Nos Disparan desde el Campanario… El Can Cerbero de la modernidad y sus tres cabezas: influencers, celebrities y trolls… por Gustavo Marcelo Sala
Gráfica: https://rz100arte.com/
El Can Cerbero: Un
monstruo de tamaño descomunal hijo de Tifón y Equidna que suele ser descrito como un perro
de tres cabezas y cola de serpiente de cuyo dorso salían incluso, según algunos,
multitud de cabezas. Un monstruo que permanecía siempre atado a la puerta
del Infierno para cumplir fielmente su misión:
En épocas de pretextos, subterfugios
y argucias debemos entender que el argumento lógico, sólido, racional y probado
es el único mecanismo existente para que dicho aparento o juicio se transforme
en texto político válido, cuando menos para ostentar credenciales e ingresar
seriamente al campo del debate. Resulta evidente que tal cosa no cuenta con
albaceas ni filántropos dentro de la ciencia política contemporánea, sino que
además, este quite de colaboración intelectual, cuenta con la fabulosa
colaboración de los medios, en tanto periodistas, analistas y supuestos
interpretadores de la realidad, de todas las ideologías, los cuales mutaron
como tales en un neo Cerbero protector del inframundo Hades, cuyas cabezas influencers,
trolls y celebrities no solo desean obtener cuantiosos réditos a partir de la
propia confusión que generan sino que además gozan con el miedo que engendran sus
perversas acciones.
Hace un tiempo afirmamos desde estas
páginas que el frikismo (me atrevo a otorgarle entidad ideológica) no es otra
cosa que la voluntad individual por proponerle a la sociedad un personaje
mediático, nulo desde la inteligencia, amparado bajo las normas y formas del
sentido común, llamativo más que atractivo, empático, alejado de la complejidad
y la crítica, inusual, con rasgos voluntarios ciertamente ridículos, comprador
de atención y que a su vez, por esas características, logra notoriedad con la
resultante de jugosos dividendos. Lo que durante los noventa solo era nicho de
los medios en programas de muy baja calidad artística y formativa, talk shows
se los denominaba, (el pionero sin dudas fue Mauro Viale) se transformó con el
tiempo en estrategia generalizada de penetración cultural, en la actualidad
vemos esta clase de excéntricos no solo contando chistes malos y groseros por
los medios, sino además dentro de la arena política, en la justicia, en las
ciencias y en las artes, en el campo de la tecnología y desde luego dentro del
periodismo. Transformado el ciudadano político en espectador acrítico, este
solo cumple su rol fisgón y acepta mansamente lo que los medios le ofrecen con
marcada intención lobotomizadora. Estos lúmpenes extravagantes han logrado
poseer entidad emprendedora dentro del absurdo capitalismo en el cual estamos
viviendo (no se necesita ser otra cosa que el ejecutante de un personaje)
habida cuenta que su estructura solo se basa en el mínimo intento de sostener
un muleto, “pegarle” con el papel y vivir de él de modo rapaz a como dé lugar a
cuenta del sobre, el bolo o el canje. El problema en las sociedades
intelectualmente precarizadas deviene cuando, debido a su encaje mediático, se
los comienza a tomar seriamente como si fueran gurúes sociales, avezados consultores,
analistas reputados de la realidad, relatores de verdades absolutas a través de
entidades consultivas no ha lugar, incluso ponderando aberraciones
humanísticas, jurídicas o directamente haciendo apología de delitos de lesa
humanidad, todo esto sabiendo que su condición ridícula y jovial los hace
inmune, transformándose de ese modo en representativos.
En nuestra patria abundan estos
personajes y a contracara de lo que se piensa no llevan disfraces fantásticos,
en muchos casos saco y corbata, algunos ha llegado a legislar, ejecutar,
gobernar municipios, provincias y como ocurre actualmente la Nación; son
formales y han desarrollado sus personajes de tal manera que logran entidad aun
mintiendo, aún comprobado el embuste, y para mi tristeza contando con un
importante auditorio a la espera de la próxima falacia. Y juegan con cartas
marcadas debido a que en el código penal está condenado todo, menos la
psicopatía edulcorada bajo un disfraz mediático, cosa que tan bien utiliza para
favorecer sus intereses la plutocracia y el poder real, de esto se trata la
impunidad e inmunidad jurídica del poderoso. Para esta gente la cárcel no es un
horizonte político de riesgo, de todas maneras la cárcel en sí propio no habla
de tu condena, quien habla de tu condena es el carcelero. Eso sí, para aquel
que defiende las causas populares, cuanto más perverso es este a la ojos de los
mandantes, percepciones éstas que promueven los gritos frikis y honestistas de
las hordas progreliberales y anacolibertarias las cuales condenarán por
prejuicio tercerizado, mayor será, con el correr de la historia su expiación,
su inocencia, su elevación histórica. Va de suyo que nadie le devolverá a
Mandela sus veintitantos años preso, ni a Daltón su cabeza, ni a Tupac sus
miembros, solo la historia los hará inmortal, cosa que no consiguió su
carcelero amén que se hable de él como dato punitorio adicional de la historia.
El burgués argentino, incluso dentro del colectivo nacional y popular, cree
firmemente en la cárcel como actor reparador de sus carencias y humillaciones.
La palabra preso surge más rápido que las palabras justicia o legalidad o que
el término condena social. Tal vez este término, de aplicarlo, muy cercano al
de conciencia social, nos hubiera ahorrado mucho de los peores momentos
vividos, por caso no permitir que el evasor, criminal, mafioso y contrabandista
Mauricio Macri, salvado por la corrupción judicial plutocrática menemista
arribe a la primera magistratura de la República, ni siquiera hubiera podido
ser jefe de gobierno en CABA.
En lo personal no me interesan ni Milei
ni Macri presos, tampoco sus rentados voceros, ni lo deseo, ni muertos me importan,
el daño que vienen haciendo desde hace una década amparados por los medios está
por encima de una celda o un cajón, recintos que seguramente de darse serán
VIP. De estos hay cientos, son los pueblos los que deciden. Allí, estimo, no
habrá marchas ni monigotes testimoniales. Aun así creo más en la historia y sus
conclusiones que en el presente y sus operaciones, para la construcción creo
más en nuestras huellas que en la incidencia de los medios y la opinión
publicada de los trolls, influencers y celebrities.
Esta es la historia de los hermanos Hoffman, Hemult
y Karl, dos oficiales alemanes provenientes de una familia humilde que
estuvieron al mando de Hitler cuando este apenas acaba de llegar al poder.
Helmut era miembro de la SS y llegó a convertirse en un oficial de alto cargo.
Karl por su parte pertenecía a las SA, como se conocía a la sección de asalto,
y experimentó en primera persona el lado más oscuro del régimen fascista. Dos
jóvenes al principio encandilados por el nuevo orden propuesto bajo argumentos mediáticos
falaces. A medida que el proceso político se va desarrollando ambos comienzan a
experimentar las contradicciones y aberraciones de una realidad impensada de la
que no pueden escapar a pesar de sus propias conciencias terminando siendo
víctimas de aquel encandilamiento seductor de ascenso social, a pesar de las
advertencias de sus afectos, el cual tenía contraindicaciones sangrientas…
*Gustavo Marcelo Sala. Editor
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