La piedra que se desvanece en el aire antes de llegar a destino, diría Bayer sobre el archipiélago de izquierdas.
Más allá de tener una visión sesgada, celosa y algo
despechada con relación a una sociedad que les da la espalda cada dos años
haciendo eje sobre la responsabilidad de su fracaso al campo nacional y popular,
cual si fuera una suerte competencia de mercado, siempre es bueno y necesario
leer a los pensadores, intelectuales y analistas de la izquierda
internacionalista. En estos dos artículos, tanto el Profesor Rolando Astarita
como Carlos Abel Suárez, Periodista y miembro del comité de redacción de la
Revista Sin Permiso, analizan los comicios pasados. No voy a refutar ningún
concepto vertido por los pensadores, de eso se encargarán Braceli y Bayer al
final de ambas editoriales:
Argentina: Triunfo
de Cambiemos y más ajuste, ¿cómo se explica? Por Rolando Astarita, Profesor de
Economía de la Universidad de Buenos Aires, para Revista Sin Permiso
Fuente:
Como lo han
destacado todos los medios y analistas, los resultados electorales del domingo
pasado han significado un nuevo e importante avance de Cambiemos: se impuso en
14 provincias y Ciudad de Buenos Aires, y aumentó su representación a 109
diputados y 24 senadores. El dato es importante pero, desde un punto de vista
socialista, también es significativo el hecho de que más del 90% de los votos
han ido a partidos enemigos del socialismo: Cambiemos obtuvo el 42%; el kirchnerismo
21,5%; el peronismo 14,5%; massismo 5,8%; otros (entre los cuales se cuentan
partidos como Fuerza Republicana, de Tucumán, o el Movimiento Popular
Neuquino), 10,6%. En total, estas fuerzas reunieron el 94,4% de los votos. La
izquierda obtuvo el 5,6% (las formaciones tradicionales de centro-izquierda no
pudieron superar las PASO)
A partir de aquí,
el tema que deseo plantear es: ¿cómo encajan estos datos en los análisis y
discursos que ha venido desarrollando la oposición “nacional y popular” y la
izquierda?
La pregunta es
pertinente desde el momento en que, tanto el peronismo de izquierda (alineado
con el kirchnerismo), como la izquierda, pusieron en el centro de sus campañas
la denuncia del ajuste económico (aumento de las tarifas públicas, caída del
salario real; perspectiva de una reforma laboral contra los trabajadores); y el
ataque a las libertades democráticas (Santiago Maldonado y la
desaparición forzada de personas; Macri = dictadura)
Más concretamente,
¿cómo es posible que millones de trabajadores hayan votado por semejante
programa? Decir que se debe a que “el mundo va hacia la derecha” es una
tautología. Tampoco convence la excusa “la gente votó engañada”. Millones de
votos a Cambiemos (ya son dos años de gobierno), o a gobernadores peronistas
identificados con el conservadurismo de derecha, no se pueden explicar por “el
engaño”. De manera que la pregunta se mantiene: ¿cómo es posible que gran parte
de la población apoye no solo un ajuste favorable al capital, sino también un
régimen que aplica una represión propia de una dictadura militar?
Mi respuesta con
respecto esta última cuestión es que la mayor parte del electorado no piensa
que el actual régimen sea asimilable a una dictadura militar. Esto a pesar de
la gravedad que tuvo la represión a los mapuches por Gendarmería y la
desaparición de Santiago Maldonado. Lo cual tal vez explique por qué el tema de
las libertades democráticas no haya estado en el centro de las preocupaciones
de las grandes masas (después de todo, lo que ocurre hoy con las libertades
democráticas ¿es muy distinto de lo que ha venido sucediendo en los últimos 25
o 30 años?).
Más complicado, sin
embargo, es el tema de la respuesta al ajuste y a las medidas que están
impulsando los empresarios y el gobierno. Tengamos presente que en la
propaganda electoral de la izquierda el llamado a resistir el ajuste tuvo un
rol preponderante (incluso algunos que habían dicho que el eje sería el reparto
de las horas de trabajo hasta acabar con la desocupación, terminaron relegando esta
demanda para centrarse en el llamado a parar el ajuste). Sin embargo, la
inmensa mayoría de los votos siguió yendo a partidos patronales, Cambiemos en
primer lugar. ¿Por qué?
Una respuesta
posible es que el llamado a combatir el ajuste se queda corto frente al
argumento que se esgrime desde el poder. Este mensaje es: si no aceptan el
programa de Cambiemos (o algo similar), no habrá inversiones, y por lo tanto,
tampoco trabajo y crecimiento económico. Por ejemplo, se dice que “si no
aumentan las tarifas, las empresas no tienen rentabilidad, y si no tienen
rentabilidad no invierten en la producción de gas, electricidad y otros
servicios”. O también, “si no se flexibiliza el trabajo, los capitales van a
invertir en Brasil, no en Argentina”. ¿Cómo se responde a esto? Es que muchos
trabajadores pueden estar en contra del ajuste, pero no ver salida a la
encerrona que les plantean el gobierno y los empresarios. Y si no se ve salida,
puede haber resignación y quietismo; y más voto a los partidos del sistema.
La raíz del
chantaje de las inversiones está, naturalmente, en el poder que otorga al
capital la propiedad privada de los medios de producción. Hay que ser
consciente de que ese poder no se supera con remiendos al modo de producción
capitalista (o a su Estado). De ahí la necesidad de oponer una crítica que vaya
a los fundamentos mismos del sistema económico.
Como frutilla de
postre un “son lo mismo” recargado por Carlos Abel Suárez... abrir link
Fuente:
Refutación
Ser o Parecer de
Izquierda (Braceli-Bayer)
Entrando al siglo
XXI después de Cristo éramos un agujero con forma de mapa, un conato de país
que milagrosamente conservaba sus nueve letras del apellido. Este entretenido
sitio había sido “rifatizado” con el fervor de la impunidad, saqueado más
adentro que desde afuera, entregado obscenamente, loteado al peor postor en sus
reservas energéticas, donado a rajacincha. Un poco más atrás, hacia mediados de
1976, este sitio fue desangrado, violado en sus vidas y en sus muertes al
compás de una complaciente indiferencia civil, empresarial, ruralista,
mediática, eclesiástica, indiferencia que por extendida y general ni disminuye
un gramo en su criminalidad. El caso es que la violación de vidas y muertes no
fue suficiente, encima se robaron criaturas desde la placenta, por cientos se
las robaron. La cuestión es que aquí no quedaron ni los mástiles, desgracia con
suerte, acaso aliviadora ¿Qué bandera hubiéramos izado?...
Aquí hay un emporio
derechas y una manga de izquierdas, pero con una diferencia capital: las
derechas son opciones camufladas en los grandes partidos. Hay derechas
explícitas y derechas que no lo parecen. Estas y aquellas tienen un rasgo
sólido en común: siempre se juntan, no descansan, ni en los días de guardar, y
guardan siempre.
En cuanto a las
izquierdas de la Izquierda: decir que esto es un archipiélago resulta en el
fondo una especie de autoelogio. Observando la implacable coherencia de Bayer
podemos advertir que aquí, a lo largo de décadas, las izquierdas han insistido
en confundir estribillo con ideología. Entre la vanidad y el capricho, cada
brote de izquierda o de progresismo se autodecapita antes, mucho antes de
despuntar y probarse en gestión concreta. La pavorosa capacidad para el
suicidio temprano hace que las izquierdas de esta presunta izquierda nacional
no necesiten de enemigos. Al enemigo, vuelta a vuelta, le ahorra el trabajo. En
realidad nuestras izquierdas no mueran jóvenes ni niñas, no pasan del conato,
del presentimiento prenatal, son esquirlas de una cascote inocuo, esquirlas de
ética intermitente.
En cambio Bayer ha
hecho una ética de la ideología, moral que aflora constante y porfiada en sus
escritos y en su hacer.
Sucede que
padecemos por estos Pagos una suerte desertores que sin embargo se las arreglan
para figurar y estar al frente de los canto de utopía. Ya no se puede juzgar
más a la piedra ni perdonarle nada, basta de echarle la culpa de la pedrada.
Pienso y siento que muhcos menos que pocos pueden afirmar por la mañana “yo soy
de izquierda”. Eso “soy de izquierda” sólo se puede sostener al final del día,
después de revisarnos la jornada, después de ver que dijimos con las palabras y
qué hicimos con las acciones, después de ver qué trecho hay entre nuestros
dichos y nuestros hechos…
El planteo del Dr Astarita no concluye en explicar las razones de la falta de apoyo por parte de la población que se beneficiaría con la implementación de las políticas de los sectores de izquierda
ResponderEliminarLa cuestión lleva más de 100 años sin explicarse o entenderse y ha llevado a la diversificación de estas propuestas argumentando cada uno de esos grupos en tener la respuesta
Quizás (en mi humilde opinión) no se trate de un rechazo a las ideas y proyectos. Creo que hay dos factores que siempre hicieron desconfiar al hombre común de los sectores de izquierda, y espantar a los votantes.
El primero es una alta demanda de compromiso requerida por parte de la izquierda hacia la gente, les exige militancia, firmas, marchas, paros, resistencia , lucha, combate , rechazo , repudio.
Excitante cuando uno es estudiante universitario y siente la militancia , la agitación, la posibilidad de cambiar las cosas.
No tanto cuando se tiene dos trabajos, se llega a casa muy tarde y tiene dos o tres hijos esperando para que los lleve aquí o allá, o que les compre esto o aquello , cuando la esposa le muestra las cuentas que llegaron y otras delicias.
A la hora de ofrecer la izquierda le ofrece una buena dosis de gases y bastonazos, la etiquetada en el laburo, la mirada sospechosa, y el atascamiento en su carrera(o posible despido), el ostracismo y el aislamiento social.
El trabajador que llega ya tarde a su casa ,llega más tarde debido al corte de una calle o una marcha de protesta y bien adentro hay alguien puteando desde lo más íntimo del enano fascista, aunque en superficie el homo revolucionario se solidarice y simpatice con sus demandas
El segundo factor es el cimbronazo, de ser exitosas en las urnas las ideas revolucionarias, de implementarse tibiamente algunas de ellas , de vivir aun sin poder creerlo cierta euforia revolucionaria ante algún triunfo, le sigue una larga serie de reprimendas por parte de los poderosos que siempre se cargan a este hombre común y no al teórico revolucionario que le vendió el paquete
De que me sirve obtener un lotecito con la reforma agraria si al poco tiempo una feroz represión me lo saca , me mete preso y que se yo que mas
La única chance de incrementar el nivel de adherencia seria unirse(jajajaja) , bajar el nivel de demanda al ciudadano común, luchar por cosas simples, concisas, posibles y sumarse al sector popular
jaja.. por privado ya me acusaron de haberme derechizado.. es de locos
EliminarOscar Wilde concuerda en parte con Ud.: decía que la izquierda son muchas reuniones los miércoles a la noche.
EliminarEsto ya lo discutimos hace 30 anios miles de veces y en 3 renglones puedo tambien sonar asi.No se trata de bajar banderas ni de olvidar conceptos y principios fundamentales ni tampoco abandonar la lucha ni los ideales, solo cambiar un poco las estrategias. Los que votan se parecen mas a Homero Simpson que a Charles Baudelaire . Ojo esto solo si se quiere aumentar la cantidad de votos o entender porque los votos son tan pocos o los de los Liberales y Fascistas son tantos
ResponderEliminarLa izquierda troskista que vivencio la Dictadura del 76 sin elegir la opcion armada, contribuyó muchísimo a la asistencia de las victimas del periodo y al esclarecimiento posterior de los crímenes de Estado una vez iniciados los juicios a las Juntas (le habían antecedido en esa representacion de intereses humanitarios, convengamos, y con suerte mucho más funesta, muchos otros luchadores civiles de diversos partidos). Quizas la sorprendente supervivencia de estos nuevos activistas de la lucha por la verdad , en tiempos tan complejos, se deba a la coincidencia providencial con el declive de lo más feroz del periodo punitivo. Pero lo cierto es que los abogados y activistas sociales de izquierda fueron una fuerza muy consistente que no dudo en exponerse,en esas postrimerias, por las víctimas de entonces.
ResponderEliminarAmanecida la condicionada Democracia del 83, le llego a la izquierda (no al PC, desacreditado por su espantosa evaluación de la Dictadura) el merecido reconocimiento por ese estratégico acompañamiento y sus números electorales fueron auspiciosos, realmente.
Pero la Democracia habilito actores diversos y no tan fácilmente reductibles a estereotipo como aquellos viejos enemigos de las corporaciones de seguridad.
Y bajo el argumento de dar verdadera discusión por los bienes de producción y las élites a ellos asociadas, la izquierda dura se parapeto en la incontaminación excluyente y solo intermitentes desgajamientos de ella confluyeron hacia fuerzas más extensas en busca de tangible praxis politica.
En el 2001 vuelven a abrirsele las puertas de la accion gravitante a través de la ola de fábricas autogestionadas, lo que sin embargo no replica en despegue numerico de la fuerza.
Desde entonces la izquierda no puede salirse de ese laboratorio incontaminado aunque la contaminación, por otras vías, la ronde permanentemente. Porque su actitud crítica ha resultado funcional y en contra de otros ensayos populares. Al igual que ahora.
Los dos artículos del posteo redundan en la descripción de los antecedentes históricos a este presente y evaden el desarrollo merecidamente extenso de los cuestionamientos internos que la izquierda se debe desde hace 40 años, cuando el ciclo de terror culminó y ya era tiempo de construir la vía pragmática para el acceso a gestion.
La escueta performance PASO y legislativa los vuelve a convencer de dudar de si mismos (es claro que se arrepienten de haber tomado el eje ajuste) y los remite a esa zona de inseguridad microclimatica donde empollan los mismos errores cometidos por décadas. Más que del Ajuste, de lo que más se ocuparon en estas elecciones fue de desacreditar al Kirchnerismo, confundiendose, como tantas otras veces, acerca de quien era el peor adversario popular.
Como no medie un milagro, esa inseguridad y tendencia a los cómodos microclimas, seguirá siendo su karma irresoluble. Saludos.