Nos Disparan desde el Campanario Altruismo: ¿naturaleza humana o deber moral?... por Isabel Fernández Peñuelas
Fuente: FLOSOFÍA&CO
Link de Origen:
https://filco.es/altruismo-naturaleza-humana-deber-moral/
¿Es el ser humano bueno o malo por
naturaleza? ¿En su fuero interno corre el egoísmo o el altruismo? ¿Y si fuera
un falso dilema? ¿Y si el ser humano tuviera un componente egoísta respecto a
su propia vida (supervivencia individual), pero un componente altruista respecto
a los demás? A responder estas (y otras preguntas) se ha dedicado un grupo de
filósofos, cercanos a la Universidad de Oxford. Exploramos sus respuestas.
Largoplacismo y altruismo
El debate sobre el largoplacismo (el
debate sobre si la moral debe centrarse en objetivos a corto o a largo
plazo) ha vuelto con fuerza debido al impacto reciente de dos libros. Uno
de ellos es What we owe the future (2022), del filósofo escocés William McKaskill —a
quién Elon Musk reconoció como su filósofo de cabecera—. El otro libro que ha
relanzado el debate sobre el largoplacismo es El precipicio (2020),
del filósofo australiano Tobby Ord. Ambos filósofos se encuadran dentro de la
corriente «largoplacista», a la que también pertenecen otros autores de la
Universidad de Oxford, como Nick Bostrom.
Desde luego, es una buena noticia que
la filosofía ocupe páginas de periódicos o espacio en las redes sociales. Aunque
no siempre ha sido para asuntos estrictamente filosóficos, como ocurrió con el
desplome de FTX Future Fund, dirigido por Sam Banked-Fried (uno de
los mecenas del movimiento largoplacista). Este empresario estadounidense es
conocido, además de por el citado escándalo, por defender la necesidad de que
cada uno se haga lo más rico posible para, así, poder ayudar a los demás. Este
principio se inspira en el principle of sacrifice [«principio de
sacrificio»] de Peter Singer, según el cual los ricos estarían obligados
moralmente a compartir su riqueza con los pobres.
ste grupo de filósofos de la
universidad de Oxford (McKaskill, Ord, Bostrom, Singer…)
denomina «altruismo eficaz» a su doctrina. En momentos (como el
actual) en el que nuestra especie se ve amenazada por enormes retos
existenciales —como las catástrofes naturales—, Tobby Ord defiende que el reto
de nuestra época es salvaguardar el futuro de la humanidad. Y no hablamos solo
de riesgos naturales, sino también de riesgos tecnológicos (Nick Bostrom
destaca la singularidad
tecnológica que alcanzarán las máquinas inteligentes) o de riesgos
humanos (como una posible guerra nuclear).
Curiosamente, lejos de Oxford y mucho
antes de esta explosión mediática, el exbanquero español José Corral Lope
defendió una idea cercana a los fundamentos de base de los largoplacistas,
aunque no idéntica. Su teoría relaciona más profundamente el altruismo con
la idea de supervivencia y la enuncia de este modo en su libro Supervivir
amando: «La finalidad de la especie humana es intentar su supervivencia y el
altruismo es el medio más eficaz y eficiente para intentarlo».
Las leyes de la vida: de la araña
al Homo sapiens
«Las cosas se caen al suelo por la
ley de la gravedad del señor Newton. Y si no hubiera ley de la gravedad, se
caerían por su propio peso», le cuenta un sargento a sus reclutas para
explicarles la ley de la gravedad (la anécdota la recoge Corral Lope en el
citado libro). Y este es precisamente el problema con las leyes, que no las
vemos. En palabras de Corral: «Todos los seres vivos han intentado e intentan
que sus especies supervivan, antes de que los hombres hubieran descubierto la
ley que lo ordena».
En este sentido, y de forma similar a
la anécdota de la manzana de Newton, Corral llega a lo que llama «primera ley»
por intuición. Esta primera ley es una idea básica que contrasta después
con las posiciones de biólogos evolucionistas tales como Mayr,
Dobzhansky y S. J. Gould. A partir de ahí, Corral Lope intenta hacer
explícitas —es decir, enuncia— dos leyes biológicas que considera implícitas en
la naturaleza del Homo sapiens. Dos leyes que, en su opinión, fundamentan
las causas de nuestra conducta en tanto seres vivos. Dos leyes que compartimos
con otros seres vivos, tanto con las arañas como con los lobos.
La primera ley, apodada como «ley de
la supervivencia», afirma que «como todas las especies de seres vivos, el
objetivo o finalidad principal del Homo sapiens es su propia
supervivencia». Esta ley rige para los seres vivos e incluso para otros seres,
como los virus, que según Corral tienen el mismo «mandato vital» de sobrevivir.
La segunda ley que enuncia el autor,
llamada «ley del altruismo», es otra ley que también compartimos todos los
seres vivos (aunque es más evidente en el caso de las especies sociales). Esta
ley afirma que «el altruismo amplio es la estrategia fundamental adoptada por
nuestra especie como el medio más eficaz de conseguir su principal propósito
vital».
Como puede observarse, ambas leyes
fundamentan un principio ético universal de comportamiento, que se
podría enunciar de la siguiente manera: «Es bueno o mejor lo que, hecho
altruistamente, sea bueno o mejor para la supervivencia de nuestra especie».
Ambas leyes, y también el principio
ético fundamental, se basan en el concepto de «especie». Existe un gran
debate sobre este concepto y, en este sentido, Corral sigue a
Dobzhansky en su libro Evolución, el cual considera a nuestra especie
como un «sujeto» mendeliano que constituye un sistema evolutivo
supraindividual. Es decir, nuestra especie sabe a dónde se dirige, igual que lo
sabe cualquier otra especie.
A pesar de las discusiones que
existen sobre lo que es y no es la especie (y su subjetivación), Corral
cree que podemos decir que el Homo sapiens es una cosa real, una
entidad objetiva. Siguiendo esta línea, Corral defiende que una especie
existe en un momento determinado y, por tanto, tiene sentido hablar de su
supervivencia como finalidad por encima del ser humano particular.
Es únicamente a partir de estas dos
leyes de donde puede deducirse dicha norma básica de conducta o principio ético
universal, que conduce o contribuye a la estabilidad de la especie. Y aquí
es donde nuestra especie empieza a distinguirse de las vacas, los lobos o las
arañas. (Entiéndase que, si las arañas hubieran tenido «razón kantiana»,
seguramente mandarían en el mundo porque también es la razón —que las arañas no
tienen— la que mal usada puede llevarnos a la extinción.)
El principio ético universal
Con este principio ético universal,
Corral le hace frente a la moral. Desde Platón a Kant, pasando
por Aristóteles, argumenta Corral Lope, la discusión sobre qué es «lo bueno»
nunca ha terminado de cerrarse, lo que es insuficiente para la especie en los
tiempos que corren. Desde Platón solo se han conseguido objetivos
parciales. La teoría de la felicidad de Aristóteles (eudemonismo)
fue también un objetivo parcial (y enfocado al individuo). El imperativo
categórico kantiano está vacío, añade Corral. Por otro lado, el bienestar de la
mayoría propuesto por los utilitaristas es
indeterminado. Además, la ética global de hoy fracasa porque también propicia
objetivos parciales y para colectivos parciales.
Sin embargo, los largoplacistas
hablan de la incertidumbre moral y la aceptan. Para ellos, la
incertidumbre moral es inevitable, pero eso no implica que no pueda haber un
razonamiento moral, afirma Tobby Ord. En consecuencia, los largoplacistas
proponen una aproximación práctica o una «ética de acción» para abordar los que
consideran temas prioritarios como la salud de los países pobres y la pobreza
global.
La propuesta moral de los
largoplacistas se diferencia del principio ético universal de Corral en
que los largoplacistas simplemente dan por sentado el altruismo, sin intentar
encontrar las bases biológicas de su porqué inevitable. De hacerlo, tal vez
encontrarían una forma de salir del atolladero de la incertidumbre moral.
Para Corral, lo importante es
entender que cualquier entidad que no tiene claro su objetivo prioritario está
en permanente riesgo de que se produzcan desequilibrios por priorizar unos
objetivos parciales sobre otros. Y por su experiencia en rescates bancarios,
Corral Lope afirma que esta es una de las principales causas de quiebras
bancarias (un ejemplo: el excesivo crecimiento de los créditos —objetivo
parcial— a costa de la calidad del riesgo). De la misma forma, y centrándonos
en el caso humano, un exceso desequilibrado de población y de demanda de bienes
y servicios puede originar graves desigualdades y efectos perniciosos para el
entorno. Efectos perversos entre los vasos comunicantes.
Desde la posición de Corral Lope se
podría decir que el altruismo eficaz largoplacista puede quedarse en un
altruismo parcial porque la especie no sobrevive pensando únicamente en el
largo plazo. Los largoplacistas no entienden bien que el objetivo es que la
especie sobreviva y el medio para ello es el altruismo. Además, los
largoplacistas tampoco ven que esto es algo implícito en el hombre, es decir,
que esta situación es inevitable y no voluntaria. Todos somos altruistas sin
saberlo y sin quererlo. Simplemente por el mero hecho de vivir hacemos algo por
la especie, aunque no hagamos nada. Los largoplacistas hacen mal en presumir de
algo que, en realidad, es inevitable.
Algunas conclusiones
Para terminar, es importante notar
que la teoría de Corral Lope supone un precedente para algunas ideas del
largoplacismo. Es también un intento honesto e inteligente de explicar y
demostrar la inevitabilidad del comportamiento altruista a partir de las leyes
implícitas en nuestra programación genética.
Entre las muchas consecuencias de su
teoría se encuentra la lista de «cosas a hacer» por líderes y pensadores. Esta
lista está descrita en su Carta a los seres humanos, donde propone y cuestiona muchos
de los grandes temas que hoy están sobre la mesa, como la creación de un
Consejo Ético Mundial (propuesta en la que coincide con Bostrom). En esta carta
también señala el riesgo de que los Objetivos de Desarrollo Sostenible se
conviertan en meros objetivos parciales.
En fin, hay que despojarse de
prejuicios para entender que la idea básica de Corral supone un
mandato material duro. Un mandato que…
«…supone, como primer objetivo
parcial, la lucha por la existencia individual. Y por ello comprende el bien y
el mal. La vida y la muerte. La paz y la guerra entre los seres vivos: de la
misma y de diferentes especies. El egoísmo y el altruismo. El amor y el odio».
Todos ellos son vistos por Corral
como medios para sobrevivir. Como vemos, el tema dista mucho de ser fácil…
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