La física cuántica no dice que el observador influya en lo observado, así que no deje que le cobren dinero por ello.
Como nos sobraban Manes,
contrataron al
indio Amit Goswami, predicador de la Mística Cuántica.
Carlos Sabín, Físico teórico. Investigador ComFuturo en el
Instituto de Física Fundamental del CSIC, para Revista Sin Permiso
Gracias a una entrada
reciente, algunos lectores me han puesto sobre la pista de una serie
de cosas que me han hecho adentrarme aún más en el abismo de la charlatanería existente
alrededor de la física cuántica. Es un trabajo duro,
pero alguien tiene que hacerlo. Esto me ha hecho comprender que la situación es
aún peor de lo que pensaba. El ejemplo más dramático que he encontrado me ha
llevado hasta el Enric Corbera Institute:
chiringuito pseudoacadémico regentado por el estafador que
le da nombre. Este señor y sus cómplices imparten la doctrina absurda de que
básicamente las personas enfermas, incluso de cáncer, están enfermas porque
quieren, es decir, por no pasar por la caja de su pseudoinstituto (cursos,
conferencias, visitas, libros etc. a precios fabulosos) donde le explicarían
que al cambiar su percepción de la enfermedad, ésta desaparece. En ocasiones,
sus seguidores dejan de tratarse el cáncer y, tras un tiempo en el que creen
que por fin se están curando, mueren.
No sé si se puede hacer algo desde el punto de vista legal contra esta
basura moral e intelectual. Mucho me temo que no, en un tiempo en el que productos
homeopáticos se venden impunemente en farmacias y ayudas
homeopáticas para enfermos de cáncer se dan publicidad en
el centro de Madrid. Pero lo que sí podemos hacer es hablar de sus mentiras. Como
no podía ser de otra manera, los corberitas siguen la doctrina Shaw, según la
cual añadir la palabra cuántica a cualquier cosa hace que la gente crea que
tengas razón. Así, el concepto inventado sobre el que gira la doctrina, llamado
"neurobioemoción" (o puede que "bioneuroemoción":
"neuro" y "bio" tienen la propiedad conmutativa) estaría
basado según ellos en la física cuántica... o lo que ellos dicen que es la
física cuántica. El encargado de
explicarnos (¡ay!) qué es la física cuántica es Pedro
Núñez, quien como es lógico es diplomado
en Magisterio, y además se autoproclama "docente" en
el Enric Corbera Institute.
Nos empieza explicando el docente Núñez que la física cuántica
representa (oh, ah) un cambio de paradigma respecto a la física clásica, según
el cual el dualismo "mente-materia" cartesiano
sería superado, ya que "el observador influye en lo observado". Este
es uno de los mitos más recurrentes respecto a la física cuántica, y, a mi
juicio, proviene de explicaciones excesivamente sensacionalistas de esta teoría
(en ocasiones, sin mala intención) que malinterpretan los conceptos de
"observador" y "observado". No hay duda de que el dualismo
de Descartes ha sido superado, pero eso no tiene nada que ver con la física
cuántica. El hecho de que en la física cuántica las medidas que se realizan
para conocer el valor de alguna magnitud cambien el estado del sistema (como
hemos contado, por ejemplo, aquí)
no tiene ninguna relación con la "conciencia", el "estado
mental" o la "información" de la que disponga un ser humano
concreto. Se debe simplemente al hecho de que las medidas son realizadas por
aparatos físicos de medida, de manera que un experimento en el que se mide una
cosa es un experimento distinto a uno en el que no se mide una cosa. Que
después yo, o quien sea, tenga acceso a los resultados de las medidas es
completamente irrelevante: no es eso lo que cambia el estado del sistema. Todo
el experimento podría ser programado por ordenadores y conducido por robots,
sin que jamás un ser humano supiera nunca el resultado de las medidas, y el
efecto sería exactamente el mismo.
Así que no, en la física cuántica la mente no modifica la materia a
voluntad. De manera que todo el discurso del señor Núñez (todo ese berenjenal
sobre, cómo no, la "resonancia", la "vibración", el
"entrelazamiento cuántico": conceptos que no tienen ninguna
aplicación en lo que está contando) y por tanto, toda la doctrina corberita,
está basada en una mentira. ¿Le confiaría usted a ella su salud?
Fuente:
Revista sin Permiso
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