La cultura de Coronel Dorrego está repleta de invisibles que dan buena sombra, y a la vez plagado de visibles que se ufanan de tener las piernas orinadas.
Sospecho que los
funcionarios de Cultura (ruego se me permita la doble ironía) que ostentaban
cargos en Marzo de 1977 prestaron muy poca atención desde lo artístico al
considerado, por los notables de la literatura continental, el ensayo
contemporáneo más significativo y que con el tiempo resultara un hito
insoslayable dentro del género.
Nos estamos
refiriendo a La Carta Abierta a la Junta Militar al Cumplirse un Año del Golpe
de Estado cuyo autor fue el periodista y novelista Rionegrino, oriundo de
Choele – Choele, Rodolfo Walsh. Sabido es que dicha obra fue la que determinó
sentencia definitiva, luego de su clandestina difusión, a la vida del eximió
autor de Operación Masacre y de Quién Mató a Rosendo. Al mismo tiempo mientras
miles de obras de artistas de probado talento eran enviadas a mazmorras
plagadas de olvido y humedad cientos de mediocres poetas, ensayistas y
escritores eran puestos en vidrieras y escaparates repletos de publicitada
pompa y suntuoso orlado.
Por fuera de la
situación opresiva y opresora, de censura y autocensura que se vivía
políticamente en Argentina (tal vez resulte exagerado ejemplificar tomando un
período histórico tan irregular) poco han cambiado, dentro del ámbito
artístico/cultural, aquellas relaciones y conductas despóticas de entonces. En
la actualidad cierto formato de clandestinidad se ve reflejado en la web en
donde miles de artistas e intelectuales, desplazados de los circuitos
económicos y políticos, exponen lo que hacen realimentando un perímetro
cultural paralelo, despegado de todas las asechanzas y manipulaciones
burocráticas existentes.
Es probable que la
democracia no permita determinados comportamientos absolutistas tan extremos,
pero no es menos cierto que la visibilización o invisibilización de artistas,
(no sólo en las letras sucede, recordemos el cine de entonces, el que vimos para nuestra desgracia,
pero sobre todo el que no pudimos ver y en los músicos que no pudimos escuchar), sigue dependiendo de factores que poco tienen
que ver con el talento para quedar encuadradas en el marco de determinadas
relaciones políticas y económicas que faciliten la difusión de sus obras.
No creamos que la
existencia de artistas del establishment y artistas “desterrados” sea una
cuestión privativa de nuestro Pago. Si bien, en el marco de un sistema liberal,
es imposible que en las grandes urbes tal cosa se implemente taxativamente,
debido a que siempre se hallarán salvoconductos y atajos para desarrollar y
exhibir la actividad artística, en casos como el nuestro, cuanto más pequeña y
cerrada es una sociedad menos chances existen para exponer contenidos quedando
la cosa ceñida a un grupo de amigos, conocidos, familiares o como antes
mencioné la red de redes.
Hemos sido y somos
testigos de paupérrimas y limitadísimas demostraciones artísticas autóctonas y
foráneas, muy bien publicitadas por cierto en desmedro de decenas de artistas
que nunca estarán incluidos en la consideración oficial. No nos debemos llamar
a engaño, si lo hacemos estaríamos pecando de deshonestidad intelectual. Todos
los gobiernos, en sus variadas competencias y a lo largo de la historia, han
presentado sus listas locales de favorecidos y pordioseros, de recordados y
olvidados. Sus prioridades contractuales siempre estarán sujetas a simpatías
extracurriculares amén que puntuales nombres, por peso propio, puedan asegurar
prestigio en la gestión o una buena renta económica.
Hace pocos años el
fabuloso grupo vocal Cabernet, realizó una mini gira por la zona; Bahía Blanca,
Puán, Pigué y Coronel Suárez fueron sus destinos conocidos. Algunos,
ilusionados, quedamos en la dulce espera chupando un clavo oxidado. Intuyo que
nuestra Dirección de Cultura ni sospecha de su existencia y es aquí en donde
radica el verdadero problema que planteo: “Los artistas que no tienen espacio
en nuestro colectivo cultural producto que dichos escaques están ocupados por
elementos afines, con disimulado talento y una refrescante adhesión o, en el
último de los casos, una sana “asepsia” militante”. Vale la pena recordar que
los amigos no son peligrosos por lo que te puedan llegar a hacer, sino por todo
aquello que te impiden realizar.
El Físico italiano
Strato afirmó que sin pensamiento nos es imposible percibir la belleza que
atesora la complejidad. Estando de acuerdo con la cita se puede afirmar que
cuanto más fronterizo es el menú artístico a percibir menos necesidad de
elaboración inteligente requiere. Si yo, como funcionario de cultura, priorizo
en mi grilla anual artistas de notoria mediocridad el nivel de exigencia
popular no se verá comprometido, en consecuencia la comodidad en la gestión
encontrará su clímax y beneficio. Así, Los mediocres hallarán en nuestro
distrito aguas cálidas en donde remojar sus escasos talentos mientras que el
“Es lo que Hay” sigue formando parte del acerbo cultural dorreguense.
En Coronel Dorrego,
luego de casi 20 años de tenacidad política de la UCR, praxis y dialéctica a la
baja, triunfó el eficiente y domesticador concepto antropológico de que la
cultura es todo lo que el hombre hace, hasta lo que no hace o hace mal. En
consecuencia si afinar o no afinar, estudiar o no estudiar, tener talento o no
tenerlo, ser creativo o copiar dan igual, para qué intentar proponer
complejidad si no hemos propiciado un público con los sentidos aguzados que recepte
y elabore dicha complejidad artística; aquí los medios de comunicación cumplen
un rol cardinal a favor de dicho amesetamiento.
Cuestiones de
pertenencia política y cuestiones de resignación artística hacen a la
problemática cultural. Ambas conspiran contra la posibilidad de educar y formar
al soberano, de elevar el tenor conceptual, de familiarizarse con la hermosa
desmesura de la complejidad, por encima de conformarse con la vulgaridad
rutinaria que nos ofrece la seguridad de lo probadamente digerible.
Como amantes de las
bellas artes en todas sus facetas y disciplinas, algunos dorreguenses nos
sentimos parias, como diabéticos en dulcería, mal aceptando que nuestro
distrito mantiene como contrato social un formato liso y llano, más cercano a
lo mercantil y mediático, muy alejado de lo que puede llegar a conmover al
espíritu y a la inteligencia.
Hay cosas que son menos complicadas. Usted la hace dificil. Si hay burros arriba que decidan, habrá burros abajo que ejecuten, justificando y defendiendo a los de arriba.
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