Costumbres del siglo pasado, por Favio Camargo


La radio, junto con el cine, la luz eléctrica y el automóvil, son para mí los elementos que más han transformado la vida del Hombre. Desde su invención por parte de Guglielmo Marconi, nuestra civilización la ha llevado a todas las partes del globo, a las cumbres, a los desiertos, a las selvas y a los mares. En tiempos de paz y en tiempos de guerra. Acompañó los viajes de mis héroes de la infancia, Ítalo Balbo, cruzando el Atlántico, también a Thor Heyerdahl y la tripulación de la Kon Tiki cuando demostraron que el hombre prehistórico podía cruzar el mar en balsas… Mi amistad con la radio surge a causa de una operación de la vista cuando tenía ocho años, por un mes no hubo libros, ni videojuegos, ni televisión, pero me regalaron un walkman (que ancianidad). El hobby en cuestión se llama “diexismo” y consiste en tratar de captar emisoras lo más lejanas posibles. Dependiendo de la buena onda de la estación es costumbre que si uno les escribe le devuelvan vía correo tradicional una tarjeta QSL confirmando la recepción. Para ello podemos usar un receptor de radio que disponga de AM y escuchar el país, algo de Uruguay y Brasil…muy rara vez Chile o Paraguay. En el caso de que el receptor disponga de Ondas Cortas (Short Waves), podemos escuchar el mundo, o lo que queda de él. Desde hace unos años y bajo una lógica neoliberal berreta se cree que la radio es obsoleta, y como todas las emisoras no tenían fines comerciales, sino que solo transmitían cultura y noticias…”daban pérdida”  y se fueron cerrando.
Alemania, Canadá, Italia, Suecia, Holanda, emisoras muy escuchadas por estos lados en épocas de dictadura hoy ya no existen. Quedan pocas en el aire que realmente valen la pena, Radio Exterior de España, zafó de la tijera por las cantidad de cartas que marineros y misioneros mandaron explicándole al gobierno de hace unos años que esa era la única conexión que tenían con su país. Cuba, Miami transmitiendo hacia Cuba, pastores apocalípticos delirantes, Arabia, China las 24 horas, pueden escucharse con un receptor muy económico de esos que se consiguen en las casas que venden teléfonos y videojuegos. En nuestro país no se cerraron las emisoras, Radiodifusión Argentina al Exterior y LRA 36 Arcángel San Gabriel, la única emisora de radio que transmite desde territorio Antártico Argentino. Pero es como si estuvieran cerradas, no tienen potencia para llegar al país…menos van a llegar al mundo, esperemos que esto se solucione pronto ya que la radio es un faro de civilización para cualquier hombre que por diversas circunstancias pueda hallarse en medio de la nada, donde como dicen los calcos de los radio clubes…”cuando todo falla…la radio llega”.


*Favio Camargo. Docente, estudiante del Profesorado de Historia en la Universidad Nacional del Sur

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