Revista Nro. 16 Un sábado de aburrición por Favio Camargo


Si espera una nota seria siga de largo, servilletas acartonadas en el dial sobran, esto es una especie de delirio improvisado disfrazado de reflexión, que capaz deja una enseñanza sobre Historia y algo muy importante: No mezclar la ciencia y la política.
Visto está para quien gaste un par de minutos escuchando el éter dorreguense que se publicitan por radio todo tipo de chantas que pueden lograr que uno salte de su silla y revolee la portátil por la ventana….parapsicólogo de alto poder cura la caspa, hipo, diarrea…estamos en el siglo XXI…ya pasaron 3 años desde que la ciencia ficción soviética anunciara el marxismo multiplanetario y esta gente sigue en la Edad Media!!!
Con esto de la pandemia ha crecido otra pandemia, la más vieja y peligrosa, la pelotudez del ser humano. Ahora  amplificada por el avance tecnológico. Por lo tanto si una idiota en una transmisión de ping pong olímpico toma desodorante para pisos con jugo de sandía o recomienda chupar como mentitas las pastillas que le metemos a la pecera para matarle el arsénico a la inmunda agua dorreguense, lo más probable es que haya quienes lo repitan. Y después decían que lo peligroso era dejar a los niños jugar con videojuegos!!!
Los arqueólogos y antropólogos soviéticos fueron de los mejores, por su libertad para sacarse de encima el lastre de la pedófila pudieron investigar el origen y evolución de la humanidad sin limitaciones de tipo religioso.
Pero acá le erraron y feo. Este personaje delirante, Lisenko, descartaba las investigaciones de Darwin y Mendel sobre la genética tachándolas de “burguesas” y volvía un poco al descartado Lamarck, el que decía que los caracteres adquiridos se heredaban, y a las investigaciones de Michurin, que si fue un científico y un investigador de verdad, que logró hibridar múltiples cultivos y adaptar variedad de frutales a un clima más frio.  
Explicada de forma simple la teoría de caracteres adquiridos de Lamarck decía que, un padre que levantara pesas iba a tener un hijo musculoso. Investiguen más por su cuenta, esta unidad fue la que menos me gustó cuando cursé Arqueología / Prehistoria, así que lo que les puedo transmitir de memoria es poco.  Tal vez este hombre no tenía maldad y realmente creía en lo que hacía, que ir corriendo cada vez más hacia el frio a los cultivos iba a producir que los mismos se adaptaran a él, pero era incapaz de tolerar que alguien le criticara su idea y eso en un científico no funciona.
El llamado Lysenkismo prometía que el hombre iba a imponerse totalmente a la naturaleza logrando adaptar los cultivos a cualquier ambiente. Capaz con un par de líneas encima, Lysenko le prometió a Stalin que con el poder del marxismo en unos años iba a hacer crecer café a metros del círculo polar. Stalin que no era un iluminado le creyó y le dio poder total sobre el área. Una vez que este vago tuvo poder fueron despachando a todos los científicos disidentes y quedaron los aplaudidores, esto, sumado a la ya clásica inutilidad del marxismo para producir terminó en hambrunas espantosas y una dependencia total a importar alimentos.
Curioso, Lysenko se murió de viejo y en su casa y no fue deportado a un “campo de reeducación” como muchos científicos de la época.




*Favio Camargo. Docente, estudiante del Profesorado de Historia en la Universidad Nacional del Sur


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