Nos Disparan desde el Campanario Fetiches… por Gustavo Marcelo Sala

 

 

Gráfica: Cultura Colectiva

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Si este gobierno anarconeoliberal logra consolidar con el tiempo una alianza de intereses económicos con los sectores medios pequeño burgueses a partir de fetiches que el propio sistema crea y estimula cual derrame sospecho que tenemos extrema derecha para rato, y no habrá memoria ni conciencia que la pueda limitar. Aquel homo consumidor del deme dos, el mismo de la tablita o la convertibilidad dolardependiente y especulativa, protagonista de la dictadura y el menemato, florecerá como antaño sin que se pregunte si tal lógica socioeconómica nos corresponde como país, como Nación, y menos si dicho formato nos asocia o nos disocia como pueblo. Tanto la problemática previsional como el dilema universitario, como la precarización sanitaria, como la concentración económica, la desigualdad, la corrupción y los DD.HH serán temas que deambularán por los linderos sin que resulten determinantes, y hasta las progresías opinantes hablarán, ya lo estamos percibiendo, bajo el embrujo de esos fetiches especulativos, de “logros” porque los índices inflacionarios bajan, el FMI mima y el sector financiero no provoca corridas.

No son pocos los países en el mundo en los cuales este modelo político ha tenido mucho éxito, siempre en términos de perdurabilidad, perviviendo más allá de sus dirigentes, incluso dentro de sistemas bipartidistas con simples diferencias retóricas pero que para nada ponen en discusión la praxis política y menos el sistema distributivo de sus sociedades. Invisibilizar al 40 % de la población no es una teoría original ni mucho menos, estos porcentajes nacen con el capitalismo y los escenarios que va edificando para su cimentación, y cuando digo invisibilizar no me refiero solamente a excluirla, sino hablo del tener bolsones disponibles a requerimiento del sistema sobre los cuales caen tanto los ajustes despiadados como esas breves primaveras que provocan esperanzas, indicios que “deben seguir” existiendo para que el propio sistema no implosione como en el año 2001.

Por eso creo que no van a cometer esos mismos errores y horrores depredatorios. Lo que si va a seguir existiendo es ese ocultamiento sobre las necesidades de esos bolsones para eliminar de plano cualquier tipo de concientización sobre el dilema. Aquí los medios juegan un rol fundacional y fundamental. Tranquilamente se puede gobernar un país con un 40 % de excluidos, incluso proponer paradigmas filosóficos y políticos en donde se exhiba ese ordenamiento como el más viable y no considero que exagero cuando me atrevo a sentenciar que hasta buena parte de ese 40 % está de acuerdo.

En la actualidad los 40 millones de habitantes estadounidenses excluidos de la mayor economía mundial ni siquiera son tema de debate sociológico, ni hablar político. La sociedad más avanzada del planeta acepta, asume y considera lógico tal ordenamiento, la figura se reitera en varias naciones del norte desarrollado, países en donde preservar el sistema económico está por encima de los resultados que ese propio sistema le ofrece a la totalidad de la sociedad.

Nunca como ahora hemos visto con marcada encarnadura electoral y su correlato ejecutivo, luego del éxito, la alianza del poder real con el poder político. Esta extrema profundización que hace el nuevo gobierno de las políticas neoliberales ya está despuntando sus primeros resultados excluyentes, esquema que curiosamente los sectores medios aprueban a pesar de sus contraindicaciones: Devaluación intempestiva, espiral inflacionaria, quita de subsidios, despidos, techo paritario, sensación de inseguridad laboral, horizonte recesivo, transferencia de recursos a favor de los sectores concentrados de la economía, una batería de medidas que implican establecer un supuesto orden económico, inciso muy discutible, a favor de que los número cierren.

Por lo visto una muy buena parte de nuestra sociedad, mientras aclama y reclama por la empatía, no está interesada, en el marco de la coyuntura, que dicho concepto contenga e incluya. Estos amplios sectores se han subsumido a la tecnocracia financiera que proponen los Ceos gobernantes entendiendo que ésta merece sacrificios humanos, siempre de otros. Si luego de este exitoso y potente shock paradigmático e ideológico las clases medias logran estabilizar sus intereses prácticos, la alianza antes mencionada se solidificará y durará mínimamente hasta la próxima crisis, coyuntura que existirá en tanto y en cuanto el propio sistema no piense en su superviviencia. Ergo, no llegar a un diciembre del 2001. En el presente observamos a dirigentes políticos, sindicalistas, empresarios, antes oficialistas, hoy también, analizando las recetas del presente como las únicas posibles.

Dicho esto la alianza ideológica está en marcha y acomoda a los que se condieran melones libres, y lo hace a medida que el carro avanza, teniendo en cuenta que ese carro tiene un conductor, una ruta, una velocidad, y que jamás se detendrá si alguno de ellos cae a la banquina.  

 

*Gustavo Marcelo Sala. Editor

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