Fuente: Bloghemia
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https://www.bloghemia.com/2024/11/la-relacion-entre-libertad-y.html
Artículo de Zygmunt Bauman, sociólogo
y filósofo, reconocido internacionalmente como uno de los sociólogos más
importantes de su tiempo.
Por: Zygmunt Bauman
La socialización nunca termina en
nuestras vidas. Por esa razón los sociólogos distinguen entre estadios de
socialización (primario, secundario y terciario). Estos traen consigo formas
cambiantes y complejas de interacción entre libertad y dependencia. En algunas
instancias gente criada en pequeñas comunidades rurales puede encontrarse
perdida en una ciudad extraña en la que la indiferencia hacia los extranjeros
produce sentimientos de desamparo, exacerbados por el volumen del tránsito, las
multitudes que corren y la arquitectura. El riesgo y la confianza entonces se
mezclan de diferentes modos para habilitar o minar lo que el sociólogo Anthony
Giddens llama «seguridad ontológica».
Del mismo modo, hay quienes se
sienten como en casa en la ciudad, cuyo anonimato les facilita la libertad de
movimiento y cuya diversidad puede ser la fuente de su identidad. Y sin embargo
están también esas situaciones sobre las que el individuo no tiene control. Lo
que los sociólogos llaman condiciones macroestructurales pueden tener
consecuencias dramáticas para todos nosotros. Una súbita depresión económica,
la iniciación del desempleo masivo, el estallido de una guerra, la destrucción
de los ahorros de toda la vida por la escalada inflacionaria y una pérdida de
la seguridad por la supresión del derecho a un beneficio en épocas de penuria
son sólo algunos ejemplos. Estos cambios tienen el potencial de poner en duda e
incluso socavar los logros de nuestros modelos de socialización y requerir
entonces una reestructuración radical de nuestras acciones y de las normas que
orientan nuestra conducta.
De una manera menos espectacular,
cada uno de nosotros enfrenta problemas cotidianos que piden un reajuste o que
cuestionan nuestras expectativas: por ejemplo, cuando cambiamos de escuela o de
trabajo, vamos a la universidad, nos convertimos de solteros en casados,
compramos una casa propia, nos mudamos, nos volvemos padres o personas mayores.
Por lo tanto, es mejor pensar en las relaciones entre libertad y dependencia
como un proceso de cambio y negociación continuos, cuyas complejas
interacciones comienzan con el nacimiento y terminan sólo con la muerte.
Nuestra libertad nunca es completa.
Nuestras acciones presentes están conformadas e incluso forzadas por nuestras
acciones pasadas; nos encontramos enfrentados cotidianamente con elecciones
que, aunque atractivas, son inalcanzables. La libertad tiene un costo que varía
con las circunstancias y mientras miramos buscando nuevas oportunidades y cosas
a las que aspiramos, la viabilidad y la posibilidad de «recomenzar» se vuelven
remotas después de cierta edad. Al mismo tiempo, la libertad para algunos puede
comprarse al costo de una mayor dependencia para otros. Hemos hablado del papel
que los recursos materiales y simbólicos desempeñan en el proceso de hacer de
la elección una propuesta viable y realista, y dicho que no todas las personas
pueden disfrutar de un acceso a esos recursos. De ese modo, mientras todas las
personas son libres y no pueden ser sino libres —están obligadas a hacerse
responsables de lo que sea que hagan— algunas son más libres que otras porque
sus horizontes y elecciones para la acción son más amplios, y eso, a su vez,
puede depender de restringir los horizontes de otros.
Podemos decir que la relación entre
libertad y dependencia es un indicador de la posición relativa que una persona,
o una categoría de personas, ocupa en una sociedad. Lo que llamamos privilegio
aparece, mirando más de cerca, como un mayor grado de libertad y un menor grado
de dependencia. Esto se manifiesta de diferentes maneras y por diferentes
razones, cuando las sociedades y los grupos buscan justificar este estado de
situación para legitimar sus respectivas posiciones. Sin embargo, cuando
dejamos brechas en nuestro conocimiento de otros, se las suele llenar con
prejuicio.
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