“Si el peronismo se une, chau Macri” aseguró Hugo Moyano.. de inmediato comenzó a sonar el nombre de Roberto Lavagna. Cristina, al ser consultada, sonrió conforme...
Otros tiempos, similar situación socio-política
El sol del 25,
¿viene asomando?
24 mayo, 2018 por Redacción La Tinta
Gremios y movimientos sociales buscan consolidar un eje
opositor transversal con una nueva convocatoria callejera y en la pelea por la
cúpula de la CGT. En paralelo, los tropiezos de Macri aceleran la interna
peronista y ya se barajan las posibles candidaturas de la unidad.
Por Adrián
Murano para Zoom
“Si el peronismo se
une, chau Macri”. La frase que Hugo Moyano pronunció esta semana suena a
perogrullo, pero no lo es: la experiencia presidencial de Mauricio Macri
constituye quizá la última oportunidad de las elites para imponer una
restauración conservadora hecha y derecha. Es decir, retrotraer al país a
la era pre peronista. Aún cuando la coyuntura muestre al gobierno en falsa
escuadra, se necesitará incluso más que la -por ahora en pañales- unidad del
peronismo para derrotar en las urnas a la suma del poder económico, financiero,
jurídico y, también, institucional que aún apuntala al presidente. Ese desafío,
como está planteado, exigirá perforar los límites del movimiento nacional. La
propia familia Moyano parece haberse percatado de esa necesidad. Hace una
semana, Pablo presentó en público la sociedad con el líder bancario Sergio
Palazzo que se propone disputar la conducción de la CGT. El peso específico de
ese acuerdo trasciende al poroteo del Confederal de agosto: Palazzo, de origen
radical, orienta la Corriente Federal, un espacio donde conviven expresiones
gremiales diversas y movimientos sociales. El arribo de la dupla
Moyano-Palazzo a la cúpula de la CGT implicaría el ingreso de esos movimientos
a la Central sindical. La incorporación marcaría un hito para la historia
del movimiento obrero, que por primera vez le daría voz y voto a representantes
gremiales de trabajadores desocupados, precarizados y de la economía popular.
La proclamación de
una cúpula cegetista combativa propiciaría otro ingreso -en realidad, un
regreso- a la Central: el de la CTA. El propio Hugo Yasky se lo adelantó a Zoom
en febrero, y lo confirmó el lunes en un plenario sindical de curtidores. “La
unidad es una necesidad -dijo Yasky-, de modo que la CTA resolvió ser parte de
la CGT en caso de que se pueda concretar una convocatoria para elegir una
conducción que represente a la lucha de los trabajadores”, concluyó el líder de
la CTA.
El fenómeno que se
cultiva en la CGT se repite en barriadas y municipios, donde el espanto por las
políticas de Cambiemos empezó a borrar las líneas que en estos dos años mantuvo
fragmentado al peronismo entre sí, y respecto a otras expresiones populares y
progresistas que no suscriben al legado de Perón. Esa transversalidad germinó
durante las protestas de diciembre contra la reforma previsional, y volvió a
manifestarse el 21 de Febrero, en un acto que tuvo a Moyano como figura
central. El mismo grupo convocó ahora a manifestarse el próximo 25 de mayo
contra el súper ajuste que anunció el Gobierno como consecuencia del acuerdo
con el FMI. Los organizadores imaginan que, a diferencia de febrero -donde hubo
amplia mayoría de movimiento obrero organizado-, el próximo 25 confluirán al
obelisco más trabajadores “sueltos”, profesionales, comerciantes y hasta
empresarios Pymes ahogados por el tarifazo, la caída en el consumo, la
inflación, la depreciación de los ingresos y las altísimas tasas que
imposibilitan el acceso al crédito productivo. El pronóstico no es
descabellado: la crisis cambiaria y el regreso de las relaciones carnales
con el Fondo permeó incluso entre los votantes de Cambiemos, donde desde hace
unas semanas se hizo frecuente el uso de la palabra “decepción”.
El ocaso del relato
M
Con la economía en
veremos y la gestión política en crisis, la única disciplina en la que
Cambiemos seguía pisando fuerte era la comunicación. Protegido por los
principales medios y comunicadores de la Argentina, el Gobierno había logrado
imponer -al menos para la primera minoría, que refrendó su confianza en las
elecciones de medio término- que la progresiva pauperización de la economía
doméstica de los argentinos era obra de “la herencia” dejada por el gobierno K.
Pero la treta se diluyó con la escalada del dólar y la inflación en alza: cada vez
más argentinos consideran que el gobierno es responsable de sus desventuras.
Fiel a las
enseñanzas de su gurú Sri Sri Raví Shankar, Macri resolvió que la crisis es una
buena oportunidad para ir hasta el fondo con el ajuste. Lo dijo fuerte y claro
en la conferencia de prensa post crisis cambiaria que ofreció en Olivos. Allí
el presidente ensambló las partes que componen el relato oficial: voluntarismo,
imprecisiones, verdades a medias y, también, mentiras.
“En ningún lugar
del mundo se le cobran impuestos a los que exportan” dijo por caso el mandatario,
para justificar la anulación de las retenciones al campo y a la minería. El
dato, claro, es falso. Según el último informe del Banco Mundial, unos 40
países aplican impuestos a las exportaciones. Algunos de manera permanente,
otros según la coyuntura económica y geopolítica. Al presidente, cuanto menos,
lo informan mal. La quita de las retenciones fue una de las primeras medidas
que tomó el gobierno, pero recobró actualidad con la crisis cambiaria. ¿Por
qué? Simple: al programar una reducción de 0,5% mensual en las retenciones
a la soja para este año, el gobierno generó un horizonte de ganancia de 6% en
dólares para quienes retengan su cosecha en silobolsas. Eso explica por
qué los productores no vendieron sus cosechas -como reprochó Elisa Carrió-,
provocando faltante de divisas en el mercado cambiario y propiciando una
devaluación que, por cierto, incrementó aún más las ganancias de los
agroexportadores.
El gobierno
-integrado por varios productores sojeros- generó ese negocio redondo. Pero
luego del sofocón, el oficialismo cambiaría el mecanismo que establece la
reducción gradual de retenciones para obligar a que los productores aceleren la
liquidación. ¿Se animará Macri a tocar los beneficios que en los albores de su
mandato ofrendó a su base electoral más leal? Sería una apuesta de riesgo para
su sueño reeleccionista: no le sobra nada.
Las encuestas que
manejan en la Casa Rosada muestran que la imagen del presidente va en caída
libre, en simetría con el incremento del mal humor en los sectores medios por
el creciente deterioro económico personal y general. Sólo una cosa hoy
sostiene a Macri con chances de aspirar a la reelección: la ausencia de un
competidor o competidora capaz de reunir los fragmentos de la oposición.
Según las
encuestas, la mejor posicionada es Cristina Fernández. Pero esta semana, un
gesto de la senadora indicó que reconoce sus límites: hizo silencio para que el
macrismo quede expuesto al natural, sin la distorsión que todavía provoca el
contraste con la ex presidenta en vastos sectores de la población.
La crisis cambiaria
convenció al peronismo de apurar su interna y alumbrar postulaciones. Los
nombres en danza son los de siempre: Cristina, Massa, Urtubey, Rodríguez Saa,
Rossi, Solá. Ninguno, sin embargo, cumple aún el requisito de garantizar la
unidad que demanda la base que se movilizó el 21F y lo hará de nuevo el próximo
25M.
Frente a esa
debilidad, entre los dirigentes comenzó a circular el nombre del ex
ministro de Economía Roberto Lavagna como posible candidato de la unidad. Ex
ministro de Duhalde y Néstor, y candidato radical, Lavagna es “la unidad
corporizada”, exageran los dirigentes que alientan esa postulación, entre ellos
un ex Jefe de Gabinete K que le acercó la idea a Cristina. Dicen que la dama no
dijo que no, lo que alentó la creación de un grupo promotor con nombre de
avenida porteña. ¿Será? Aún es pronto para apostar. Ese partido, salvo algún
imprevisto institucional que ningún político sensato desea -pero tampoco
descartan-, comenzará apenas termine el mundial.
Fuente
¿Lavagna? ¿Todo esto para que venga Lavagna?
ResponderEliminarMe parece, desde lo personal, una frustración política, puse la nota porque me merece crédito la fuente y no lo veo como algo descabellado que se esté elucubrando.. Lavagna, ahora con el massismo, estuvo con Duhalde y Néstor cuando las papas ardían, luego con los radicales, incluso tomaría radicales que ya están hartos y avergonzados de Cambiemos.. Qué se yo.. me parece que Cristina no quiere jugar el partido
EliminarEl odio irracional hacia Cristina inyectado en la sociedad, sumado al odio del Pejotismo, hacen, a mi juicio, inviable su candidatura. Es necesario explorar otros senderos, y con esto no digo que estoy de acuerdo con una eventual candidatura de Lavagna, pero Lavagna puede ser uno de esos senderos a explorar. ¿Lavagna-Rossi?
ResponderEliminarCon todo respeto por la publicación, lavagna carece de los mínimos atributos políticos que deberá tener quien se haga cargo del desastre que dejen estos atorrantes. Los goodfellas pejotistas siguen intentando globos de ensayo, que solo entusiasman a ese séquito de dirigentes de poca monta. Y la realidad los frustra.
ResponderEliminarBueno, si uno compara al "pálido" con el mejor equipo de los últimos 2 siglos, el coso es Einstein, Keynes y/o Lenin, pero de ahí a que sea, mínimamente, el adecuaado para una transición entre la actual porquería y un proyecto nac&pop, es ilusión, delirio o alguna cosa parecida pero peor.... no sé, me traerán encuestas, estudios y tutti quanti pero acerca de "inviabilidad de Cristina" y, ¿qué quieren que les diga?, me cuesta creer que sea "inviable" aquello que resurge notoriamente en cada manifestación callejera, ese país que ahora se va entendiendo y, para peor, se extraña y valora por lo perdido, creo que pensar en algún futuro SIN Cristina es lo definitivamente inviable. O se pretende un operativo clamor para "descubrir" que la Cris, más que inviable, es inevitable?.
ResponderEliminarEl virreinato, si algo hizo bien, en su patética mezcla de corrupción, ineptitud y fundamentalismo bestial, fue "kirchnerizar" la realidad (y no lo digo yo, lo dice bostín, la tele y toda la comparsa que le pone la K a casi todo bicho que camina y no es amarillo), el voto es formalmente secreto y hoy por hoy, se admita o no, el voto M ya es un quemo, es sacar chapa de salame masoquista, el voto K, desde 2015 para acá NO cambió, no retrocedió y después de asimilada la derrota, trata de reencauzarse y recuperar, ¿cuánto?, un 5%, un 10?....cuántos son los cagados por el virrey en el mismo padrón?, es "inviable" el retorno de parte de esos votos idos en 2015?...¿Se puede suponer que esa resurrección puede ser prescindiendo de una de sus fundadoras?, que encima es la única que garantiza el rumbo opuesto a la porquería desgobernante de hoy?.
El pálido pertenece a un sector desplazado, auto desplazado, del proceso K, les urgía adecuarse al cambio, pintarse de amarillo y votarle todo al virrey, ser cosmetólogas del despojo.... para terminar perdiendo, los amarillos no los quieren aunque los usen y a los que se oponen en serio los cagaron... ¿en serio tipos así pueden conducir a algo muy distinto a ésto?, en principio, quién puede votar una sub-porquería?
Y es fantástico, la "inviable" sin hablar, por simple contraste, sigue siendo el tema del que hablan obsesivamente los macristas y los "compañeros perdonables".... vamos, si alguien así es inviable, yo soy Brad Pitt.
Lavagna? Acaso queremos que gane Macri?
ResponderEliminarDejate de joder. A Lavagna no lo conoce nadie. El ministro de Economia de Nestor era Nestor, Lavagna era el PALIDO que tiraba por los grupos economicos y por algo Nestor lo "fleto".
Decime Kicillof o Delfina Rossi pero Lavagna? O Decime Massa o nose.
Si se presenta Lavagna, voto a la IZQ.