Dentro del capitalismo periférico las crisis nunca finalizan, ya que ellas engendran las más altas rentabilidades del sistema..
Crisis
sin fin – Por Horacio Rovelli, para La Tecl@ Eñe
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El gobierno de Mauricio Macri y el FMI implica nuevos períodos de toma de
ganancia de los especuladores que se pasan en bandadas al dólar para luego
fugarlo reproduciendo este ciclo en lapsos cada vez más cortos, mientras que la
población sufre lo indecible, condenada a la supervivencia que nunca es digna.
El gobierno de Cambiemos, bajo la hegemonía de
los más neoliberales, armó una alianza entre el capital financiero
internacional (que venía atraído por las altas tasas de interés y por la renta
de títulos y acciones) y el sector más concentrado del campo, incluida su
comercialización. En segunda instancia dejaba al resto de la burguesía
argentina que se beneficiaba con la renta financiera y su conversión a dólares
y fuga.
Esa alianza se rompió cuando a fines de abril
de este año 2018, los grandes operadores financieros encabezados por
los mismos bancos que colocan los títulos de deuda argentino en el mundo
durante la gestión de Mauricio Macri (JP Morgan, Merril Lynch,
Deustche Bank, HSBC, Stanley Morgan, entre otros), decidieron que era momento
de irse de la Argentina.
Y ellos compraron dólares baratos (fueron los
principales adquirentes de los dólares del Banco Central (BCRA),
que les vendió al tipo de cambio oficial, por ejemplo, el miércoles 25 de abril
de 2018, 1.472 millones de dólares a $ 20,20.- la unidad de la divisa
norteamericana), haciendo un gran negocio al transformar sus fuertes ganancias
en pesos (por que la tasas de interés y las rentas crecieron más que el tipo de
cambio en los dos años previos) y pasarse en bandada al dólar, dejando en claro
cuál era su único interés en ingresar a la Argentina.
Macri, sin el apoyo externo después que lo
usaron, fue a pedir rescate al FMI, pero, como no podía ser de otra manera, las
condiciones impuestas son incumplibles, tanto por el nivel de ajuste que se
debe hacer en las cuentas públicas de la Nación y en las provincias (que no
firmaron el acuerdo y si no todas, la gran mayoría ni fue consultada).
Este ajuste que consiste en despedir empleados
públicos y congelar sus remuneraciones, frenar la obra púbica, reducir aún
más los subsidios al transporte y a la energía, no tener ni siquiera para
abastecer de medicamentos o de instrumental para la salud, degradar la
educación pública, no tener ni para pagar la luz o el teléfono de las distintas
administraciones estatales.
Mientras, la producción y el comercio sufren
confiscatorias tasas de interés, con un mercado que se achica a paso
agigantado, con el consabido efecto dominó de la rotura de las cadenas de pago,
suspensión de tareas, cierre de establecimientos, suspensión y despido de
personal, deudas impagables e incremento de la mora bancaria, etc. etc.
Todo esto para generar un excedente
que se convierta en dólares y se emplee para pagar la deuda y demás compromisos
asumidos y financiar la fuga de capitales, como nos pasó cada vez que se acordó
con el FMI, comenzando por el plan Prebisch en 1956, que siempre significó
caída del salario, desocupación, cierre de pequeños y medianos
establecimientos, concentración y centralización de capitales y fuga.
El modelo y la alianza de Cambiemos
siempre fue insustentable, siempre fue de corto plazo y a la
espera de que los “planetas se alineen”, para generar excedentes a favor
de los beneficiados de la Argentina (no más del 2% de la población) y los
rentistas del exterior (que como contamos y vivimos, le pagaron los buenos
servicios a Macri sacando los capitales, no bien vieron o creyeron que el
modelo no les garantizaba seguir extrayendo la ganancia que acumularon).
La mejor prueba y evidencia del modelo de
cortísimo plazo y de renta financiera y fuga, lo dan las preguntas: ¿Qué
proyectos de balance comercial positivo hay detrás de cada esquema de
financiamiento que “alegremente” se obtuvo desde el 10 de diciembre de 2015?, y
¿cómo se le pudo prestar a la Argentina el 25% de los créditos a los países
emergentes, cuando solo representa el 0,4% de las exportaciones en el mundo?
Bien, sabemos que sin las exportaciones no se
puede saldar la deuda y menos pagar las importaciones necesarias, con lo
que el modelo es insustentable, y obliga a un drenaje creciente de su riqueza
para poder afrontar los servicios de una deuda cada vez mayor y asfixiante.
La deuda externa pública creció en forma
alarmante: en diciembre de 2015 era de U$s 222.703 millones (y la mayor
parte era intra sector público) y en diciembre de 2017 (último dato oficial)
alcanzó los U$s 320.935 millones.
A esos montos hay que añadir los U$s
15.000 millones de deuda tomados por el en ese entonces ministro de finanzas,
Luis Caputo hasta marzo de 2018; y los compromisos asumidos con el FMI de U$s
15.000 millones de dólares más que ingresaron al país el 22 de junio de 2018,
pero que se incrementaría en U$s 3.000 millones por trimestre hasta alcanzar
los U$s 50.000 millones de deuda con el FMI.
Y, además, la política deliberada de
colocar Letras del Tesoro Nacional (LETES) que se pueden constituir en
pesos pero se pagan en dólares; y los bonos dual, que pueden pagarse en
pesos o en dólares según quiera su poseedor, y que es el camino que han
adoptado para desarmar las LEBAC (Letras del BCRA) que eran en pesos
y configuran deuda del BCRA (deuda cuasi fiscal) que va acrecentando
la deuda externa pública del Tesoro de la Nación.
El conjunto de medidas defensivas que viene
desplegando el equipo económico que tiene un costo exorbitante en
reconocimiento de intereses (tanto en pesos, como la tasa que pagan para
renovar las LEBAC; como en dólares), apenas puede frenar la cotización de la
divisa y menos que menos, la fuga de capitales.
Desde el 22 de junio de 2018, cuando ingresó
la remesa del FMI agrandando las reservas internacionales del BCRA a U$s 63.274
millones, desciende en menos de un mes en U$S 3.353 millones, para pasar a ser
de U$s 59.921 millones según el Balance publicado por el BCRA al viernes 20 de
julio de 2018.
Ahora bien, tratan de mantener el tipo de
cambio, por ejemplo el minorista vendedor en torno a los $ 28 por unidad de
divisa norteamericana, pero es mentira que lo hacen para contener los precios
de la canasta familiar, fuertemente ligados a la cotización por la simple razón
que vendemos los mismos bienes que consumimos (alimentos), sino que lo hacen
para posibilitar que los capitales que no se fueron (y se fueron más de U$s
13.000 millones en lo que va del año) puedan recuperar ganancias con la
diferencial de tasas de interés y el freno cambiario por unos meses,
y cubrir lo que perdieron de ganar en dólares por la depreciación del 40% desde
fines de abril al viernes 20 de julio de 2018.
Una vez obtenida esa renta, más en un marco en
que suben la tasa de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años, que ya
pasaron la barrera psicológica de interés del 3% anual y se encaminan para fin
de este año 2018 a estar más cerca del 4%, cuando uno de los
justificativos del gobierno que explican la crisis cambiaria fue que subió esa
tasa, bien esa tasa va a seguir subiendo, con lo que es claro que los
especuladores miden la renta en pesos, el valor del dólar y esa tasa de largo
plazo de los EEUU para convertir, otra vez, sus rentas en dólares y fugarlo.
Esto va a pasar sí o sí, es la lógica del
capital financiero a la cual Mauricio Macri y el gobierno de Cambiemos nos sometieron,
y que viene a consolidar el FMI, que aporta los dólares para que los acreedores
y los especuladores lo compren y lo fuguen
Si realmente al gobierno le interesara lo
que produjo el fruto de su alianza económica con el capital
financiero y su incapacidad manifiesta para gobernar, que es la depreciación de
nuestra moneda en un 75% comparado con un año atrás y su inmediato traslado a
los precios de los artículos de primera necesidad (harina y sus derivados,
aceite y sus derivados, carne de todo tipo, etc.) trataría de hacer un acuerdo
con las principales empresas del rubro (rubro muy concentrado por otra parte,
se sabe quiénes son los formadores de precios del aceite y de las harinas, por
ejemplo) y de los grandes centros de ventas.
Así como no dudaría en restablecer las
retenciones de al menos los alimentos para hacerlos más baratos en el
mercado interno que lo que le pagan en divisas en el exterior (la diferencia
incluso se la queda el Estado Nacional para mejorar las cuentas públicas y
disminuir el brutal ajuste que el exige el FMI)
Si al gobierno le interesara frenar la
persistente y creciente fuga de capitales tomaría medidas para limitar la
comprar de divisas, incluida las presentaciones de DDJJ impositivas que
justifiquen esos fondos, y pondría plazos para liquidar las exportaciones y no
esa estupidez neoliberal y “cavallista” de que los dólares le pertenecen a los
exportadores, cuando exportan frutos del país, con trabajo e infraestructura
local, y por ende deben convertirlo a pesos en un determinado plazo,
lo que haría aparecer la oferta de divisas genuinas en el mercado de cambio
argentino.
Pero para lo que está el gobierno, es para
asegurarle la ganancia y la fuga de capitales al gran empresariado local y a
los especuladores de todo tipo que operan en el país.
Atados al FMI
El acuerdo con el FMI abarca a todas las
administraciones públicas, nacional, provinciales y municipales, a todos los
servicios (educación, salud, asistencia social incluido el PAMI (obra
social de jubilados y pensionados) y los comedores asistenciales, a los
servicios básicos de luz, gas, agua, telecomunicaciones, etc.), a la
indispensable obra pública en rutas y puentes, cloacas, viviendas, etc.
Ya sabemos por experiencia propia lo que
significan los planes con el FMI: recordemos los últimos que desembocaron
en la crisis cambiaria de 1989 y en la de los año 2001-2002. Leamos
lo que está viviendo Grecia que sufre la intervención del FMI desde el año 2010
y en 8 -ocho- años cayó su PBI en un 30%, fruto de que el
salario real promedio cayó también en un 30%, convirtiéndose en el único
país de la historia del capitalismo que sufrió semejante destrucción sin entrar
a una guerra.
Y presenta una tasa de desempleo del
20,8% de su PEA (población económicamente activa), que es mayor en los jóvenes
(del 45, 4% en los menores de 25 años) que los lleva a emigrar, etc. etc.
Pero como el mismo FMI lo reconoce en el
informe que hicieron sus técnicos para elevar a su Directorio, conocido como
“Staff Report”, publicado en la Argentina el 13 de julio de 2018, donde
afirman que:
“El riesgo
de la dinámica propuesta por el Poder Ejecutivo de la Nación Argentina reside
en caer en un círculo vicioso de más ajuste y menos actividad, que demande
nuevos recortes del gasto por caída de ingresos. Es que en última instancia, el
cumplimiento de la meta fiscal depende del crecimiento: la economía entró en
recesión y no sabemos cuándo saldrá”
O sea, el mismo FMI exige medidas de ajuste
del gasto, de la inversión y del consumo que sabe que van a repercutir en un
menor nivel de actividad y después dice que si no se cumplen las metas, el
gobierno argentino deberá solicitar un waiver (perdón) y con ello el
agravamiento de la restricción externa, lo que va a obligar a una nueva
reestructuración de la deuda.
En realidad el FMI y el gobierno de Macri
saben que el plan es incumplible, pero como no lo pueden aplicar en su
totalidad, les va a bastar para despedir gente, disminuir el poder adquisitivo
de los salarios, jubilaciones y pensiones, que incluso hará que se tengan que
malvender los activos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la
ANSeS.
Esto, lo que le permitirá a muchas
empresas (Grupo Banco Galicia donde tiene participación la familia Peña Braun;
el Grupo Techint de los Roca, a Marcelo Mindlin y a Joseph Lewis de Pampa
Energía, y hasta el mismo Magnetto de Clarín, entre otros) recuperar por
la mitad de su valor o menos, las acciones que tiene el FGS. Incluso
la venta de tierras fiscales debe leerse atrás de ello: el interés en
los yacimientos petrolíferos de Vaca Muerta, las reservas de Litio y
hasta de agua potable que tiene nuestro país.
CONCLUSION
Como si no bastara la fuga de capitales por
más de U$s 50.000 millones desde que inicio su gestión Mauricio Macri a la
fecha; si no bastaran los despidos en el sector público mientras sobrenombraba
funcionarios y personal jerárquico de su troupe, todos generosamente remunerados con el dinero
estatal; como si no bastara sacar las retenciones a las exportaciones;
disminuir la alícuota del gravamen a la riqueza, e impuestos internos a bienes
de lujo (autos de alta gama, embarcaciones, avionetas, etc.,
etc.); pretenden seguir con ese fin que implica nuevos períodos de
toma de ganancia de los especuladores que se pasan en bandadas al dólar y lo
fugan, como pasó en abril, mayo y junio de este año, y lo que es peor que se va
a reproducir en lapsos cada vez más cortos, mientras que la población sufre lo
indecible, condenados a la supervivencia (si se puede) que nunca es digna.
Y el nivel de vida y de actividad cada vez un
grado más abajo, cosa que cuando finalmente se lo eche por incapaz y socio
(menor, pero socio al fin) de los grandes capitales que hacen su negocio a
costa del país, de su población, del presente y del futuro, la burguesía
que está en la Argentina, pretenderá llevar adelante un modelo con salarios
bajos y fuerte desocupación estructural (que se retroalimentan como un ejército
de mano de obra de reserva que presiona a la baja a la remuneración del
trabajo).
El fin que nos tienen preparado es ese y no
otro, salvo que tomemos conciencia de esa verdad y emprendamos un camino
conjunto para todo el pueblo argentino, cuyo primer paso debe ser obligar a
romper el acuerdo firmado con el FMI.
¿De qué modo, cómo? Con la población en la
calle exigiendo que cese la intervención del FMI, con la participación activa
de la CGT y de cuanto centro diga representar a los trabajadores, de los
movimientos sociales, de los dirigentes políticos que están en el campo
nacional y popular, de intelectuales y artistas, etc., y si el gobierno no
enfrenta la situación, será el fin del gobierno. Se lo hace decir William
Shakespeare a Julio Cesar en su obra de 1623: “Es preferible un fin desastroso que un desastre sin
fin”.
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