Revista Nos Disparan desde el Campanario Año II Nro. 44 ¿CUÁLES SON LAS PERSPECTIVAS DE PAZ? POR NOAM CHOMSKY… invita Juan Rodríguez
Fuente
Bloghemia
"Si
no creemos en la libertad de expresión para la gente que despreciamos, no creemos
en ella para nada." - Noam Chomsky
Entrevista
realizada al filósofo y Lingüista Noam Chomsky, por John
Rachel, para el diario digital Counter Punch, y publicada el pasado 27 de
Agosto del 2021.
El
Bulletin of Atomic Scientists (BAS) ha puesto recientemente las manillas del
reloj del fin del mundo en los 100 segundos antes de medianoche. La medianoche
representa la guerra total, el probable holocausto nuclear. Nunca han estado
tan cerca. ¿Estás de acuerdo con este funesto augurio?
Un
augurio certero, por desgracia. Los analistas del BAS mencionan tres grandes
amenazas crecientes: la guerra nuclear, la destrucción medioambiental y lo que
algunas personas han llamado una infodemia, el fuerte declive del discurso
racional, que es la única esperanza para afrontar las crisis existenciales.
Cada
año de la presidencia de [Donald] Trump, el minutero se fue acercando a la
medianoche. Hace dos años, los analistas dejaron los minutos y optaron por el
segundero. Trump fue potenciando constantemente las tres amenazas. Vale la pena
reflexionar sobre lo cerca que estuvo el mundo de una catástrofe indescriptible
el pasado noviembre. Otros cuatro años de carrera de Trump hacia el abismo
podría haber tenido consecuencias incalculables. Claro que sus acólitos no lo
ven de esta manera, pero curiosamente cabe decir lo mismo de ciertos segmentos
de la izquierda. De hecho, las letanías liberales sobre sus abusos también
eluden en gran parte sus principales crímenes. Conviene tenerlo en cuenta
cuando creemos que él mismo o algún clon suyo puede recuperar pronto las
riendas del poder. También conviene tener en cuenta las advertencias de miles
de científicos de que estamos acercándonos a puntos de no retorno en la
destrucción ambiental. Podemos leer sobre todo esto en Aljazeera.
EE
UU siempre se presenta como la principal fuerza del planeta que promueve la
paz, la justicia, los derechos humanos, la igualdad racial, etc. Las encuestas
nos indican que la mayoría de los demás países consideran en realidad que EE UU
representa la mayor amenaza para la estabilidad. ¿Dónde piensas que está la
verdad?
Incluso
durante los años de Obama, los sondeos internacionales mostraron que la opinión
mundial contemplaba a EE UU como la principal amenaza para la paz mundial, muy
lejos de cualquier otro país. Esto no trascendió a la población estadounidense,
aunque cualquiera podía acceder a estos datos a través de los medios
extranjeros o de fuentes disidentes. Ocasionalmente de difunden ejemplos
ilustrativos. Así, hubo alguna mención del reciente voto de Naciones Unidas por
el que se condenaba las salvajes sanciones contra Cuba, que prácticamente
constituyen un bloqueo: 180 contra 2 (EE UU e Israel). El New York Times
descalificó el dato diciendo que los críticos de EE UU habían aprovechado para
abrir la válvula de escape. Muy normal. Cuando aparecen artículos sobre lo
desatinado que está el mundo, suele prevalecer la curiosidad por las
enfermedades mentales que provocan esa incapacidad patológica de reconocer
nuestra nobleza.
No
hay nada nuevo con respecto a este posicionamiento. Es muy propio de las
culturas imperiales. Incluso una figura tan extraordinaria como John Stuart
Mill se extrañaba de que el mundo no entendiera que Gran Bretaña era una
potencia angelical que se sacrificaba por el bien del mundo… en un momento en
que su país estaba cometiendo uno de sus crímenes más horribles, como él sabía
muy bien.
Una
pregunta que nos lleva al dilema del huevo o la gallina: EE UU acusa a Rusia y
a China de reforzar rápidamente su potencial militar y afirma que su propio
posicionamiento y el incremento de su armamento son una respuesta a sus
adversarios hostiles, Rusia y China. Tanto Rusia como China dicen que no hacen
más que responder a la intimidación y las amenazas militares por parte de EE
UU. ¿Qué opinas? ¿Tienen Rusia y China ambiciones imperiales o no hacen más que
defenderse frente a lo que consideran un militarismo estadounidense cada vez
más agresivo?
Pueden
sernos útiles algunos datos básicos. De acuerdo con la principal organización
de seguimiento internacional, el SIPRI, “el crecimiento del gasto [militar]
total en 2020 estuvo muy influido por los patrones de gasto en EE UU y China.
EE UU aumentó su gasto por tercer año consecutivo hasta alcanzar los 778.000
millones de dólares en 2020”, frente a China, que lo ha incrementado a 252.000
millones de dólares (y mucho menos si contemplamos el gasto per capita, claro).
En cuarto lugar, detrás de India, viene Rusia: 61.700 millones.
EE
UU es el único país que no se enfrenta a amenazas creíbles a su seguridad,
aparte de las supuestas amenazas junto a las fronteras de sus adversarios, que
están rodeados de misiles nucleares apostados en algunas de los 800 bases
militares estadounidenses esparcidas por el mundo (China tiene una, en Yibuti).
Ha habito intentos internacionales de evitar la militarización del espacio
exterior, que constituiría una grave amenaza para la supervivencia. La
iniciativa al respecto vino principalmente de China y Rusia, pero Washington la
bloqueó durante muchos años.
El
número de misiones de espionaje, vuelos de bombarderos nucleares y juegos de
guerra cerca de las fronteras de Rusia ha aumentado enormemente a lo largo del
año pasado. Lo mismo ha ocurrido en China. ¿Acaso todo esto no es más que un
mero postureo geopolítico normal y corriente? ¿O se trata de una escalada
peligrosa y de un nuevo rumbo ominoso del plan estratégico de EE UU? ¿Cuál es
la justificación de lo que Rusia y China consideran provocaciones y actos
agresivos, o incluso preparativos para una guerra?
Esto
es muy peligroso. La planificación estratégica se ha reorientado para centrarse
en la guerra con China y Rusia. Se han producido actos provocativos junto a sus
fronteras, que ya están plagadas de armas ofensivas estadounidenses. China
viola el derecho internacional en el mar de China Meridional, aunque EE UU, la
única potencia marítima que no ha ratificado la Convención de Naciones Unidas
sobre el Derecho del Mar, no está legitimado para objetar. La respuesta
correcta a las violaciones por parte de China no pasa por una peligrosa
demostración de fuerza, sino por la diplomacia y la negociación, encabezadas
por los países de la región afectados directamente. La mayor amenaza tiene que
ver con Taiwán. También en este caso, una diplomacia sensata, en vez de
provocaciones, puede evitar lo que sería un desastre.
En
una democracia, la ciudadanía tiene, al menos en teoría, la posibilidad de
influir en todos los asuntos políticos. Sin embargo, al final ninguna de las
recientes campañas militares y guerras no declaradas parecen contar con el
favor o apoyo popular. ¿Cuál es y cual debería ser el papel de la ciudadanía
común a la hora de decidir la política exterior y las prioridades militares del
país? ¿O habría que dejar estos asuntos en manos de los expertos?
De
acuerdo con el artículo I de la Constitución [estadounidense], el Congreso es
el único legitimado para declarar la guerra. Sin embargo, hace tiempo que esta
disposición se encuentra en el fondo de la papelera, junto con las demás
disposiciones molestas del documento que nos enseñan a reverenciar.
En
una democracia plena, la ciudadanía debería tener la última palabra en los
asuntos del Estado. No es nuestro caso. Y debería se una ciudadanía informada.
No es nuestro caso. La primera guerra mundial es un ejemplo clásico. En 1916,
[Woodrow] Wilson ganó las elecciones esgrimiendo el lema de “paz sin victoria”.
Después lanzó una impresionante campaña de propaganda para inflamar a una
población pacifista e infundirle el odio a todo lo alemán, acompañada de falsas
noticias sobre atrocidades cometidas por los germanos, fabricadas por el
Ministerio de Información británico; la visión orwelliana estaba viva y
coleando mucho antes de Orwell. Fue todo un éxito. No fue el primer ejemplo, ni
el último. La propaganda estatal sigue siendo sumamente eficaz, dondequiera que
miremos, reforzada por los medios de comunicación leales y la clase
intelectual.
Un
ejemplo sorprendente, con importantes connotaciones, se ha conocido justo unas
horas antes de que me sentara a escribir: “Más estadounidenses creen que Irán
posee armas nucleares que los que piensan que las tiene Israel. Se sabe que
Israel posee armas nucleares desde hace decenios (aunque no lo reconozca
oficialmente) y no está demostrado que Irán las haya tenido jamás, pero la
percepción del público estadounidense presume una realidad diferente: el 60,5
%, incluido el 70,6 % de los Republicanos y el 52,6 % de los Demócratas, dicen
que Irán posee armas nucleares, frente al 51,7 % que dice que Israel las
tiene, incluido el 51,7 % de los Republicanos y el 51,9 % de los Demócratas.”
Los
logros de la propaganda incesante pueden ser pasmosos.
Una
vez más, los medios ayudan de diversas maneras. Para citar un caso muy
relevante, hace poco los editores del New York Times unieron virtualmente al
mundo entero, incluido Irán, con el llamamiento a la creación de una zona libre
de armas nucleares en Oriente Medio. Esto pondría fin a la supuesta amenaza del
armamento nuclear iraní y reduciría radicalmente las graves tensiones regionales,
que encierran un gran peligro. En la propuesta de los editores se omitió un
detalle: Israel, la única potencia de la región que tiene armas nucleares.
También se omitió el motivo por el que esta propuesta sumamente importante no
se haya implementado: EE UU la bloquea, para asegurar que los copiosos
armamentos israelíes no vayan a ser inspeccionados. De hecho, EE UU se niega a
reconocer oficialmente que Israel cuenta con armas nucleares, pese a que no
cabe ninguna duda de ello. Si lo hiciera, podría tener que aplicar la ley
estadounidense y bloquear previsiblemente toda ayuda a Israel.
A
la multitud no le conviene saber que sus vidas están amenazadas por mor de
proteger las fechorías de Israel y la participación de EE UU en las mismas.
En
relación con esto, a la ciudadanía y a la mayoría del Congreso se les oculta la
verdad en relación con misiones especiales, operaciones cibernéticas,
intervenciones para cambiar regímenes, todo ello realizado en nombre de la
ciudadanía estadounidense. Los fondos que financian esta metástasis del mundo
oscuro de sabotaje y terror en el resto del mundo también son un secreto.
Actualmente se espía a fondo a ciudadanos y ciudadanas de EE UU, aquí mismo, en
casa. ¿Cómo encaja cualquiera de estas cosas en “el país de los libres”?
¿Significa que aquello del gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo
no es más que una farsa?
Si
dejamos que sea un timo. En el pasaje inicial de una de las primeras obras
modernas importantes de ciencia política, un hombre sabio –David Hume– señaló
que “el poder está en manos de los gobernados”. Siempre que opten por
ejercerlo. Si se proponen tomar las riendas del Estados en sus propias manos
dentro de una comunidad cooperativa, como pretendían la clase trabajadora y el
campesinado de EE UU a finales del siglo XIX. Pero fueron aplastados por la
violencia del Estado y del capital.
*Juan Rodríguez, Ex cuadro de la Armada. Maquinista y buzo de profundidad. Baja a mi propia solicitud en agosto de 1975, efectiva en diciembre del mismo año. Luego ingreso, exámenes de aptitud mediante a la Marina Mercante Nacional como oficial de máquinas hasta mi jubilación como jefe de máquinas.
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