El
objetivo de esta entrega es complementar la narrativa sobre la política
satelital que lleva a cabo la Comisión Nacional de Actividades Espaciales
(CONAE), puesta en valor en la actualidad con motivo del despegue del SAOCOM
1B.
La
CONAE es la agencia espacial argentina, un organismo descentralizado que
depende hoy del Ministerio de Ciencia y Tecnología y tiene el objetivo de
proponer y ejecutar un Plan Espacial Nacional. Se trata de un Régimen Estratégico,
una política de Estado de altísima prioridad, cuyos ejes fundamentales son la
observación de la Tierra, la exploración y la utilización pacífica del espacio
ultraterrestre, así como también los desarrollos tecnológicos para uso
espacial. El propósito, en este sentido, es generar información oportuna sobre
el territorio continental y marítimo, para beneficio del país y la región.
Los
gobiernos asumidos desde 2003 le imprimieron al sistema científico tecnológico
un gran empuje, pero no comprendieron cabalmente la relevancia de la parte
satelital, excepto para el tipo llamado SAC-D Aquarius cuya cualidad es el
rastreo oceanográfico y su avance estaba auspiciado por la NASA quien proveyó
componentes e infraestructura. Los
SAOCOM registran imágenes del territorio continental.
Tras
el lanzamiento exitoso del 1B, se completó la misión Saocom. A éstos, deben
sumarse los ARSAT I y II (lanzados en 2014 y 2015), geoestacionarios y
dedicados a las telecomunicaciones, el Sabia-Mar (que se dedicará a la prospección
oceánica) y el Satélite Latinoamericano de Meteorología. Hace unos días fue
anunciado el lanzamiento del Plan Conectar 2020/2023 donde se incluye la
construcción, mediante un nuevo convenio con INVAP, del ARSAT III el cual fue
paralizado su desarrollo durante el macrismo.
La
diferencia entre los geoestacionarios ARSAT y los SAOCOM es que los primeros son «fijos» sobre una
ubicación definida sobre en la Tierra y se sitúan a una órbita mucho más alta
que los segundos, resultando útiles para las telecomunicaciones. Los SAOCOM
recorren de Norte a Sur y registran hasta 350 km de Este a Oeste mediante un
radar de apertura sintética (SAR) y captan imágenes tan buenas como las de
aerofotogrametría.
Además
de las misiones satelitales, el plan incluye el desarrollo de la capacidad de
lanzamiento. La referencia es para la producción de lanzadores autóctonos como
el denominado Tronador. Hoy en día se
depende de lanzadores extranjeros como los de Space-X de Elon Musk, o bien, del
acuerdo con algún socio europeo. Como en toda su política satelital el macrismo
congeló el proyecto Tronador.
Anteriormente
en 2018 se lanzó el SAOCOM 1A, cuya construcción debería haberse completado en
5 años, sin embargo demoró 20 años en terminarse. Su complejidad tecnológica y
la falta de financiamiento de los programas impidió para que se pusiera en
órbita en 2003, lo que hubiese colaborado a mitigar o a predecir por ejemplo la
inundación de la ciudad de Santa Fé de ese mismo año.
Estos
satélites se solidarizarán espacialmente con otros de la Agencia Espacial
Italiana (ASI). Los desarrollos locales
operan en una banda denominada “L” y necesitan además de energía eléctrica una
antena de magnitud importante, a diferencia de los italianos que operan en
banda llamada “X”.
Particularmente
los satélites SAOCOM contribuyen al objetivo de Desarrollo Sostenible de Acción
por el Clima al generar información para mejorar la capacidad de adaptación a
los riesgos relacionados con las condiciones climáticas y los desastres
naturales.
Generan
mapas de humedad de suelo, con resolución espacial y área de cobertura
disponibles por primera vez en Argentina y en el mundo, para identificar zonas
en riesgo de inundación y dar las correspondientes alertas tempranas; detectan
suelos muy secos con riesgo de incendios; producen mapas de riesgo de
enfermedades de cultivos; podrán evaluar escenarios para la toma de decisiones
de siembra y fertilización; así como conocer la cantidad de agua disponible en
nieve húmeda para riego; obtener mapas del desplazamiento de glaciares;
elaborar mapas de deslizamientos del terreno y mapas de pendientes y alturas;
detección de cambios en infraestructura; seguimiento de barcos; entre otras.
Cada
órbita del SAOCOM 1B dura una hora y media en las cuales pasa sobre ambos polos
de la Tierra lo que le permite ir “barriendo” sistemáticamente toda la
superficie terrestre en su rango de cobertura.
Aunque
inicialmente se pensaron los SAOCOM para prevención y monitoreo de catástrofes,
sus imágenes, las cuales se comercializarán, serán de valor en toda región agropecuaria
que cubra su rastreo. Es decir que además de nuestro país, Brasil, EE. UU.,
Canadá, Ucrania, Rusia, China son un mercado potencial para la venta de
imágenes.
Para
su armado la misión liderada por la CONAE designó a INVAP como contratista
principal para el diseño, fabricación, integración y ensayos de la plataforma
principal y la electrónica principal del radar, siendo el organismo líder el
responsable del diseño, fabricación, integración de la antena radar y test del instrumento
principal, el Radar de Apertura Sintética (SAR por sus siglas en inglés), como
así también de la operación y distribución de las imágenes que se generen.
Más
allá de los entes mencionados, han participado de la fabricación del satélite más de 100 empresas tanto de
base tecnológica como convencionales, que junto a numerosas instituciones del
sistema de ciencia y tecnología del país aunaron conocimiento, experiencia y
esfuerzos para hacer exitosa esta misión.
Por
ejemplo el desarrollo de los paneles solares del satélite, necesarios para
convertir la luz del sol en energía, fue un trabajo conjunto entre INVAP y la
Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), que realizó el diseño e
integración de las celdas solares y el sistema de interconexión de los tres
paneles.
Este
escenario sería propicio para que el “campo argentino”, tecnológicamente tan
avanzado en genética o en gestión de agroquímicos, tomara nota de estos
avances. Si Argentina intenta desarrollar este tipo de instalaciones sería
deseable como sector beneficiado que se asocien económicamente mediante aportes
a PYMES y así como usan su considerable lobby para discutir retenciones, o
exigir puertos eficientes o buenos caminos rurales, que se ocupen también de
estas temáticas.
Predecir
rindes de cosecha, inundaciones y sequías, detección de napas, carga real de
humedad en el suelo, puede generar acciones de siembra oportuna, es decir
pueden mejorar la rentabilidad de un campo.
Como
hecho político y en este marco de desarrollos científicos y tecnológicos
autóctonos, el rol estatal resulta fundamental. Las políticas de Estado deben
prolongarse más allá de los gobiernos y los poderes de turno. Debido a que el
área de Ciencia y Tecnología requiere de planificación y presupuesto sostenido
para poder rendir sus frutos.
Parafraseando
a Cerati se puede decir: “Tarda en llegar pero al final hay recompensa”.
Esto
es un triunfo de la voluntad y la obstinación de nuestros científicos y
tecnólogos.
*Guillermo F. Sala, Arquitecto
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