Revista Nos Disparan desde el Campanario Año II Nro. 41 El Francés por Favio Camargo

 

Hoy les traigo algo que estuvo oculto por casi 80 años para la mayoría de la población. Esto es que según las estimaciones más conservadoras hubo más de medio millón de soldados voluntarios, entre africanos, asiáticos y europeos, que integraron voluntariamente las fuerzas del Eje y pelearon hasta el último día bajo la bandera de la cruz gamada. Algunos lo hacían por compartir las ideas otros por miedo a que un avance del comunismo fuera el fin de Europa como la conocían. Había tomado contacto con esta información hace unos años, pero la fuente era un poco extraña; se trataba de un abuelo que iba a un café por el que pasaba antes de entrar a la Universidad en tiempos no pandémicos. Según los que lo conocían del lugar, casi no hablaba, tomaba cortados fumaba toscanos y leía, estaba un poco ido de la realidad y conectaba con el mundo actual por momentos. Entre esos momentos estaban los ratos en los que yo caía de pasada por el café. Cuando una persona vive una situación traumática como una guerra, generalmente la deja atrás y no se sigue quemando la cabeza año tras año con lo mismo. En este caso había sido así. Las personas que a veces venían a buscarlo, la hija y un nieto, sabían que el abuelo había llegado a nuestro país en los años 40 más o menos y no mucho más.  Los misterios de la mente humana hicieron que me identificara a mí con “el Francés”, tal vez viendo en mi extraña apariencia a un amigo de hace mucho tiempo atrás. En un primer momento me dije: puede ser la pipa o los libros que llevo a veces, de todas maneras no le di mucha importancia.


Pero de varias veces de encontrarlo me di cuenta que su memoria era impresionante para hablar de dos temas: Historia y Política; con el resto de las cosas conectaba muy poco, por ejemplo era común que se quejara de que feos que son los autos actuales y del olor inmundo parecido al de un animal muerto pudriéndose al sol que sale hasta hoy del local de una cadena norteamericana de comida rápida. El hombre comentaba que había estado en una guerra y que por ejemplo que lo de las películas a veces era muy diferente a lo que había pasado y que había más discriminación entre los aliados a sus soldados “no blancos” que del otro lado. Que en su grupo había “chinos” y gente que nunca se sacaba el gorro ni siquiera para dormir, pero que comían y vivían todos juntos.

La idea del gorro me quedó dando vueltas….y cuando uno piensa en un gorro que no se sacan nunca, la idea de un turbante cae sola. El resto de las personas al escuchar esto se lo tomaban como una fantasía, luego de años de películas hollywoodenses en las que los soldados “malos” son casi albinos. La tecnología y filmaciones, que luego de años enterradas en latas comienzan a aparecer, están demoliendo parte del relato. Y al seguir pensando en los turbantes…me pregunté ¿qué pueblos los usan? … Los indios (de la India) y los musulmanes de Asia central…. Cuando uno piensa en la India como país independiente se come todo ese circo de que se logró de forma no violenta con Gandhi y todo eso. Personaje idealizado pero en realidad muy turbio sobre el cual algún día deberíamos profundizar. Buscando documentación e indagando me vine a enterar que en la Segunda Guerra miles de indios participaron comandados por un tal Subhas Chandra Bose, que moriría cerca de China en 1945, con la promesa de que una vez lograda la victoria sobre los aliados a ellos se les iba a garantizar la independencia y la formación de una república en el que el sistema de castas, entre otras vergüenzas, iba a dejar de existir. Se dice que entre los últimos soldados que defendieron Berlín, además de muchos niños, quedaban belgas (tanto flamencos como valones) franceses, ucranianos, estonios, lituanos, cosacos y diversas etnias que peleaban con la promesa de que luego que se derrotara a Stalin se les concedería algún tipo de independencia o autonomía en la región donde vivían. A estos soldados voluntarios de una diversidad impresionante no les quedó otra que pelear hasta lo último, si los entregaban y los devolvían a sus países tenían la muerte casi asegurada. Este fue el caso de quienes componían parte de la Unión Soviética, los indios tuvieron un poco más de suerte, fueron presos y luego de la independencia se los indultó reconociéndoles que equivocados en sus métodos o no, ellos habían peleado por lo que creían era la vía a la liberación colonial de su país.

 


*Favio Camargo. Docente, estudiante del Profesorado de Historia en la Universidad Nacional del Sur

 


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