Nos Disparan desde el Campanario Seremos como Alemania, no tengo dudas… Gustavo Marcelo Sala

 



 

Obra: A zombie apocalypse, Zdzisław Beksiński

 

Ya no tengo dudas, confieso que le debo una disculpa a Milei, vamos camino a ser Alemania.

Casi un siglo después veo que somos la reencarnación de aquella gran potencia que supo ser el imperio de la industria metalmecánica. Con una economía estable y previsible gracias a los Bonos Mefo, se instalaron allí los más importantes inversores internacionales de aquel entonces, desde Ford, pasando por Nestlé, General Motors, Coca Cola, Kodak hasta IMB, empresa ésta que colaboró con el III Reich para ordenar y sistematizar la contabilidad inherente a la solución final.

A pesar de la distancia temporal y los cambios económicos, pues hoy son otros los modelos de inversión, podemos observar que nuestras actuales autoridades políticas poseen las mismas características que tuvieron esos hombres que condujeron aquel proceso: Decisión, convencimiento, cuentan con apoyo internacional, perciben un enemigo claro a exterminar, detentan un alto índice de perversión y criminalidad, son personalidades con altos niveles de mitomanía y una ausencia total de remordimientos, su pulso es firme para extirpar el cáncer opositor, están acompañados por un pueblo catequizado cuyo objetivo es un futuro tan venturoso como hegemónico, una gran parte del pueblo victimizado que exige una reparación, además cuenta con medios y aliados dispuestos a difundir el ideario, un poder judicial cooptado y sobre todo un líder psicópata que, como aquel, tiene la virtud de ingresar con su dialéctica, igual de excitada y poseída, en el alma de sus fanáticos.

Los hemos visto y escuchado por estos días en foros y encuentros partidarios, son los fieles defensores del ideario anarcocapitalista, “nuestro brazo armado se autocalificaron con honor”, jóvenes que se perciben nobles, militantes que se están organizando, entallándose sus uniformes, escogiendo las comarcas más viables para el desarrollo de los campos de concentración, bocetando pendones y brazaletes identitarios, haciendo lo propio con las ajorcas, harapos y pijamas que deberán lucir los díscolos, los opositores, los homosexuales, los inmigrantes, los kirchneristas, los agnósticos, los ateos, los artistas, los científicos, con el objeto de ser reconocidos a simple vista, material desechable susceptible de ser segregado como bien marca el dogma y puesto a disposición de esas juventudes adiestradas las cuales procederán de acuerdo a estándares correctivos que están prontos a dar sus primera notas en los centros de comunicación oficiales. Se los observa gozosamente componiendo marchas castrenses, formándose con los preceptos y metologías de las SS, a Henrich Parisini, a Joseph Laje, a Hermann Romo, a Otto Doe, con Hans Cerimedo como coordinador, escribiendo glosas en las redes sociales y entrenando a destajo para el combate. La libertad avanza en sus espíritus.  

Con algunas diferencias económicas conceptuales se adueñarán del Estado, aniquilando al preexistente, será especificado para que este instrumento sea una eficiente herramienta de negocios y conquista. Esta nueva y gloriosa Argentina será ocupada por los hombres y las mujeres de bien, por aquellos que creen en los valores de la familia, de Dios y de la propiedad privada. La nueva Argentina será la creadora de un Estado privado y solo los leales al ideario serán sus dueños absolutos.

No existe ninguna razón a la vista para que neguemos la realidad por venir, esto es, la firme aspiración anarcocapitalista de ser esa Nación que encabece este nuevo mundo que amanece, esta nueva civilización, dándole la razón a los que afirman que la historia se repite dos veces, primero como tragedia y luego como parodia, siendo ésta mucho más terrorífica que la tragedia, pues ese es el desafío de este neo Dasein, una nueva posibilidad para refundar a la humanidad. Esa es la dirección y la decisión tomada, multiplicar por mil aquella tragedia y ser la Argentina el motor de ella para que la posteridad nos recuerde de la misma manera que recuerda a aquellos hombres del III Reich.

No tengo dudas, ya lo afirmó Milei, vamos camino a ser Alemania, pero nosotros tenemos la opción de no terminar igual. Es probable que hace un siglo el pueblo alemán no tuviera esa posibilidad y escogió su propio aniquilamiento porque todavía la historia no le había exhibido los sesenta millones de rostros despedazados que tuvo la tragedia. Nosotros lo sabemos, el dilema es qué ES lo que hacemos como pueblo con esa información. 

Vamos camino a ser Alemania, la del treinta del siglo XX con los matices de la modernidad, como afirmó Saramago el fascismo se ha reciclado, ha descubierto nuevo caminos, tienen razón Milei y sus voceros, no todos “la ven”, sobre todo los que se dicen neutrales y gran parte de los intelectuales, los que le dan un cheque en blanco hipotetizando "¿y si le sale bien?", y esto es lo más preocupante y desconsolador, porque si le sale bien muchos moriremos, de hehco muhcos están muriendo, y parece que tal cosa, en este tiempo desquiciado y oscurso, sería la resultante asequible de ese culposo bien esperado... 

 

*Gustavo Marcelo Sala. Editor


Comentarios

  1. Es verdad don Sala, no la ven, el fascismo ha logrado su cabeza de playa y los intelectuales y periodistas argentinos siguen entretenidos con sus castillos de arena

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