Nos Disparan desde el Campanario Sociedad Buitre… por Gustavo Marcelo Sala

 



 

Obras de Zdzisław Beksiński

 



Nuestro pueblo ha elegido soberanamente y a plena conciencia dentro del marco que le otorgan sus democráticas facultades indelegables configurar su sociedad bajo un formato buitre, en donde quedan perfectamente establecidos aquellos sectores minoritarios que gozarán y disfrutarán con libertad de sus gulas por sobre aquellos sectores mayoritarios que oficiarán como mera carroña. 


Sabemos que los buitres tienen una enorme capacidad migratoria de manera que cuando la mencionada carroña, más temprano que tarde, ya no tenga posibilidad de regenerarse para cumplir con su rol dentro de la cadena trófica, la especie dominante no tendrá ningún inconveniente para con total libertad abandonar la tierra arrasada dejando un páramo de mogotes óseos testimoniando su afán depredatorio.


William Godwin afirmó en cierta ocasión: “Si mi Patria se empeña en una acción injustica serle fiel es un delito”. Pues considero entonces que hasta el momento el pueblo está cometiendo un delito al avalar y siendo fiel a las acciones injustas que se están cometiendo en la Patria en contra de gran parte de la población. Por supuesto que es un delito que no se encuentra tipificado en ningún código, en ese sentido los redactores de nuestras cartas institucionales siguen cual calco y copia los dictados de los buitres, por ello su impunidad está asegurada pues no existe marco legal o moral que los condene. Debido a esto cualquier reacción contraria a ese orden establecido si cuenta con varias hojas de mala literatura punitiva en dichos códigos. No solo nos están robando la Patria, pretenden hacerla desaparecer una vez que deje de ser de provecho para sus apetencias de especie.


No existe nada en este presente oscuro que me identifique o me represente como ciudadano, nada por lo cual considere que vale la pena serle fiel a una Nación, cuyos habitantes, mayoritariamente, siguen viviendo sus egoísmos, analfabetismos políticos y banalidades mientras el hambre, la enfermedad, la miseria y la muerte son variables de ajuste contable a favor de un clima de negocios en donde la burguesía buitre emprende plácidamente, pues está segura que por el momento, tiene un manso stock de carroña disponible para saciar su gula.

Pero no solo existen buitres dentro de la política en sus tres poderes, sino además dentro del campo empresarial, desde luego en los medios de comunicación, en las instituciones intermedias, en el ámbito de la salud, en amplios sectores de la educación y la cultura y va de suyo que dentro del sindicalismo. Es decir, la administración general de los recursos que genera el pueblo está absolutamente cooptado y concentrado en diseños socioeconómicos en donde todos ellos consideran que la multiplicación de la carroña es el objetivo inspirador.




El poder real, culturalmente, ha logrado disciplinar a favor de elegir creer desechando todas las evidencias prácticas y teóricas, forzando a percibir antes que apreciar e interpretar, por lo cual es bastante complejo que la futura carroña se perciba como tal, y esa ventaja resulta cardinal para el éxito del programa criminal. Esa masa de putrefacto futuro, curiosamente, prefiere, aún bajo estas circunstancias, percibirse incluida dentro de un trazado que la quiere eliminar, que la desprecia, en lugar de entenderse, sentirse, mirarse, hablarse, unirse solidariamente bajo denominadores comunes y necesidades complementarias, para de ese modo revertir esa lógica devastadora dominante. Elegir creer que es posible incluirse dentro de un sistema genocida y criminal es el mayor acierto cultural de los buitres, un pulso ignaro y extático que seduce a las víctimas subsumisas hasta el paroxismo a tal punto de asumir con gracilidad un lugar destacado en la cima de los mogotes óseos.

 

*Gustavo Marcelo Sala. Editor

 

 

 


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