Nos Disparan desde el Campanario 2025: el caos global y el ascenso de las elites… por Alejandro Marcó del Pont
Fuente: El Tábano Economista
Link de origen:
https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2025/01/23/2025-el-caos-global-y-el-ascenso-de-las-elites/
Colaboración para la Era “poco” Inteligente
El año 2025 comienza con más
preguntas que respuestas. Será, como mínimo, un año de treguas, pero no de paz.
En Ucrania, la diplomacia ganará terreno, aunque los movimientos de las
potencias pondrán a prueba un sistema internacional incapaz de resolver las
causas estructurales de los conflictos. En Gaza, el alto al fuego estará
marcado por el previsible incumplimiento israelí.
En un panorama global dominado por el
caos geopolítico, el crecimiento desigual entre las economías sigue siendo una
tendencia alarmante. En los últimos 20 años (2004-2024), los países del G7
crecieron a un promedio de apenas 1.58%, mientras que China lo hizo
al 8.15% y la India al 6.9%. Estados Unidos, el líder del G7,
creció casi cuatro veces más lento que China, una diferencia que evidencia el
ascenso imparable de Asia como eje del poder económico global.
Sin embargo, esta transición no será
fácil. Un mundo en caos ralentiza el crecimiento económico global, generando
incertidumbre e inseguridad que afectan tanto el comercio como el desarrollo.
Para las potencias occidentales, esta ralentización es una estrategia para
frenar el avance de China e India, aunque el futuro parece inclinarse
inevitablemente hacia Asia.
El año 2024 marcó un cambio político
global. Más de 1.600 millones de personas acudieron a las urnas,
movidas por el enojo, el malestar o el miedo. En la mayoría de los casos,
votaron para castigar a los partidos en el poder. Gobiernos como el de los
demócratas en Estados Unidos, los conservadores británicos, los macronistas en
Francia o la izquierda en Portugal sufrieron derrotas significativas. Incluso
los que resistieron, como Japón, India o Sudáfrica, salieron debilitados.
Esta ola de cambios políticos refleja
una creciente desconfianza en las instituciones tradicionales, alimentada por
la frustración ciudadana y las divisiones sociales. Según el filósofo Peter
Sloterdijk, la ira colectiva ha sido un motor histórico para la transformación
social. En el pasado, instituciones como la iglesia o los movimientos obreros
canalizaron este enejo hacia objetivos claros, como la lucha contra la
explotación o las desigualdades.
Sin embargo, en la era de las
redes sociales, la ira ha perdido su dirección. Estas plataformas democratizan
la indignación, pero la fragmentan en emociones reactivas y polarizadas sin un
propósito transformador claro. Mark Zuckerberg, director general de Meta
(Facebook, Instagram, WhatsApp y otros), anunció para el 2025 el fin de la
verificación programada de datos y contenidos en las redes sociales de la
empresa, una señal de alineamiento con la presidencia de Donald Trump y su
aliado ideológico y comercial Elon Musk.
La decisión de Zuckerberg afecta a
las populares redes sociales bajo su control y a un universo de unos 3.000
millones de usuarios en todo el mundo, eliminando los filtros automáticos
contra la desinformación y fake news, y allana el camino para la actividad
deliberada de granjas de trolls y constructores de la “opinión
pública” en miras a sostener una agenda política reaccionaria. Bienvenidos a la
plaza pública domina por las elites.
Las viejas fracturas sociales y
culturales se han intensificado: desde las guerras culturales a la lucha por el
control de la información y de las burbujas algorítmicamente construidas en las
redes sociales. La irrupción del magnate Elon Musk en la presidencia del nuevo
gobierno de Donald Trump personifica este cambio en el ejercicio del poder. El
hombre más rico del mundo, con el megáfono más potente de la sociedad
digitalizada, entra en la Casa Blanca para ejercer de mano derecha del
presidente. Musk es un poder global, detentor de una agenda política y unos intereses privados, que muchos
gobiernos democráticos no saben cómo gestionar.
Mientras tanto, Europa enfrenta su
propia crisis. Parlamentos fragmentados y una «locomotora franco-alemana»
debilitada reflejan la fragilidad de la integración europea. La dependencia de
Europa hacia Estados Unidos y su incapacidad para liderar de manera autónoma
acentúan esta debilidad.
El año arranca con un individualismo
reforzado. Estamos ante un mundo menos institucional. Si el miedo o la rabia se
han convertido en el estímulo movilizador que determina el voto, esta creciente
sensación de desesperanza es preocupantemente alta entre los jóvenes. Como dice
el Barcelona Centre for International
Affairs, “… en las elecciones europeas de 2024, se produjo
un descenso de la participación electoral entre los
menores de 25 años. Solo el 36% de los votantes de este grupo de edad acudió a
las urnas. Entre los jóvenes que no votaron, un 28% adujo, como razón
principal, la falta de interés en la política; un 14% mencionó la desconfianza
en la política, y el 10% sintió que su voto no cambiaría nada.
La mitad de los votos que sumaron los
nazis en su segunda elección, 8,5 millones sobre 16,5 millones “correspondió a
nuevos votantes, a jóvenes”. Siegmund Ginzberg, autor de Síndrome
1933, excelentemente explicado por Jorge Fontevecchia en su
artículo “1998-2025 (¿1933?)”, recurre a una ironía de Bertolt
Brecht: “si los resultados electorales los decepcionan, les sugiero que
disuelvan el pueblo y elijan otro”.
“Despiadados con los seres humanos,
compasivos con los animales. Entre las primerísimas medidas aprobadas por el
gobierno de Hitler, figuraba una ‘ley contra la crueldad contra los animales’,
promulgada en abril de 1933. En esta Argentina de hoy para nada comparable con
aquella Alemania, a pocos meses de haber asumido un nuevo gobierno, a
instancias de aliados al oficialismo, se propuso la Ley Conan, que aumentaba
las penas por maltrato animal de 15 días a un año de prisión vigentes, a de
tres meses a tres años de prisión, y además establecer el Día del Animal como
jornada de reflexión en las escuelas.
También rima el presente actual de la
Argentina con “el lento suicidio del Parlamento alemán: en 1930 el Congreso
había aprobado 98 leyes y el gobierno cinco por decreto. En 1931 el Congreso
había aprobado 32 leyes y el Ejecutivo 44 decretos. Y en 1932 el Congreso había
aprobado cinco leyes mientras que el Gobierno había promulgado 66 decretos” En
los primeros 12 meses de Javier Milei en Casa Rosada, el Parlamento aprobó 44
leyes, la cifra más baja para un primer año de gestión de las últimas cuatro
presidencia y 46
decretos en 330 días de gobierno.
La previsión del FMI de crecimiento global para 2025 es del 3,2%, una
tasa muy similar a la estimada para 2024, pero inferior a la dinámica
prepandémica. Sin embargo, esta cifra enmascara diferencias significativas por
regiones, donde la fortaleza de Estados Unidos y algunas economías asiáticas
emergentes contrastaría con la debilidad de Europa. En este contexto, es de
esperar un incremento de la inseguridad económica y una aceleración de la fragmentación de la economía global, donde ya es
observable el mayor acercamiento entre países afines. El ataque a los BRICS
será frontal.
En 2025, China sigue consolidando su
liderazgo tecnológico, destacándose en sectores clave como los drones, baterías
de litio y paneles solares. Sin embargo, su avance en semiconductores se ha
visto ralentizado por los bloqueos y restricciones impuestos por Occidente.
El panorama global está marcado por
la fragmentación económica. Las alianzas regionales, como los BRICS, enfrentan
un ataque frontal por parte de las potencias occidentales, mientras que las
economías emergentes buscan alternativas para reducir su dependencia de Estados
Unidos y Europa.
El año 2025 no se presenta
prometedor. En medio de la incertidumbre económica, el caos político y la
manipulación masiva de la información, el mundo avanza hacia un futuro cada vez
más individualista y menos institucional. La desesperanza entre los jóvenes y
la falta de interés en la política son síntomas preocupantes de una sociedad
que parece haber perdido su rumbo.
II
El mito del destino manifiesto
Link de origen:
https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2025/01/26/el-mito-del-destino-manifiesto/
La nueva doctrina Monroe
incluye al planeta Marte
(El Tábano Economista)
La idea del «destino manifiesto»,
adoptada por muchos miembros de la élite estadounidense, incluido el
presidente, refleja una percepción de superioridad que no solo es arrogante
sino infundada. Estados Unidos se presenta como una nación excepcionalmente «creativa»,
«innovadora» y «emprendedora», pero estas afirmaciones a menudo no reflejan la
realidad. Por ejemplo, el liderazgo global en la economía no pertenece
actualmente a Estados Unidos, sino que está siendo desafiado por el ascenso de
China y otras economías emergentes.
Como bien señaló John Adams, uno de
los padres fundadores de Estados Unidos: “Los hechos son obstinados, y
cualesquiera que sean nuestros deseos o inclinaciones, no pueden alterar el
estado de los hechos”. En este contexto, el gobierno de Estados Unidos enfrenta
un desafío crítico: abandonar los mitos sobre su excepcionalidad y confrontar
los hechos económicos para resolver sus problemas estructurales.
El crecimiento económico no es
resultado de mitos, sino de factores específicos que varían según cada país.
Los datos muestran que las economías con mayor crecimiento, como China e India,
tienen los niveles más altos de inversión fija neta en relación con su PIB. Por
ejemplo, en 2022, la inversión bruta de China representó el 42 % de su PIB,
mientras que en Estados Unidos fue solo del 20,8%.
China ha priorizado la construcción
de infraestructura masiva y moderna, superando a Estados Unidos en sectores
clave:
Ferrocarriles: China tiene la
red de alta velocidad más grande del mundo, con más de 42,000 kilómetros.
Puertos: alberga 7 de los 10
puertos más grandes del mundo, incluido Shanghái, el más activo.
Energía renovable: ha invertido
significativamente en tecnologías verdes, mientras que la infraestructura
envejecida de EE.UU. frena su productividad.
Además, según el informe
del Instituto de Política Estratégica Australiano (ASPI, en sus siglas
en inglés) China supera a EE.UU. en 37 de 44 tecnologías clave, incluyendo
inteligencia artificial, exploración espacial y biotecnología.
Para revertir este rezago, una
administración conservadora como la de Trump podría recurrir a políticas de
austeridad, que incluyan recortes en defensa, salud y mayores aranceles.
Gasto militar: EE.UU. gasta
actualmente el 3,6 % de su PIB en defensa (995 mil millones de dólares).
Reducirlo al 2 %, como se exige a los países de la OTAN, liberaría 450 mil
millones anuales, recursos que podrían destinarse a inversiones en
infraestructura. El fin de la guerra de Ucrania y pasarles la posta a los
europeos, si quieren que la OTAN sigue funcionando, implica, aumentar el
financiamiento al menos al 3%. Hoy ni siquiera la mayoría aporta el 2%. Según
mis estimaciones a la Unión Europea le costara como mínimo 250 mil millones de
dólares más si quiere llegar al 3%, lo que implicaría un gasto de unos 570.112
millones de dólares.
Mark Rutte, el secretario general de
la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), durante un
discurso en Bruselas dijo. «Díganles a sus ciudadanos que tienen que
gastar más en Defensa para que podamos seguir viviendo en paz, la seguridad
importa más que nada. Los países europeos gastan fácilmente hasta una cuarta
parte de su renta nacional en pensiones, sanidad y sistemas de seguridad
social, nosotros necesitamos una pequeña fracción de ese dinero para hacer
nuestra Defensa mucho más fuerte y preservar nuestro modo de vida. Que
Europa pague el ajuste americano al complejo militar industrial con el
bienestar de los ciudadanos europeos, solo se le puede ocurrir y abalar a la
OTAN y a Bruselas.
Sistema de salud: el sistema de
salud estadounidense consume el 16,7 % del PIB, mucho más que otros países
desarrollados. Reducir esta proporción en un 1% liberaría aproximadamente 300
mil millones de dólares. El sistema de salud privado de Estados Unidos utiliza,
con diferencia, la mayor proporción de recursos económicos, con el peor
resultado, de cualquier economía comparable.
Los datos del Banco Mundial muestran
que, en 2019, antes de los enormes aumentos del gasto en casi todos los países
debido al impacto de la COVID, el 16,7% del PIB de Estados Unidos se gastó en
salud, en comparación con, por ejemplo, el 11,7% del PIB en Alemania, el 11,1%
en Francia, el 10,8% en Japón o el 9,9% en el Reino Unido, si se consideran
economías con niveles de desarrollo comparables.
Aranceles: aumentar la
recaudación por aranceles podría generar 200 mil millones adicionales,
mejorando la competitividad y la balanza comercial. Sin embargo, este enfoque
también tiene costos, ya que incrementa los precios de los productos
importados, reduciendo el poder adquisitivo de los ciudadanos.
Una estrategia conservadora para 2025
enfrenta contradicciones inherentes: cada iniciativa de recorte tiene
consecuencias políticas y económicas. Sin embargo, si Estados Unidos quiere
competir con China en infraestructura, innovación y productividad, deberá
superar los mitos sobre su excepcionalidad y abordar estas decisiones
difíciles. Estados Unidos enfrenta un cambio inevitable. Las políticas de
austeridad pueden liberar recursos, pero no están exentas de contradicciones ni
costos sociales. En última instancia, el verdadero reto es equilibrar el corto
plazo con un futuro sostenible.
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*Alejandro Marcó del Pont, Licenciado en Economía de la UNLP. Autor y
editor del sitio especializado en temas económicos El Tábano Economista,
columnista radial, analista
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