Estado de desecho .. "Son Kirchneristas, en algo andaban, a mi Bonadío y el establishment no me persiguieron..."
CFK, el fórum
shopping y los cuadernos que no son – Por Rodolfo Yanzón parta La Tecl@ Eñe
Defender la
integridad y la libertad de CFK y oponerse al vendaval de operaciones no es
defender a la ex presidenta, sino un acto de defensa colectiva frente a la
embestida contra el Estado de derecho.
Por Rodolfo
Yanzón, abogado de DD.HH
Fuente:
El 22 de
agosto pasado el Senado debatió si autorizaba el allanamiento pedido por el
juez Claudio Bonadío a las propiedades de Cristina Fernández y el proyecto como
“extinción de dominio”. La medida solicitada por el juez no tiene ningún
objetivo investigativo ni judicial, sino el exclusivo propósito de cincelar el
monstruo diabólico -del que días atrás habló el funebrero Luis Barrionuevo-
para exhibirlo por todos los medios de comunicación con miras a las próximas
elecciones. Se trata de una acción más en el entramado que se dio en llamar el
“caso de los cuadernos”, iniciado a partir de la gestión de un periodista del
diario La Nación con el Fiscal Carlos Stornelli –relacionado con Mauricio
Macri, Daniel Angellici y Rafa Di Zeo- para introducir irregularmente copias de
cuadernos en una causa preexistente. Lo que se conoce como “fórum shopping”,
elegir el juez de manera irregular. Y nada mejor que Bonadío, que acumula cinco
procesos contra la ex Presidenta y una clara animadversión de la que todos los
jueces de instancias superiores se han hecho los tontos. A través de Bonadío,
la DAIA y dirigentes del PRO reabrieron la causa por el acuerdo con Irán. Y nadie
en su sano juicio podía pensar que no derivaría en procesamientos a granel,
entre los que se encuentra el de CFK, además de su pedido de detención por el
que pidió su desafuero.
Más allá de
que el delito principal de traición a la patria fue dejado de lado por la
Cámara Federal al confirmar los procesamientos, habrá un juicio oral en el que
CFK deberá sentarse junto a sus consortes de causa, aunque se trate de un
juicio condenado a la absolución de los acusados, porque no hubo delito, y
todos lo saben, pero también se hacen los tontos para mantener con vida la
operación mediática y judicial. Más grave aún es que después de esa causa todo
es posible en el mundo judicial mediático, sobre todo si se cuenta con los
esfuerzos de Bonadío. Los cuadernos que no existen son una muestra, sobre todo
porque Bonadío y Stornelli cuentan con que en lo sustancial sus actos serán
confirmados por los camacristas federales.
Regresando al
debate en el Senado, aunque CFK revalidó títulos con un sector importante de la
sociedad que la considera su líder política, hay puntos que CFK no puede, no
quiere o se le hace difícil explicar. Al lanzar la pregunta al resto de los
senadores acerca de si creían en serio que la cartelización de la obra pública
había comenzado en mayo de 2003, CFK reconoció que la cartelización continuó
durante los doce años posteriores, ocho de ellos bajo su mandato. Entonces la
pregunta es qué hizo por terminar con esos nichos apetitosos de corrupción. Y
la segunda pregunta es por qué motivos se mantuvo como ministro del área a
Julio De Vido y su equipo, desde el primero hasta el último día kirchnerista
(para limitarnos a las preguntas directamente relacionadas con la causa de los
cuadernos que no son cuadernos).
CFK señaló a
los responsables de esa cartelización, entre los que incluyó a los Macri; se
refirió a la interna peronista sin dejar de deslizar que unos cuantos jamás
llegarían a presidente por el voto popular aunque a ella la partiera un rayo.
También recordó la reunión que mantuvieron Stornelli, Macri y su primo Angelo
Calcaterra para hablar de los acuerdos espurios preexistentes. Algunos dicen
que comenzó su periplo como candidata, reivindicando puntos de su gestión y
resaltando sus objetivos políticos para contraponerlos a los del macrismo.
Miguel A. Pichetto le dijo que no se preocupara, que iba a poder ser candidata,
adelantando la opinión de todo el PJ en cuanto a que no prosperaría ningún
pedido de desafuero en su contra. Otros dicen que al macrismo le conviene que
CFK continúe en libertad. CFK, como contestándoles, dijo que no era ella el
problema del gobierno, sino ellos mismos y sus políticas espantosas. Este
cuadro podría alimentar en un sector del oficialismo la idea de trabajar por un
escenario con CFK presa (Pichetto tendría la llave), sobre todo si funcionarios
como Mario Quintana dicen que es buena noticia la caída del salario real, pero
que no se puede anunciar porque los perjudicaría en lo político. A esta altura
y según encuestas de los últimos días, Macri perdería en un ballotage con CFK,
a pesar de su imagen negativa.
El proyecto
llamado de extinción de dominio fue modificado y volverá a Diputados. El
macrismo insistió en su propio proyecto con fuerte tufo videlista. De hecho,
uno de los que habló en el recinto para sostener la postura de su bloque fue
Federico Pinedo, quien durante los ochenta y ya en gobierno de Raúl Alfonsín,
iba por los programas de televisión reivindicando a la dictadura genocida.
La causa de
los cuadernos que no son se sostiene a partir de un método extorsivo utilizado
desde hace tiempo con los pobres y ahora Stornelli y Bonadío lo usan con los
del poder real, que nunca pensaron ir en cana, tanto como que jamás las
cárceles fueron creadas para ellos. La extorsiva invitación a declarar a cambio
de libertad dejó una frase que navegó las redes sociales, balbuceada por el
abogado Cúneo Libarona: “Si Sergio Taselli no sale en libertad en breve va a
mentir o involucrar a alguno”. Después de la causa por el pacto con Irán todo
es posible. De este modo, que se encuentren o no los cuadernos es sólo un
detalle baladí, que no por ello impide al macrismo a ponerse la cocarda que no
merece, la de honestidad, y echar culpas a esos cuadernos que no son por la
situación imperante o a la pesada herencia, que en definitiva para ellos es lo
mismo. Pero no es la pesada herencia ni CFK el problema, sino sus políticas
espantosas y elitistas, desinvirtiendo en áreas sensibles como la investigación
científica y la educación, y vilipendiando a sindicatos y trabajadores, muchos
de ellos echados de sus trabajos por razones ideológicas, como sucedió con los
trabajadores de Télam. De paso, deciden sacar el busto de Néstor Kirchner en
Morón, reeditando las mejores costumbres de la dictadura que derrocó a Perón,
que prohibió nombrarlo y hasta cantar la marchita.
El macrismo
ya cumplió su cometido principal que es el de dificultar que la Argentina
decida su propio destino, por medio del endeudamiento y la injerencia del
FMI. También obtuvo la derogación de la
ley de medios, para beneplácito de Clarín, entre otros. Que no pueda ir por más
dependerá del grado de movilización de los trabajadores. Los docentes nos
permiten ser optimistas.
Que el
macrismo quiera o no a CFK en la cárcel dependerá de su propia lectura. Que
efectivamente suceda, dependerá sobre todo de la oposición que necesita
rearmarse para ser alternativa electoral al desquicio que los Ceos de empresas
están dejando, con una economía en recesión, pérLa corrupción debe investigarse
y sancionarse sus responsables. Pero no se hace recurriendo a operaciones que
reviven prácticas repudiables –lo hicieron con Yrigoyen y Perón, para no ir al
Siglo XIX- utilizando el sistema judicial para la persecución política. El
macrismo ha venido utilizando ese método de manera reiterada para deshacerse de
sindicalistas, fiscales, dirigentes políticos y jueces (días atrás se cargaron
al juez Luis Arias).
Como dijo
Carlos Pagni, si no hay pan que haya circo. Se tomaron trece horas para los
allanamientos con las cámaras que desbordaban de pasión (a pesar de lo pedido
por el Senado), efectivos policiales para contener a una banda de Hannibal
Lecters, utilizando como testigos de los procedimientos a militantes de
Cambiemos, e impidiendo arbitrariamente al abogado defensor de CFK a estar
presente durante el procedimiento. El macrismo logró que vivamos en un Estado
de desecho, quizás siguiendo aquello que su Secretario de DDHH, Claudio Avruj,
dio en llamar “nuevos paradigmas en DDHH”.
Defender la
integridad y la libertad de CFK y oponerse al vendaval de operaciones no es
defender a la ex presidenta, sino un acto de defensa colectiva.
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