La salud en tiempos neoliberales – Data dura, y en el horizonte se observa un futuro desastre sanitario
El ajuste manda la salud pública a terapia
intensiva
Faltan vacunas, se
dispensan menos medicamentos y los programas nacionales están siendo
desmantelados. Por el acuerdo con el FMI, se deben recortar del sector 9 mil
millones de pesos y eso puede generar “un desastre sanitario”. Estar sano en
tiempos de Macri sale caro.
Por Diego Lanese
para Revista Cítrica
Fuente: La Tinta
En Salta, en el último mes, de las 24 mil dosis de
la vacuna contra la meningitis, se recibieron 7 mil. La misma situación vivió
la vecina Jujuy. Santa Fe, en tanto, viene denunciando el faltante de distintos
programas, en el marco de la extorsión que aplica el Ministerio de Salud
nacional, alertando que, sin adhesión a la Cobertura Universal de Salud (CUS),
se “cortan los recursos”. El acuerdo con el FMI incluye que Nación deje de
hacer varias transferencias a las provincias y la salud está apuntada como una
de las áreas a ajustar. Los cálculos más pesimistas hablan de un recorte de 9
mil millones de pesos en los planes de vacunas y medicamentos, fondos que los
gobiernos locales deberán cubrir con recursos propios, si quieren mantener la
atención.
“El ajuste es brutal”, admiten en el propio
Ministerio de Salud nacional, que la semana pasada debió admitir que dejará de
enviar una de las cuatro dosis de la vacuna contra la meningitis, porque no
alcanzan a cubrir la demanda. Esta es la punta de un ovillo muy enredado, que
afectará notablemente a la salud de todos los argentinos.
“El salvajismo de esta gestión no tiene nombre”,
dice Jorge Yabkowski, titular de la Federación Sindical de Profesionales de la
Salud de la República Argentina (FESPROSA). Como ejemplo, pone el Hospital Posadas, el único bajo la órbita nacional:
días atrás, comenzaron a llegar nuevos telegramas de despidos, más de 300, lo
que hace que, en menos de un año, se cesantearon a más de mil profesionales y
empleados. Una cifra que marca el nivel del ajuste que debe afrontar la salud.
De la mano de la imposición de la CUS, el sistema sanitario que promueve
el gobierno de Mauricio Macri con aval del Banco Mundial, el Ministerio de
Salud prepara un ajuste sobre la salud pública nunca antes visto. Sólo en el
área de vacunas y medicamentos, este recorte alcanzará los 9 mil millones de
pesos, que se suman a los 10 mil millones que pretenden ajustar en PAMI, la obra
social nacional. Los recortes de programas no será gratuito: a los despidos
masivos en el plan Médicos Comunitarios, se sumarán al menos 270 despidos más,
ya que muchas áreas serán cerradas. Esto se completa con una merma en la
entrega de preservativos (se están girando a las provincias un tercio de los
previstos), anticonceptivos femeninos y otros insumos.
“El ajuste que hay viene de la mano de la CUS, con
el achicamiento de los programas”, analizó Yabkowski, que confirmó las
versiones de recorte que salen del Ministerio. “Hace unos días, renunció el
director médico del hospital Posadas, por la nueva ola de despidos, que son más
de 300 y que hacen que los cesanteados superen los mil. El salvajismo de esta
gestión nunca se ha visto, si hacen esto en el único nosocomio que depende de
nación, el recorte viene en serio”, agregó el dirigente. El caso del Posadas
sirve como ejemplo de cómo la policía del gobierno y el FMI golpean la
salud. Desde adentro de la cartera
sanitaria, afirman que “Rubinstein no está contento, para nada”, pero que, a
veces, “tiene las manos atadas” ante las órdenes económicas. De a poco, el
propio equipo sanitario se va alejando del funcionario. Al anunciar su
renuncia, el director médico del Posadas, Jorge Palmieri, reunió a los jefes de
servicios y les comunicó su decisión: “No puedo avalar esta masacre”, fueron
sus palabras.
Faltante de vacunas
En medio de
este ajuste feroz, el Ministerio de Salud tuvo que admitir que, por primera vez
en años, dejará de entregar una vacuna del Calendario Oficial. Se trata de la
que previene la meningitis,
que dejará de aplicarse a los niños de 11 años, el último refuerzo del esquema.
Luego de varios meses con problemas en el suministro, la cartera sanitaria
terminó confirmando que va a “posponer” esa dosis, ante “dificultades en la
adquisición y entrega”. El esquema de vacunación incorporado el año pasado
comprende dos dosis de la vacuna (3 y 5 meses de vida) y un refuerzo (15 meses
de vida); y una dosis única a los 11 años. Las vacunas son producidas por la
farmacéutica de bandera británica Glaxo, que, mediante un comunicado, desmintió
a Adolfo Rubinstein. El laboratorio dijo que “el abastecimiento de la vacuna
contra meningococo de los serogrupos A, C, W-135 e Y para el mercado público es
normal y no hay demoras en la entrega de los lotes de vacunas requeridos”. “La
decisión de suspender la dosis de la vacuna para adolescentes de 11 años hasta
contar con la disponibilidad necesaria para completar el Calendario Nacional de
Vacunación, tal como fue comunicado por las autoridades, no se debe a una
demora en la entrega o falta de suministro por parte del laboratorio”, explicó
en el comunicado.
“No es bueno
lo que ocurre con la vacuna, esperemos que se resuelva en el menor tiempo
posible”, sostuvo Lautaro de Vedia, presidente de la Sociedad Argentina de
Infectología (SADI). El especialista aseguró que, a corto plazo, “se espera que
no haya efectos”, pero admitió que habrá “una menor protección de la población
general contra esta infección”. “El retiro de esta dosis puede hacer que haya
más circulante de la bacteria y, potencialmente, registrarse algunos casos.
Cuanto menos tiempo se postergue, menor riesgo”, admitió. La SADI aseguró que
fue notificada por el Ministerio de Salud nacional de la medida, pero que no la
avaló. Si bien el propio Rubinstein no dijo cuándo se volverá a vacunar con la
cuarta dosis, se cree que no será este año. “Es responsabilidad del Estado
proveer a todos los individuos de sus vacunas, es algo indelegable. Por eso,
nosotros decimos que no es bueno que ocurra y esperemos que se resuelva lo
antes posible”, agregó De Vedia. Junto a la SADI, muchas sociedades científicas
del país expresaron su preocupación por la situación, como la Sociedad
Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE), la Fundación Huésped o la
Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica (SADIP).
Además, la
decisión de dejar de aplicar la vacuna se da en momentos en que la meningitis
está en alza. Según el último Boletín Integrado de Vigilancia Epidemiológica,
que elabora el Ministerio de Salud nacional, en todo el país hay unos 294 casos
de meningitis. En cuatro meses, casi se alcanzan los casos registrados en 2016
(396) y 2017 (416).
La
meningitis es un ejemplo de lo que sucede en materia de vacunación en todo el
país, que deja expuestos a los niños a enfermedades hasta ahora controladas.
Por esto, 23 jefes de áreas de Inmunizaciones de las provincias firmaron un
duro documento, donde aseguran que la situación de las vacunas “es crítica” y
que el caso de la vacunación contra el meningococo se replica con otras: la SRP
(triple viral), DPT (triple bacteriana), Hepatitis B, vacuna contra VPH, vacuna
contra rotavirus, vacuna antirrábica, Sabin bivalente, entre otras. “Durante
todo 2017, no contamos con las dosis planificadas para cumplir con la
vacunación antimeningocócica cuadrivalente de los niños de 3 y 5 meses, y de
los adolescentes de 11 años; incluso en muchas provincias, la vacunación en
este grupo etario directamente no se realizó. Algunas provincias continúan con la
misma situación y otras recibiendo cantidades mínimas que impiden ejecutar
cualquier planificación proyectada. Por otra parte, ya nos comunicaron que no
recibiremos las dosis adeudadas de 2017, lo que hace que la situación se
plantee como crítica, sabiendo que existen dosis en aduana desde hace casi 1
año, que son, además, insuficientes para cubrir a la población objetivo”,
expresaron preocupados los especialistas de casi todas las provincias,
incluyendo algunas gobernadas por el frente Cambiemos, como Jujuy y Mendoza.
Buenos Aires fue el único servicio de vacunación que no se sumó al reclamo.
Menos medicamentos y más caros
El ajuste de
la salud tiene nombre y apellido, más allá del silencio mediático. Erika Oliva,
una empleada de 35 años, intentó prenderse fuego en la puerta de PAMI de La
Rioja, una medida desesperada ante la falta de respuesta de la obra social a su
pedido de medicamentos oncológicos. La mujer se roció con alcohol frente a la
sede de Avenida Facundo Quiroga, de la capital provincial, desesperada porque
no le entregan sus tratamientos, que debe garantizar el Estado nacional. Por
elevado costo de los mismos, la mujer no puede acceder a ellos y terminó
tomando esa drástica decisión.
El acceso a los tratamientos es un tema clave para entender el momento de
la salud. En junio de este año (último dato disponible), las unidades de
medicamentos del mercado local disminuyeron un 1,8 por ciento respecto del mes
anterior, según el Observatorio de Salud, Medicamentos y Sociedad de la
Confederación Farmacéutica Argentina (COFA). Esto representa unas 650 mil
unidades menos. Pero la baja se nota más en la comparación interanual. A junio
de 2017, dice la COFA, la baja general del mercado farmacéutico en unidades es
del 14,01 por ciento. Esa baja se nota más en el sector denominado “popular”,
los tratamientos más baratos y de menos complejidad, que alcanza el 15,7 por
ciento.
En
el mercado argentino, como acota Néstor Caprov, editor del portal especializado
en el sector farmacéutico Mirada Profesional, 7 de cada 10 medicamentos se
dispensa por la seguridad social, “que viene sufriendo el ajuste en unidades
por receta”. El PAMI, el mayor prestador del sector, limitó, con la llegada del
macrismo al poder, la cantidad de medicamentos por receta, además de la entrega
mensual, que pasó a la mitad. “Hay una lógica contracción del dinero para toda
la salud y eso se lleva puesto a los medicamentos”, agregó Caprov. Además,
recordó que, ante el avance de los precios, “se retrasan necesidades
primordiales”, como medicamentos, y que la caída del sector minorista “es
gravísima”. “Los precios de PAMI están anclados en mayo, las farmacias deben
poner parte del descuento que se hace a los jubilados y, ahora, se debe sumar
la devaluación. En este contexto, se mueve la dispensa en la Argentina y se
pauperiza al ritmo que toda la economía en el país”, destacó Caprov. Si a esto
se le suma que el 80 por ciento de los jubilados cobra 7 mil pesos, los
medicamentos se vuelven lisa y llanamente productos de lujo.
Según un estudio
del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda
(UNDAV), los precios de los tratamientos médicos en la Argentina “crecieron
hasta un 284 por ciento en los últimos dos años y medio”. “Sobre más de 120
drogas de consumo masivo, en función al precio de venta de remedios a
consumidor final (neto de descuentos y promociones), se registró un incremento
promedio del orden del 130 por ciento, lo que corresponde a un alza de 22 puntos
porcentuales mayor que la inflación del índice de CABA”, destaca el trabajo.
“La suba de precios en bienes y servicios relacionados con la salud se ha
intensificado en los últimos meses. El incremento de los gastos en salud
presiona el presupuesto familiar, al ocupar una porción cada vez mayor del
total de ingresos”, remarca el documento de la UNDAV.
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