Imagen: TeleSur
En todos los órdenes y actividades de la vida el motor para superar
contingencias pasa por el análisis crítico y autocrítico de la realidad. Hoy
frente a la catastrófica derrota del 19 de noviembre, con pronóstico
impredecible, por supuesto se merece una profunda y honesta autocrítica.
No me refiero – solamente - al resultado electoral, que sólo
es el producto de graves desviaciones y renunciamientos endémicos previos.
La gravedad del abismo está graficado en la pérdida de
premisas, conceptos, valores y derechos que consideramos intangibles desde el
punto de vista histórico, social e incluso institucional, o sea, consagrados en
nuestras leyes, pactos, tratados internacionales y en nuestra Constitución
Nacional. La vigencia de todos ellos estaba
hasta ahora fuera de cualquier discusión política electoral.
Tal vez nuestro ADN
más nítido como sociedad es la educación
pública, gratuita, libre, laica y
democrática. La misma que ahora se pone en riesgo planteando volver a la
sociedad “exitosa” justamente de hace cien años donde ésta no existía.
La educación pública y gratuita en todos sus niveles nos destaca
como sociedad a nivel regional y mundial y nos ha permitido sobresalir en
distintos campos del saber, de la ciencia y la tecnología, siendo asimismo un
potente componente de integración e igualación social dentro de un capitalismo
salvaje excluyente e individualista.
Idénticos valores y derechos conquistados a lo largo de la
historia con la salud pública que nos permitió saltear la reciente pandemia
global, aún con la desarticulación del sistema durante los años neoliberales
previos, que suspendió los cronogramas de vacunación gratuita, abandonó
millones de ellas sustrayéndolas al uso público, sin invertir en un solo nuevo
hospital y paralizando doce de ellos en avanzado estado de construcción.
La retrógrada discusión sobre la soberanía de nuestro territorio continental de costas y lagos apropiados, de
tierras fiscales, de espacios públicos comunes, hasta de nuestras Islas
Malvinas, plataforma submarina e islas del Atlántico Sur, con la pretensión de
someterlas al arbitrio de la población implantada por la potencia imperial
inglesa, mancillando el honor de nuestro país y de los miles de patriotas que
entregaron sacrificios y vidas en su
defensa. Cientos de ellos la perdieron.
¿Cómo es posible poner en riesgo nuestra independencia
económica, nuestros recursos naturales estratégicos? ¿La comida de nuestro
pueblo, librándolo a la voracidad de un concentrado mercado oligopólico de un
reducido grupo multinacional expoliador y fugador de la riqueza? ¿Cómo después
de la experiencia devastadora de destrucción de las fuentes de trabajo del
2001, de los derechos de las mayorías, de los corralitos y corralones, de los
megacanjes, de la privatización vandálica de las empresas argentinas, tanto de
las pequeñas y medianas como de las
estratégicas, la satelital, las centrales atómicas, las energéticas, las de
investigación científica y tecnológica, con las terribles secuelas de
empobrecimiento, de saqueo y de muerte?
La mayor derrota está representada en el hecho de que
mayorías populares hayan votado y aceptado la promesa que los echen del laburo,
que se queden sin educación y sin salud, para quedarse sin las empresas
públicas donde radica el patrimonio común de les argentines, con salarios y
jubilaciones depreciadas y para que los muelan a palos, tal vez los maten,
cuando protesten por el saqueo. Hayan votado para disculpar a genocidas y para
que vuelvan a sus casas, en cambio para meter presos a los que luchan o hayan
luchado.
Todas las políticas y medidas de shock que se anuncian son
fulminantes e instantáneas para la destrucción, pero implican años y a veces
décadas para volver a reconstruirlas. Aun así, en muchos casos tampoco ello es
posible.
Los derechos conquistados de las minorías, de la identidad e
igualdad de género, los feminismos, la
marea verde o la violeta, la salud reproductiva, también caen bajo la picota de
este paradigma homofóbico. “Cambio” que
es sólo una marcha atrás a toda velocidad.
La pretensión de desandar la política de defensa de los
derechos humanos, la política del NUNCA MAS, donde hoy nuestro país es un
ejemplo en el mundo después del genocidio que se llevó la vida de 30.000
compatriotas y de muchos más, presos, torturados, muertos y exiliados,
impulsando nuevamente el odio, la revancha, la represión, la violencia, y el enfrentamiento de les argentines.
Sin embargo habrá que ver que parte de todo ello puedan
llevar a cabo frente a un Pueblo que ha pasado muchas situaciones que se
presentaban como terminales.
Este fenomenal retroceso es sin lugar a dudas responsabilidad
de todes, por lo tanto la autocrítica es
también deber de todes. Para empresarios, pequeños y medianos productores,
estudiantes y profesionales, intelectuales, comerciantes, peones, obreros y
empleados. Por supuesto que no es en igualdad de grado. Los que nos oponemos a
esta brutal derechización individualista de la sociedad para pocos, sobre la
sangre y sudor de muchos, tal vez no hicimos
todo lo necesario, no hemos sido muy exigentes con la obligación de reclamar a
las autoridades el estricto cumplimiento de las promesas electorales
transformadoras que la sociedad habíamos votado en 2019.
Los que defendieron este “cambio”, esa marcha atrás a todas
velocidad, más tarde o más temprano deberán hacer su autocrítica que ya sea por
odio social o político, por enojo, desconocimiento o ignorancia, por lo que
fuera, deberán hacerlo. Para ellos será tarde y
sin consuelo.
Pero quienes mayor autocrítica deberán realizar, en el menor
plazo que les sea posible, son las dirigencias de todo tipo, porque son los que
más han gravitado para esta desconsoladora derrota social, económica,
ideológica y política. Entre ellos la
máxima representación política institucional, el ausente sin aviso Albertibio, y
comienzo la crítica contra él por ser el único que ya se ha victimizado y
pretendido desvincular, incluso amagando con irse a vivir a España.
Desde un principio, luego de una ensayada etapa verborrágica,
fue incurriendo en una serie de
claudicaciones y renuncias anticipadas. Sobre la ley de medios para limitar el
opresivo poder mafioso magnettista y sus satélites. La estafa del grupo
oligárquico Vicentin y el despojo granjeado por Macri con el excandidato a
vicepresidente de UCR el impune González Fraga, entre otros.
Pero sin dudas la mayor defección de Albertibio fue la
campaña en inmejorables condiciones macroeconomicas globales – en plena
pandemia mundial - para rechazar el
endeudamiento ilegal ruinoso entre Macri y el FMI. Sin embargo se resistió a ello, con la
oposición cerrada del kirchnerismo, lo que desde ese momento rompió el frente
político con la renuncia de Máximo a la
presidencia del bloque y el necio ninguneo y bloqueo a la Vice Presidenta y al
espacio mayoritario del peronismo, el mismo que le permitió ocupar su malogrado
y desastroso desempeño para los intereses populares. Sin impulsar ni defender
el remedio constitucional del juicio político para denunciar, acusar y
destituir a los supremos de la Corte y Confección por las probadas tropelías
institucionales, administrativas y judiciales y someter a revisión la actuación
de los comodoros federales de lago Escondido y sus adláteres. Luego dejó al desamparo librada a su suerte a CFK
frente a todas las maniobras de los que hacen de jueces con causas y condenas armadas
que nadie cree, mucho menos esos mismos funcionarios, pero siguen adelante con
la persecución mediático-judicial, porque así lo ordena la conjunción oligarca
gorila libertadora-endeudadora, pese a
los propios dictámenes de parte de sus fiscales y jueces adictos.
Finalmente – lo más grave- tampoco hizo nada como presidente
de utilería con el intento de asesinato a
Cristina FK ante la complicidad
de miembros de la jerarquía macrista como Bullrich, su secretario Millman y el
financista de la familia Caputo, que en estos días se ha vuelto a constituir - gracias
al voto popular - en el principal ministro para la desnacionalización, el
desmantelamiento, endeudamiento y la fuga,
Después de eso ya no hubo medida rescatable en beneficio de
las mayorías populares y era de esperar que se rompiera en mil pedazos el
frente de gobierno como quería y accionaba la oposición entera, lo que mucho
costó en términos de gobierno y electoral su mantenimiento.
No promovió la des-cartelización de la obra pública, ni el
desarme de las cuevas financieras buitres, el avance del famoso canal Magdalena
y la recuperación de la soberanía del Rio Paraná por donde fluye el 80 % del
comercio de granos, con puertos privados donde no entra la inspección del Estado
y donde se elude la tributación de impuestos nacionales a favor de otros países como Paraguay y
Uruguay. Todo ello en contra de la férrea política desplegada por sectores del
peronismo kirchnerista y aliados. Tampoco se logró en tiempo y forma la
repatriación de las fortunas súper millonarias fugadas al exterior y la
tributación de esos activos.
Por último – entre
otras maniobras detestables - el propio presidente promovió una lista opositora
para competir en las PASO y dividir el frente interno, con un candidato que hasta este momento es el único alto
dirigente del gobierno saliente en manifestarse a gusto de seguir representando
al gobierno entrante en la embajada de Brasil. Hasta el propio Albertibio le reprochó dicha conducta por lo vergonzoso,
con el regocijo de la personaje nombrada como futura canciller.
Por supuesto que no es un dato desdeñable mirar el contexto,
donde los principales países más poderosos de la Europa blanca, aria,
colonialista y racista está gobernada por sectores de la derecha o la extrema
derecha (aunque no tan delirante como se presenta la autóctona) que acompaña
sin chistar la política guerrerista del imperio, tanto en Ucrania como en
Palestina. En ambos casos no acepta la negociación, el alto el fuego, ni la paz.
Nunca como hoy después del Tercer Reich todo ese conglomerado
aceptó e impulsó una política de
apartheid - mucho más grave y violento, denunciado por los propios sudafricanos
en su país - de limpieza étnica, de exterminio
indiscriminado contra población civil inerme y acorralada en un siniestro y
dantesco ghetto, como la ejecutada por el estado terrorista de Israel. La misma
no responde a ninguna norma ética, ni
moral, ni jurídica de ninguna especie,
mucho menos de derecho humanitario, ni
de Naciones Unidas que se demuestra inservible, ni las convenciones sobre
DD.HH. firmadas por todas ellos. Una especial dedicación en eliminar a niñeces
y mujeres (más de diez mil) para cortar la descendencia biológica y natural y
eliminar a una comunidad nacional entera para terminar de robarles su identidad
y su territorio, lo que está realizando hace 75 años, en los últimos años a
razón de dos personas por día, lo que está catalogado jurídicamente en el
derecho penal internacional como genocidio.
Un genocidio antisemita. Porque el pueblo palestino es de
origen semita. No se podría contabilizar la cantidad de Ana Frank que está
asesinando la furia racista del sionismo internacional encabezado por estos
actuales fuhrer.-
Israel no podrá Nunca Más denunciar justamente el horror del
holocausto, cuando son ellos mismos quienes repiten las matanzas, han
reemplazado los hornos crematorios con el aniquilamiento de todo un despavorido
pueblo encerrados en sus hogares o en las calles destruidas e incendiadas con
bombas o con poderosos misiles
“occidentales”.
El presidente entrante -por el voto mayoritario- se reunió y
se referencia con un sector del judaísmo que también aviva el exterminio y no
está de acuerdo con el alto el fuego, ya
se ha pronunciado pública y reiteradamente alineado con el gobierno de USA y de
Israel, en contra de la paz promovida - entre otros - por el “maligno que vive
en Roma”.
Eduardo Schiel es abogado, ex docente universitario en derecho constitucional, ensayista, miembro de la CONADEP, redactor del NUNCA MÁS, autor del libro “NUNCA MAS NI NUNCA MENOS”.
Excelente
ResponderEliminarExacto análisis de la triste realidad, (Sin salida???)
EliminarMuy bueno lo redactado todo lo dicho es real.
ResponderEliminarCoincido. La furia racista deja tierra arrasada.
ResponderEliminarUna realidad que es espantosa , tendrá remedio ..
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