuentas grandes de X. 

Unos minutos después, el jefe de la Policía Federal, Alejandro Rollé, manda un video fake a la producción de las señales periodísticas TN y La Nación+, en el que supuestamente se ve a una mujer de chaleco naranja rociando algo en medio de un gentío. Los canales lo emiten sin chequear.

19:28 hs: @agarra_pala vuelve a tuitear: “Se cayó a pedazos otra opereta de los kirchneristas. Quisieron instalar que la policía reprimió a una nena de 10 años pero fue una manifestante que lanzó pimienta roja en polvo”.  Su mensaje será visto 342.700 veces y compartido más de 3.000.

19:41 hs.:  La cuenta anónima Hombre Gris (@hombregrisxd) culpa a “los piqueteros del [líder del Polo Obrero Eduardo] Belliboni” por la agresión. Pide “difundir a full”.

19:52 hs:   Milei repostea un tuit del usuario @JMileiElecto que repite lo mismo.

19:56 hs.: El Gordo Dan aporta el suyo: “¿Vieron la nena de 10 años que los kukas llevaron a la marcha para usar de escudo humano con la policía y a la que le tiraron gas pimienta? Bueno, se confirmó que los que le tiraron gas pimienta fueron los mismos kukas”. Su posteo tendrá 881.000 vistas y 5.000 compartidas.

Esa noche, los periodistas afines al gobierno repiten la noticia y la secretaria de Seguridad, Alejandra Monteoliva, transforma la mentira en versión oficial: “Las imágenes se analizaron y no estaba la presencia de la policía en este momento. Evidentemente fue un gas que arrojaron estas personas que estaban en proximidad a ella”.

Un mes más tarde, citada por los diputados en el Congreso, la ministra Bullrich insistirá en que tienen pruebas que demuestran “cuadro por cuadro” la inocencia del agente. No las muestra porque, según lo que dice, fueron presentadas en el juzgado federal de María Servini, donde se investiga el ataque contra Fabricia. Sin embargo, ni siquiera la Comisión Provincial por la Memoria –el organismo denunciante–  tiene acceso al expediente.

A través del espacio y el tiempo de las redes sociales, las fuerzas digitales del cielo cumplieron su cometido. La anatomía de la verdad sintética se desarrolló en tres fases:

Fase 1: El crimen inicial. El 11 de septiembre de 2024, durante una protesta frente al Congreso, un oficial de la Policía Federal roció gas pimienta en el rostro de Fabricia, una niña de 10 años que se encontraba sentada junto a su madre. Este hecho concreto desencadenó una batalla por la construcción de la verdad en el espacio digital.

Fase 2: La activación de la maquinaria digital. En menos de siete minutos después del incidente, comenzó a operar un mecanismo coordinado de construcción de una narrativa alternativa. Las cuentas @LHDA16, @usdtermo y @agarra_pala iniciaron una campaña que desplazó la atención del acto policial hacia una supuesta «irresponsabilidad materna». Esta narrativa se amplifica exponencialmente a través de una red de cuentas con gran cantidad de seguidores, y también gracias a un contenido emocional infalible, que no tiene perdón para el súper yo: la falta de una madre que no cuida a su hija.

Fase 3: La oficialización de la narrativa. La intervención de funcionarios gubernamentales, incluyendo a la Ministra de Seguridad y al Presidente, legitimó la versión alternativa. La presentación de un video manipulado en medios masivos integrados al proceso de construcción de una verdad sintética que, aunque contradecía la evidencia inicial, se desarrolló como la narrativa dominante.

Este hecho da a ver y a escuchar cómo la verdad digital no opera mediante los mecanismos tradicionales de construcción social de la realidad, sino a través de lo que podríamos denominar una «conjuración algorítmica»: una convocatoria a la existencia mediante la aceleración y reproducción exponencial de narrativas. Su efectividad depende menos de su veracidad que de su capacidad de generar estupefacción y adhesión inmediata.

Cada acto en la realización de la verdad digital es una acción beligerante en una guerra donde multitudes de hechos son movilizados por los poderes de una milicia digital puesta en marcha por arquitectos de un artefacto paraestatal pago pero también gratuito.

La verdad digital no es sólo un efecto secundario de la era algorítmica: es la más nueva de las letosas, utilizada a voluntad de los creadores de una subjetividad preformateada. Sin embargo, a diferencia de las letosas tradicionales, la verdad digital opera con una velocidad y alcance sin precedentes, constituyéndose en un dispositivo de poder que requiere nuestra atención crítica y análisis.

En la sesión del 10 de marzo de 1965, de «Problemas cruciales para el psicoanálisis», Lacan se levantó contra los analistas, a la manera anglosajona, que se alineaban con la teoría de la información, por lo que enunció:  «El lenguaje no es un código, precisamente porque, en su menor enunciado, lleva consigo el sujeto presente en el enunciado. Todo el lenguaje, y más aún el que nos interesa, el de nuestro paciente, está inscrito, es bastante evidente, en un grosor que supera con creces al lineal, codificado, de la información.» Pero hoy, ante los acontecimientos que todos estamos experimentando, y pese a que la información no constituye el lenguaje del que adviene un sujeto, resulta perentorio reconocer su impacto en la subjetividad contemporánea. La velocidad y la magnitud con que la información digital modifica los modos de hablar, sentir y relacionarnos sobrepasa nuestra capacidad actual de lectura y acción. Por esto no tendríamos que seguir considerando que la información y su más flamante producto, la verdad sintética, están por fuera de nuestro campo, porque en definitiva también son materia de goce y productores de realidad.

La emergencia de la verdad digital como modo dominante de construcción de la verdad plantea desafíos para el pensamiento crítico y la práctica psicoanalítica. La batalla por la verdad en la era digital necesita de la construcción de nuevas herramientas conceptuales que propicien condiciones de legibilidad y resistencia ante los mecanismos de la hiperstición digital. Sólo mediante un análisis de este modo del lenguaje tal vez podremos mantener vivos aquellos modos de transmisión que conllevan la dimensión del sujeto en el acto de enunciación.


[1] La fuente de la que se extrae el paso a paso de la construcción de la verdad sintética es https://perycia.com/2024/11/santiago-caputo-y-un-fandom-salvaje-asi-desinforman-y-atacan-los-tuiteros-de-milei/. Una nota a la que llego gracias al trabajo de investigación de María José Colombo, quien forma parte junto a Laura Gobbato, Lucho Florio, Valeria González y Gabriela Odena, de uno de los grupos conformados para realizar esta experimentación. 

[2] Los textos «primeros» de los que parte está experimentación son «Mandíbulas autómatas» y «La hiperstición, la más nueva de las letosas», ambos de la autora y publicados en papel, en 2024,  por En el margen. Para más despliegue del tema se puede recurrir a sus lecturas.

 

 

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