Revista Nro. 9 … La vigencia de la lucha por la construcción de una patria justa, libre y soberana por Pedro Caramelli Lagleyze





Una investigación propia sobre la violencia de los años setenta en nuestro país me ha llevado por los rincones más recónditos de nuestro pasado reciente: 50 años no es nada para la lucha por la construcción de una patria justa, libre y soberana.


        El transitar por estos rincones del pasado me ha provocado noches de insomnio y despertares abruptos; escucho voces de los hombres y mujeres protagonistas de esta lucha bautizada como: segunda independencia. No son -empero- los que escucho gritos de terror de esos provocados por dolencias físicas al ser humano, se trata de expresiones de reivindicaciones sociales. No son voces tormentosas, no suplican piedad, no expresan dolor físico, son palabras puestas en un escenario social con vehemencia, fogosidad, y ardor, que reclaman y defienden con uñas y dientes posiciones ante amenazas reales de nuestro devenir como sociedad.
        La revista Cristianismo y Revolución Nº 25, de septiembre de 1970, contiene en su página 5/11, un reportaje al padre Hernan Benitez (conocido como el confesor de Evita), a propósito de la presentación en sociedad de la agrupación Montoneros con el secuestro y posterior ajusticiamiento de Aramburu en Mayo de 1970. El reportaje es extenso y puede verse en su totalidad -sin ninguna gota de desperdicio- en la página web: ruinas digitales*. Voy a transcribir algunas partes del mismo para dar cuenta al lector de dos situaciones: una, la vigencia actual de esa lucha por la segunda independencia, y, dos, para saber con exactitud qué es lo que perdimos - los postergados de siempre - cuando fuimos militar y políticamente derrotados en esa lucha.
        Respondiendo a su propia pregunta ¿qué fue lo que llevo a estos jóvenes a reaccionar tan violentamente contra el medio social en que se acunaron?, dice Benitez: ... La convicción de que sólo la violencia barrerá con la injusticia social. Por las buenas jamás los privilegiados han cedido uno solo de sus privilegios. Estos jóvenes sienten, con una fuerza que no sentimos los viejos, la monstruosidad de que un 15 por ciento posea más bienes que el 85 por ciento restante...".
        El padre Benitez murió el 22 de abril de 1996, por lo que no alcanzó a leer el libro de Stiglitz Joseph E., El precio de la desigualdad* escrito en el año 2012, cuyos datos en materia de desigualdad* son escalofriantes. Sólo el subtítulo de ese libro nos da una idea de lo que estoy hablando: "... el 1% de la población tiene lo que le 99% necesita...”
        Si en los setenta esa desigualdad en lo económico recibía como adjetivo el término: MONSTRUOSA, en pleno siglo XXI y con el agravamiento de esa desigualdad, el adjetivo es hoy: OBSCENA.
        Luego, y refiriéndose siempre a las circunstancias que habrían llevado a estos jóvenes a hacer lo que hicieron dice: ... Padecieron el galopante deterioro de la economía, la entrega del país, los monopolios yanquis, la prepotencia de militares que se constituyen árbitros supraconstitucionales del destino de la República... nuestros guerrilleros padecen... la proscripción del ochenta por ciento de los argentinos, exiliados de su patria,... condenados a oír a cada rato a los solitarios del poder arrogarse la representación de todo el pueblo. Cuando ese pueblo los abomina. Nada afrenta tanto la conciencia juvenil como la farsa, como la hipocresía (el subrayado me pertenece)... les hemos creado a estos jóvenes una circunstancia existencial o un clima vital, el que en vez de protegerlos contra la violencia, los empuja hacia la violencia. No les hemos dado normas precisas de conducta, porque no las ven en nosotros... ".
        Citando al malagueño J. M. González Ruiz y ante el cuestionamiento del entrevistador sobre la supuesta contradicción entre la prédica del evangelio y la violencia, dice Benitez: ... debemos empezar por distinguir dos tipos de violencia: Primera, la de los explotadores contra los explotados. Aquellos son los primeros en introducir la violencia. Segunda, la de los pobres infelices que luchan por librarse de la violencia de los explotadores... ¿De qué vale cantar a todo viento que la violencia es antievangélica, si vivimos los clérigos en riqueza antievangélica, fastuosidad antievangélica, complicidad antievangélica con los explotadores de las masas? ...
        Finalmente y a la pregunta del entrevistador respecto de la condena de la jerarquía eclesiástica sobre del crimen de Aramburu, dice Benitez: ... ha estado muy bien al condenar este crimen, como estuvo muy mal, en el 56, al no condenar aquellos crímenes... Muy distintas se ven las cosas desde la Argentina real, proscripta, indignada que desde la otra artificial, de ficción, triunfalista, que hace democracia a silbo de cuartel y alimenta su hipnosis con autobombo. Es ésta la que se arroga a cada rato la representación de todo el pueblo para curarse el complejo de soledad...
        En fin, palabras de hace 50 años que se siguen reescribiendo.  
        


NOTA: ... Si las familias pobres que lo están pasando mal suscitan nuestra empatía, las de arriba suscitan cada vez más nuestra indignación. Antes, cuando existía un amplio consenso social en que los de arriba se habían ganado lo que tenían, eran objeto de nuestra admiración. .. (pág. 67) ... afrontar la desigualdad es una tarea necesariamente polifacética, tenemos que moderar los excesos de la parte de arriba, fortalecer la parte de en medio y ayudar a los de abajo ... (pág. 76).

NOTA: El coeficiente de Gini al año 2016 de nuestro país era de 0,424, situándose en el puesto Nº 112 en la medida de la desigualdad, por debajo de la medida Global que ronda los 0,630. Los primeros puestos los tienen países como Islandia con 0,241, o Finlandia con 0,253.







*Pedro Caramelli Lagleyze. Abogado, docente

Comentarios

  1. Desde lo mas antiguo de la historia universal quienes ejercieron la violencia indiscriminada, sin límites, ni código alguno contra sus sometidos , tambien se arrogaron el absoluto monopolio de la misma aplastando todo intento de disputa en ese terreno.. Las dictaduras en nuestro país , como en cualquier otro, sin la escusa de recibir el poder de fuego y de las armas ni del rey ni de Dios ni mucho menos del Pueblo ,se adueñaron de la violencia y junto a los escribas del sistema acudieron prestos a atacar y desligitimar a todos aquellos que agotaron los medios para reclamar y exigir sus derechos por vías institucionales o pacíficas , todos caminos inexistentes cuando impera el totalitarismo clasista contra los intereses nacionales y populares..

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