Nos Disparan desde el Campanario El Lobotomizado, el primer eslabón que se necesita para el fin de las ideas… por Gustavo Marcelo Sala
Obra: Zdzisław
Beksiński
Se afirma que un lobotomizado es
aquel que presenta extremas limitaciones intelectuales y que por ello se
manifiesta mayormente alienado, extraviado, con una marcada tendencia a
desentenderse por desarrollar ideas u opiniones propias. Algo similar a poseer
un encefalograma raso. Este es uno de los términos que en la actualidad ha
trocado desde la medicina hacia el lenguaje social común. Lo cierto es que
científicamente la lobotomía ya no se practica más desde hace varias décadas,
los últimos antecedentes datan de fines de los sesenta debido a que, pasado el
tiempo, se comprobó que un alto porcentaje de pacientes no solo no mejoraba su
cuadro mental sino que además empeoraba teniendo que recurrir a fármacos
antipsicóticos. Ergo, un lobotomizado tiende a la psicopatía, cosa que en nuestro
presente resulta redundante mencionar.
Se cuenta que por años esta operación
cerebral, básicamente apuntada a la extirpación de las terminales nerviosas
cerebrales fue muy utilizada tanto por Hitler como por Stalin aplicándola a
conjuntos sociales de sus mismos pueblos. Primitivamente y mediante la
aplicación de electrodos en las sienes, con una sesión alcanzaba para que en
pocos minutos una persona, firmemente sujetada, se convirtiera en un ser
absolutamente subsumido e inofensivo. Menos de cinco descargas eléctricas eran
suficientes para producir las convulsiones necesarias y un estado óptimo de
anestesia de forma tal el cirujano, en pocos minutos, concluyera cortando y
extirpando los lóbulos de la zona frontal mediante una leve incisión bajo las
cejas. Se estima que por entonces un especialista podía hacer de quince
personas quince idiotas en noventa minutos. Hoy una emisión televisiva logra
dicho objetivo multiplicando cuantitativamente y de manera geométrica su
efecto.
Esta herramienta científica y política
de dominación se fue apagando paulatinamente al comprobarse la enorme eficacia
que tiene la mass media en función de dicho efecto cuantitativo y su relación
con los costos, incluso en los primeros tiempos todavía no vislumbraban las
ganancias que se podían obtener con esa fórmula de paciente cautivo. Hoy
existen miles de lobotomizados por el engaño, personas cuya ignorancia es muy
bien aprovechada por el poder lobotomizador.
Ya dijimos que la lobotomía fue un
procedimiento quirúrgico que tenía como objetivo la destrucción de las
conexiones nerviosas del lóbulo frontal a través de los conductos lacrimales,
generalmente pacientes agitados, a los cuales se les introducía un bisturí por
el espacio lacrimal hasta el lóbulo frontal, para luego mover ese bisturí en
péndulo, hasta desconectarles ambos lóbulos frontales. De este modo quedaban
efectivamente adormecidos y subsumidos, aunque con el siguiente correlato:
· Desinterés,
pereza, falta de iniciativa
· Desprecio
por el análisis y el pensamiento complejo
· Incapacidad
para planear
· Perdida
de empatía social
· Incapacidad
de proyectarse
· Vida
rutinaria y gusto por hacer siempre lo mismo
· Incapacidad
para aprender nada nuevo.
Una persona lobotomizada por el sistema
lobotomizador, profesionales en la materia, no tiene retorno como ciudadano
sentipensante ya que al ceder su voluntad ha terciarizado sus capacidades
deductivas e inductivas para poder entender su pasado, su presente y su futuro.
Es un residual con fines determinados muy en sintonía con los objetivos
planificados por el establishment corporativo. Acaso Fukuyama soñaba con una
sociedad lobotomizada y de ese modo establecer una pista de aterrizaje cómoda
para imponer su tesis sobre el fin de historia y de las ideologías. Lo cierto
es que aquello que no logró el malo de Francis, desde la dialéctica y la
ciencia, lo está logrando la mass media en la praxis, sin anestesia y sin
cirugía, y con grandes rentabilidades PPV...
Un último detalle. Así como la traición
no ha vencido en el mundo ya que su significado sigue siendo despreciable – es
decir los traidores no han logrado banalizarla -, el lobotomizado hoy no tiene
status de víctima, ese supuesto paciente enfermizo de antaño es en la
actualidad el soporte imprescindible del sistema. En la actualidad el
lobotomizado, al igual que el traidor, escoge serlo, de manera que en lo
personal no le tengo la menor pena, en todo caso, por el daño de causa, es
necesario combatirlo como al propio lobotomizador..
Nos cuenta Javier Miró las siguientes
experiencias:
·
En
1970, Amanda Feilding, una inglesa de 27 años, se hizo a sí misma un agujero en
la zona frontal de la cabeza con la ayuda de un torno eléctrico de dentista. El
orificio craneal le permitiría alcanzar un nivel de conciencia superior. Los
neurólogos modernos indican que este tipo de intervención carece de fundamento
médico, resulta muy peligrosa y no pasa de ser una forma de automutilación. Sin
embargo miles de personas visitan su sitio en Internet para solicitarle cómo
contactar con un cirujano que realice este tipo de operación.
·
Como
estrategia para combatirlos en su momento el General y teórico de la Guerra Sun
Zi organizo una marcha de apoyo al Régimen de turno en una calle sin salida. La
gran mayoría falleció en la tragedia por aplastamiento y asfixia.
*Gustavo Marcelo Sala. Editor
Para colaborar con Nos Disparan desde el Campanario:
Gustavo Marcelo Sala
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CBU: 0930335320100076462989
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