Revista Nos Dispara Desde el Campanario Año II Nro. 43 La subliminalidad en la política… por Gustavo Marcelo Sala
El accionar preelectoral se ha trasformado en una suerte Big Brother en donde los candidatos y agrupaciones en lugar de presentarse a la población argumentando conciencia social en función del bien común y el progreso colectivo, exhibiendo sus credenciales de probidad y honestidad, se ciñen a la mera eliminación de sus adversarios, independientemente de aquellas premisas fundacionales de la ciencia política, aplicando estrategias aliancistas tan disparatadas como forzadas, las cuales luego se verifican en sus resultados cuando la praxis política toma, en sí propia, formato ejecutivo.
Así el campo de las ideas, en tanto
programas y herramientas, no forma parte de la esencia, se ha desdibujado su
importancia a la hora de pensar la contemporaneidad no solo en función del
presente sino además para comenzar a bocetar el futuro de una sociedad que
jamás, desde su nacimiento, ha dejado de lado su carencia en tanto previsión cuando
de paradigmas a mediano y largo plazo se
trata.
Tristemente
el ciudadano domesticado por el exitoso formato mediático y cultural está más
atento a quién gana en esa puja estratégica sin contenidos políticos, enfermas
en chicanas dialécticas y relatos stand up, en lugar de entender que acaso ese
triunfador, por su historia, formación, conceptos y acciones, no es el más
indicado para motorizar el bien común, y simplemente se lo termina aceptando y
apoyando por sus habilidades dentro de ese juego mediático, talentos ficticios que
se sumaron al prejuicio predictivo laborado y cimentado por los poderes que fertilizan
ese formato, para ellos favorable.
Sucede
algo similar con la erística o el arte de la controversia o lo que vulgarmente
se denominan debates públicos. Algo expresábamos hace algún tiempo AQUÍ
y AQUÍ
sobre sus falacias cuando de tomar
decisiones importantes se trata. No es necesario que nos extendamos en aquel
ejemplo del año 2015 en donde quien mintió descaradamente triunfó en los comicios
por sobre quien advirtió esos embustes, para luego y una vez corroboradas esas
falacias expuestas, dos años después, al artero embustero, ya sin necesidad de
debate, se le ratificaba el apoyo legislativo. Nada que no ocurra en otras
latitudes, por supuesto, recordemos el dilema estadounidense entre G. W. Bush y
A. Gore, la experiencia itálica con Berlusconi o la presente de Bolsonaro en
Brasil.
En lo inmediato la epistemología de la ciencia política y ésta en sí misma como tal solo pervive (sobrevive) en aquellos pocos ciudadanos que están formados para ella, cuestión de lo que se encargaban los propios partidos hasta no hace muchas décadas, conocimientos, relaciones y magnitudes múltiples (Filosofía, Historia, Economía, Sociología, Antropología, Ética, Oratoria, Dialéctica etc.) que se desarrollaban a escala territorial, es decir, desde las propias bases.
Mueve a risa cuando la candidata local por el PJ Dra. Alicia Jalle (reitero, aquí en Coronel Dorrego el Frente de Todos no existe, solo pervive una expresión conservadora del Justicialismo ligada ideológicamente a los despojos del Menem-Duhaldismo, tiempo en el cual supo ser gobierno en el Pago con suma comodidad, con rasgos marcadamente fascistas y que a la vez le hace la segunda voz a la nefasta y criminal plutocracia gobernante) insiste, por vagancia y flaqueza intelectual, que la formación política pasa solamente por la presentación de las formas administrativas dentro del HCD sin atender ni entender en los fondos, en la ideología. En su servil y burgués visión desea, tras un cursillo esporádico, burócratas sin ideas fuerza, ni creatividad, ni riesgo. Ella, junto a los eternos sonámbulos pejotistas que dicen habitar dicho espectro representativo (¿?) no quieren a la juventud tomando decisiones, quieren a la juventud como coreutas para avalar sus agachadas, quebrantos y negociados con el oficialismo. Ya lo hizo Barcelona con el aval de la propia Jalle cuando de vueltos personales no se hablaba. Aquí el término juventud labora subliminalmente...
Ergo, la doctrina y sus fundamentos... bien gracias... Por eso no nos pueden sorprender las insolvencias de todos los integrantes de la lista supuestamente representativa del campo nacional y popular local, cosa que pudimos comprobar durante las PASO.
Entre paréntesis me afirmo al sostener que dicha lista en nada se distingue, desde la concepción política e ideológica, a la nómina armada por el ahora camporista y patético cuentrapropista vencido en la internas, pero existe algo peor aún, en nada se distingue del oficialismo que gobierna Coronel Dorrego desde hace más de 20 años, casi un siglo.
Si bien aún existen bolsones de
resistencia, en la actualidad la formación ha sido reemplazada por los medios
de comunicación a caballo de sus intereses corporativos, sus intermediarios e
interpretadores, por las agencias de coaching, por los asesores de imagen, y
sobre todo por la publicidad subliminal, la cual tiene la potestad de invadir
por debajo del umbral de la conciencia operando directamente en nuestro inconsciente. Acaso por eso cada vez existe menos conciencia social siendo que
esta se encuentra perforada por la poderosa carga subliminal que poseen los estímulos individuales.
La publicidad
subliminal opera directamente con el inconsciente, dejando que las
imágenes sean percibidas por los aspectos pasivos de la mente, y por lo tanto
sin que dicho mensaje pueda ser controlado o supervisado por las instancias
encargadas de hacerlo. Estos mensajes ocultos por lo general tienen como fin la de asociar un concepto con algún tipo de sensación primaria, de modo movilizar
inconscientemente a las masas o de inducir algún tipo de sensaciones en ellas
que luego el interesado que lanzó el mensaje pueda capitalizar.
Hay una confianza (soberbia) publicitaria que se da por hecho, los receptores de la comunicación no piensan que alguien tratará de engañarlos o causarles perjuicio, de hecho hasta pueden y llegan a obrar en contra de sus propios intereses, pero así como existe la falta de ética en el mercado de consumo (se come lo que hace daño), también se traduce en la falta de ética en las campañas electorales y partidos políticos (se vota lo que perjudica). El dilema es que jamás los medios de comunicación, voceros y difusores de tales operatorias, se harán cargo de notificar a la población porque dicha operatoria les da rentabilidad. Hoy el periodismo corporativo posee un componente subliminal tan evidente que a veces deja de serlo al momento de presentar una noticia.
Desde
luego que existen expertos en la materia para desasnarnos. Le dejo este trabajo
realizado por Roberto Rodríguez Andrés, profesor
asociado de la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE y de la Universidad
de Navarra y profesor del Magister de Comunicación y Salud de la Universidad
Complutense de Madrid. Director de Comunicación, Marketing y Relaciones
Institucionales del Grupo Amma y socio de la firma de asuntos públicos MAS
Consulting Group, ha sido Director Adjunto de Comunicación en los Ministerios
de Sanidad y de Educación del Gobierno de España y Jefe de Prensa de la
Consejería de Educación y Cultura del Gobierno de La Rioja. Ha compatibilizado
estos trabajos con la investigación y la docencia universitaria en el campo de
la comunicación política, habiendo publicado diversos libros y artículos en
revistas científicas
"Ella, junto a los eternos sonámbulos pejotistas que dicen habitar dicho espectro representativo (¿?) no quieren a la juventud tomando decisiones, quieren a la juventud como coreutas para avalar sus agachadas, quebrantos y negociados con el oficialismo. Ya lo hizo Barcelona con el aval de la propia Jalle cuando de vueltos personales no se hablaba. Aquí el término juventud labora subliminalmente... "
ResponderEliminarBrillante don Sala, mejor descripción imposible. Nos pretenden tomar como boludos, pero lo peor es que algunos se dejan. Saludos
La mayoría de esos jóvenes que se dejan pertenecen al circulo de los sonámbulos
ResponderEliminar