Revista Nos Disparan desde el Campanario Año III Nro. 51 "JOYAS DE TWITTER" & "HISTORIA DE LA CLASE MEDIA ARGENTINA".. por Eddy W. Hopper
Pesadillas de Zdzisław Beksiński
Presentan:
"ESTRATEGIAS DE VENTA ADECUADAS
A CONTEXTO"
Hacia el año 2002, la clase media,
fuertemente cooptada por el mercado de electrodomésticos en los 90s, lo había
perdido todo.
La crisis de diciembre de 2001, de la
que había sido protagonista impulsada por una monumental manipulación
mediática, se había fagocitado sus ahorros; pero también la acumulación de sus
pobrezas y sus esperanzas.
Toda acción comercial estaba ocluida
o narcotizada, vencida por las circunstancias.
Quien de algún modo quebró esta
inmovilidad fue el grupo Clarín, cuyos creativos, por entonces, echaron mano de
un recurso de venta GENIAL: "HABLAR COMO HABLA LA GENTE"; porque,
como era de esperar, en la situación límite la clase media vinculaba
"honestidad" con "ser de barrio". "Ellos" -la
clase media- "no habían provocado la crisis", a pesar de que "se
habían puesto la camiseta" de todas las empresas durante los 10 años
anteriores y se habían malgastado los ingresos en compras de baratijas. Ellos
eran laburantes de pobreza y honestidad exhibidas: la prueba más contundente
era que hablaban como hay que hablar, así, como sale.
No era improbable, entonces, que -por
dar un ejemplo- las crónicas policiales contuvieran pasajes de este tipo:
"Fuimos a buscar a una vecina para ver si sabía algo, y nos dijo: 'Ay, yo
no sé nada, y si supiera tampoco te diría nada', a lo cual pensamos que está
bien, porque la gente tiene miedo".
Después, la clase media tuvo más
dinero -gracias a las políticas implementadas por Néstor Kirchner y Cristina
Fernández de Kirchner- y comenzó a pretender otro estilo, más ligado a las
formas castizas de su imaginario aspiracional.
Este modelo de abordaje de la
mediocridad -que se multiplicó en todas las instancias comunicacionales del
Grupo Clarín- tuvo tanto éxito, que provocó la imitación de otras empresas,
conscientes de que la clase media a la que se dirigían había mostrado sin
vergüenza, en la crisis terminal, su verdadera decadencia estructural.
Pero no solo eso: también se
experimentaron "evoluciones" hacia las groserías más instaladas en
las sobremesas de inmigración, cuyos contenidos espurios ya se habían
transmitido de generación en degeneración por más de un siglo.
Y es así que arribamos a esta
publicidad de Direct TV, que se adecua a la esencia de los reales modos del
habla mediopelo, incluso cruzados por condicionamientos culturales incluidos en
su alma insalvable, relacionados con el placer por la humillación ajena y la
rebaja de la dignidad del prójimo.
Para el reclame de fines de 2002,
"ofrecer un servicio sin criterio de máxima ganancia" era, ya
despojado el entorno clasemediero de todo recato hasta nuevo aviso de mejora
salarial, "BAJARSE LOS PANTALONES". Es decir: para que los penetren
carnalmente a cambio de supervivencia, cuestión también instalada en el
mediopelo mayoritario como de vejación y a la vez de goce sádico.
Y como la clase media necesita todas
las veces expresiones de refuerzo -ya que, en general, no entiende desde la
primera vez que escucha o lee- la imagen muestra HOMBRES QUE, COMO FORMA DE
HUMILLACIÓN, SE DESPRENDEN SUS PANTALONES Y LOS DEJAN CAER delante del
espectador.
"Encima te dejcuento doce peso
los primero sei mese. ¿Y qué má queré? ¿Qué te vaya a limpiar la casa, también?
¿QUE ME BAJE LOS CALZONE, ESO QUERÉ?"
Esta propaganda salía por televisión,
muchas veces al día. Respondía a estándares ni siquiera tolerados: más bien,
normalizados y deseados por nuestros congéneres de hace 20 años.
Historias de lo que nos constituye,
botones de muestra de lo que estamos hechos. Esencias, posibilidades e imposibilidades.
Monstruos, siempre monstruos.
*Eddy W. Hopper. Abogado
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