Nos Disparan desde el Campanario Elon Musk: libertarismo y autoritarismo… por Carolin Amlinger y Oliver Nachtwey

 


 


Fuente: Jacobin

Link de Origen:

https://jacobinlat.com/2025/01/elon-musk-combina-libertarismo-y-autoritarismo/

 



Gráfica: El País

Traducción: Florencia Oroz

Las apariciones de Elon Musk en la toma de posesión de Trump y en un mitin de Alternative für Deutschland no son solo un retorno al pasado. Son una fusión de nacionalismo autoritario con una marcada tendencia posmoderna y libertaria.

En la historia de los estados modernos, ninguna persona ha logrado convertir su riqueza en una influencia política global tan significativa como él. Al comprar Twitter, ahora renombrado X, Elon Musk ganó influencia hasta terminar por insertarse en el gobierno de Estados Unidos. Al hacerlo, logró convertirse en el principal amplificador del autoritarismo global. Pero también debe reconocerse que, aunque un amplificador fortalece los sonidos, no los crea por sí mismo. Lo que antes era un inquietante ruido de fondo se ha convertido en un ruido que se emite en todos los canales.

A Musk no le preocupa que X haya perdido muchísimo valor a partir de su adquisición. Desde que ayudó a Donald Trump a ganar las elecciones presidenciales, su fortuna aumentó a más de 400.000 millones de dólares. Y, tras la toma de posesión, se espera que aumente aún más. Como jefe del «Departamento de Eficiencia Gubernamental» (DOGE), puede intentar desmantelar programas sociales, educativos y sanitarios, mientras que su conglomerado empresarial —que incluye transporte, industria aeroespacial, inteligencia artificial (IA) y neurotecnología— estará aún más directamente conectado a la línea de subvenciones gubernamentales.

Musk ya se ha enfrentado varias veces a los jefes de gobierno socialdemócratas europeos. Y el vicepresidente J. D. Vance amenazó con retirar a Estados Unidos de la OTAN si la Unión Europea regula X. Sus seguidores de la derecha libertaria aclaman a Musk como un empresario genial y defensor de la libertad. En su papel mediático (hoy en día el uso aparentemente dominante de su tiempo), Musk es sobre todo un agitador cada vez más autoritario.

Límites de carácter

¿Qué hizo que Musk se volviera autoritario? En su libro Character Limit, los analistas Kate Conger y Ryan Mac describen varios eventos desencadenantes que ocurrieron en un período de tan solo unos pocos años. Musk fue extremadamente crítico con las protestas de Black Lives Matter. Explicó su atractivo como un «virus mental» que había infectado las redes sociales, pero sobre todo a las empresas que se inclinaban por los programas de diversidad.

Como todos los libertarios, Musk siempre ha sido un defensor de la meritocracia radical, en la que el trabajo duro y las habilidades individuales se consideran los únicos requisitos legítimos para el éxito. En su opinión, los programas de diversidad socavan la idea meritocrática. La socióloga estadounidense Arlie Hochschild ha utilizado la imagen de la «fila de espera» para explicar el apoyo a Trump por parte de muchas personas blancas de la clase trabajadora.

Quieren creer en el sueño americano de la movilidad social a través de sus propios esfuerzos, incluso si realmente no se hace realidad para ellos. Lo peor para ellos es cuando piensan que los miembros de grupos minoritarios están siendo colocados delante suyo en la fila, solo debido a su identidad.

Musk adopta esta perspectiva en su papel de CEO. En tanto libertario, rechaza los sindicatos: a diferencia de otros fabricantes de automóviles en Estados Unidos, ha logrado evitar acuerdos colectivos en Tesla. Pero los signos de resurgimiento en el movimiento sindical estadounidense lo han puesto bajo una presión masiva en los últimos años. Al mismo tiempo, las medidas de protección durante la pandemia de COVID-19 en sus plantas de Tesla en California invadieron profundamente sus «libertades» empresariales; ya no se sentía como el dueño de su propia casa. La administración de Joe Biden lo desairó al no invitarlo a consultas con los fabricantes de automóviles. Sin embargo, la naturaleza personal de la cruzada de Musk contra el contagio de la «wokeness» no se explica completamente por intereses económicos, como vemos cuando declara «muerta» a su hija trans en una entrevista.

En pocos años, un CEO de la tecnología libertario, que mostraba rasgos narcisistas pero era políticamente centrista, se convirtió en un exponente destacado de lo que hemos definido como autoritarismo libertario. Los autoritarios libertarios quieren abolir el Estado democrático, al que ven como una máquina que restringe las libertades individuales. Los neoliberales utilizan el Estado para fortalecer el mercado, mientras que los autoritarios libertarios consideran que el propio Estado democrático, las autoridades y sus regulaciones son invasivos y perjudiciales.

Es la misma forma en que caracterizan a los migrantes y a las personas queer. Esta perspectiva se basa en una concepción hiperindividualista de la libertad que niega la interconexión de la existencia social, tratando la libertad como un derecho privado en lugar de una condición social compartida. Irónicamente, aunque el autoritarismo libertario protesta contra las estructuras de la sociedad moderna tardía, en última instancia refuerza sus principios fundamentales de autodeterminación y soberanía.

Musk se presenta a sí mismo como un «absolutista de la libertad de expresión» y ha transformado Twitter en un tiempo récord en un amplificador global del discurso de la derecha que ahoga a todos los demás. Allanó el camino, como es bien sabido, despidiendo a miles de empleados de Twitter que se encargaban de la «moderación de contenidos», es decir, de filtrar los discursos de odio y las fake news. Al mismo tiempo, reactivó numerosas cuentas que habían sido bloqueadas anteriormente por incumplir esas normas. Sin embargo, su «absolutismo de la libertad de expresión» es claramente relativo. Ha hecho que se bloqueen regularmente cuentas que publicaban críticas contra él y ha cooperado con las autoridades chinas de censura.

De tuitero ocasional inicial, Musk se ha convertido en una máquina expendedora de mensajes. Según un análisis de Bloomberg, durante la campaña electoral estadounidense Musk fue el amplificador más influyente de las teorías conspirativas antimigrantes. En dos meses publicó 330 mensajes sobre el tema, en los que afirmaba, entre otras cosas, que los demócratas estaban introduciendo inmigrantes ilegales en el país para evitar que Trump fuera elegido. Su lenguaje se volvió cada vez más vulgar durante la campaña electoral. Se refirió a los cruces fronterizos en la frontera sur de Estados Unidos como un «apocalipsis zombi» en una transmisión en vivo con Trump en X. Y cuanto más acalorada se volvía la campaña electoral, más intervenía en el algoritmo.

Estilo paranoico

En su libro False Prophets, publicado en 1949, el sociólogo Leo Löwenthal describió un tipo de agitador claramente visible en Musk. Es precisamente a través de un estilo poco serio, ambiguo y juguetón como el agitador manipula miedos vagos y libera agresiones latentes. Musk se presenta más tarde como un luchador oscuro al lado de Trump y muestra de forma provocativa los rasgos payasos de este papel. Para Löwenthal, el agitador es peligroso porque «la melancolía paranoica y la proyección de conspiraciones terminan en sugerencias de actos de violencia»; y dada la magnitud de las amenazas conspirativas a las que se enfrenta la sociedad, «las leyes e instituciones existentes no pueden hacerles frente y (…) se necesitan medidas extraordinarias».

Musk proyecta sin duda una realidad paranoica: una en la que los inmigrantes amenazan a una mayoría blanca a través de la inmigración, los «comunistas woke» ponen en peligro la economía y los partidos democráticos planean una manipulación electoral a gran escala. En sus innumerables publicaciones, pinta el cuadro de una dictadura liberal a la que todo individuo debe resistirse. Musk no solo se dirige a la esfera digital, sino también a la analógica. Después de todo, las elecciones se siguen decidiendo en el colegio electoral.

Si te preguntabas por qué sigues viendo las publicaciones de Musk en X a pesar de que no lo sigues o al menos no interactúas con él, es porque está junto a tu oído con su megáfono para que tengas que escucharlo. Musk ya era un actor global como fabricante de automóviles, pero la adquisición de Twitter le dio la ventaja para alterar también otros sistemas políticos.

Es el primer oligarca verdaderamente global. Su reciente descripción del canciller alemán Olaf Scholz, un socialdemócrata, y del ministro líder del Partido Verde Robert Habeck como «tontos» fue relativamente inofensiva. A través de su número de seguidores, Musk puede intentar dar la vuelta a las reglas de la legitimación democrática: los representantes electos están sujetos a su juicio, o deberían justificarse ante él por sus acciones.

Durante los disturbios racistas británicos de julio y agosto de 2024, Musk desempeñó el despreciable papel de agitador autoritario en muchos niveles. Después de un ataque con cuchillo a unas chicas en una clase de baile, las especulaciones sobre la identidad musulmana del autor, las publicaciones sobre la violencia musulmana y las teorías conspirativas de que las autoridades querían ocultar los antecedentes del crimen se propagaron por Internet como la pólvora. A continuación se produjeron disturbios similares a pogromos que sacudieron varias ciudades.

Un instigador clave de la explosión de noticias falsas, teorías de conspiración y racismo en las redes sociales fue Tommy Robinson, un muy conocido extremista de derecha británico que dirigió el centro digital de violencia en red desde su habitación de hotel en Chipre. Musk había reactivado su cuenta, interactuando con Robinson de manera aprobatoria, lo que le dio un alcance inmenso.

Es más, Musk comentó publicaciones de influencers de extrema derecha, llegando incluso a afirmar que una guerra civil en el Reino Unido era inevitable. Cuando el primer ministro británico, Keir Starmer, lo criticó por esto, el jefe de X lo comparó con los censores de Stalin. Musk con frecuencia pide la dimisión de funcionarios de otros Estados, como el juez brasileño Alexandre de Moraes, a quien llamó «dictador malicioso» porque quería obligar a X en Brasil a asumir más responsabilidad por el contenido de la plataforma. Los partidarios de Musk se manifestaron en su contra.

Por otro lado, Musk también tiene mucho en común con la primera ministra italiana Giorgia Meloni, a quien apoya siempre que puede. Lo mismo ocurre con la Alternative für Deutschland (AfD), cuya campaña electoral promocionó recientemente en el semanario alemán Welt am Sonntag. En Nochevieja, Musk llamó al presidente alemán Frank-Walter Steinmeier «tirano antidemocrático» en una publicación de X, en respuesta a una publicación de un influencer alemán de derechas que acusó salvajemente a Steinmeier de planear cancelar el resultado de las elecciones federales de febrero.

Radicalizado

El sábado 25 de enero, Musk apareció en el lanzamiento de la campaña electoral de la AfD en un vídeo que imita la estética abrumadora de Leni Riefenstahl. Pero lo que dijo fue tanto o más importante. Si hubo un consenso democrático en Alemania después del nazismo y el Holocausto, fue que no hay razón para estar orgulloso de ser alemán en lugar de tener otra nacionalidad. Sin embargo, Musk pidió a los eufóricos miembros de la AfD que se enorgullecieran de nuevo de ser alemanes y que dejaran atrás el pasado, es decir, la culpa del nazismo.

Musk estaba normalizando muy abiertamente lo que antes se habría considerado un tema de conversación extremista. Sin embargo, también podríamos decir que aquí Musk estaba animando a los partidarios de la AfD a abrazar abiertamente su propio extremismo de derecha en lugar de restarle importancia. Como señaló el presidente polaco, Donald Tusk, la agitación fascista de Musk tuvo lugar pocas horas antes del Día de Conmemoración del Holocausto, que marca el octogésimo aniversario de la liberación de Auschwitz. Sin embargo, el comportamiento provocador de Musk no debería sorprender, después de su saludo en la toma de posesión de Trump la semana anterior.

Musk se convirtió en autoritario al radicalizar su libertarismo económico. Su transformación de agitador político liberal a autoritario se debe principalmente a la sospecha de un bloqueo del principio meritocrático. Siente que, como empresario singular, ha caído en la trampa del igualitarismo. En su ensayo «La teoría freudiana y los esquemas de la propaganda fascista», Theodor W. Adorno señaló, siguiendo a su colega Löwenthal: «Como rebelión contra la civilización, el fascismo no es simplemente la reaparición de lo arcaico, sino su reproducción en y por la propia civilización».

La rebelión disruptiva de Musk contra la democracia liberal, sin embargo, no es una brutalización bárbara. Se deriva de la ideología californiana radicalizada en la que se supone que la tecnología mejora el mundo y libera al individuo. Para mejorar el mundo, Musk quiere destruir la democracia socialmente regulada. El individuo liberado debe ser defendido contra el poder intervencionista del Estado moderno.

No se sabe cómo evolucionará la relación entre el agitador global que es Musk y el funcionario más poderoso del mundo, Trump. Musk intervino en vano para evitar el compromiso entre republicanos y demócratas para garantizar la solvencia del Estado. Al mismo tiempo, se enemistó con la extrema derecha del movimiento trumpista al abogar por la importación de ingenieros altamente cualificados. Aquí están surgiendo líneas de conflicto entre los autoritarios nativistas, que bajo el liderazgo de Trump quieren restaurar la nación estadounidense en el sentido de la supremacía blanca, y los autoritarios libertarios como Musk. El tiempo en que Musk no tenía que ser selectivo sobre los mensajes autoritarios a los que servía como portavoz puede ser limitado.

 

 

Comentarios