El poder mediático crea en pocos meses partidos, provoca rupturas, agita escándalos seleccionados y reparte protagonismos de forma meditada.
EL PERIODISMO Y SUS COMPROMISOS
Extractos de la nota…
Por
Luis Garcia Montero para Diario Público de España
El
periodismo es una de las profesiones más desprestigiadas en los debates sobre
la actualidad. Sólo la política sufre más descalificaciones y levanta más
sospechas en las barras de los bares. Este malestar no puede abordarse como una
simple inquietud gremial, porque el periodismo y la política son los dos ejercicios
más importantes para que sea posible una verdadera democracia. Por eso hay que
andar con cuidado a la hora de hacer los diagnósticos. Junto a los errores de
periodistas y políticos, habrá pues que tener en cuenta los intereses de los
que quieren desacreditar las raíces de la democracia para que nadie vigile o
regule sus abusos.
La
democracia necesita una información veraz e independiente. Un país sólo puede
asegurar este tipo de información a través de los medios públicos. La prensa
privada tiene sus propios intereses. Más o menos profesionales, más o menos
rigurosos, dependen de su línea editorial y de una dirección que responde a las
intenciones de sus propietarios.
Los
inicios del periodismo estuvieron marcados por los partidos políticos que
deseaban contar con medios de comunicación al servicio de sus consignas y sus
calumnias. Después las cosas cambiaron, y fueron algunos medios de comunicación
los que quisieron tener partidos políticos a sus órdenes. Medios y partidos han
caído finalmente sin pudor en manos de las élites económicas interesadas en
crear las realidades: las corrientes de opinión necesarias para establecer sus
dominios y eliminar las posibles alternativas.
Nada
como un proceso electoral para comprobarlo. La realidad está ahí, pero la
poderosa capacidad de las élites define una lectura popular de esa realidad. El
poder mediático crea en pocos meses partidos, provoca rupturas, agita
escándalos seleccionados y reparte protagonismos de forma meditada. Ni siquiera
los nuevos medios digitales escapan a sus prácticas. A veces son incluso peores
que los medios tradicionales, porque no cuentan con la ayuda pudorosa de su
experimentada memoria profesional.
Hay
periódicos que parecen boletines oficiales de un partido político. Los
silencios y los aplausos en versión informativa convierten las redacciones en
un gabinete de prensa particular. No es ya que los medios tengan una línea
ideológica, es que preparan sus páginas o sus tertulias con el mismo cálculo
que gastan las organizaciones políticas para establecer sus argumentarios. Son
manuales de recetas informativas.
Los
buenos profesionales intentan no ahogarse en este aire contaminado. Hay muchos
buenos periodistas, uno puede encontrarlos hasta en los medios más sectarios o
más desprestigiados. Hacen lo que pueden, pero la verdad es que pueden poco.
Resulta difícil trabajar en las condiciones de deterioro que ha impuesto el
poder económico sobre el periodismo.
El
intento de regular la información privada por los poderes públicos no es
admisible. Abriría enseguida las puertas a la censura y desembocaría en un
ataque metódico a la libertad de expresión. Por eso no queda otra que apostar
de forma decidida por unos medios de comunicación pública capaces de asegurar
su independencia más allá de los intereses de turno.
El
poeta Allen Ginsberg escribió en forma de aullido una famosa confesión: “He
visto las mejores cabezas de mi generación destruidas por la locura…”. Todos
hemos visto en estos meses muchas cosas y muchas buenas cabezas asaltadas por
la vanidad, o por la inmadurez política, o por la melancolía, o por la
fascinación ante lo nuevo, bailando siempre al ritmo que dictan las élites.
El inicio del periodismo no estuvieron marcados por los partidos políticos ,hay intentos de hojas informativas dsde tiempos ancestrales de Grecia y Bizancio. Julio Cesar mando a publicar en al Foro Romano el Acta Diurna considerado como la primera publicación periodística. En Venecia se vendía una hoja informativa por el precio de una Gaceta (moneda veneciana que luego se utilizó para nombrar al diario).El periodismo funciona por años porque la gente tiene sed de verdad e información por lo tanto a mayor veracidad y calidad mayor tiraje
ResponderEliminarLa cosa cambia cuando los diarios dejan de ganar por venta de diarios con un margen muy pequeño por ejemplar y pasan a ganar con publicidad
Entonces enfoque y comentarios sobre una noticia que favorece los intereses de los clientes publicitarios pesaran más en el momento de la edición
Luego los intereses económicos se alinean , coinciden y concentran el poder, por ejemplo en un principio si el cliente eran las galletitas tal o el vino cual poco importa que gobierne Juan o Pedro porque si no venden diarios , la propaganda es inútil pero si todos los productos dependen de un grupo de supermercados, de un gigante exportador o de inmensos grupos financieros ahí el periodismo se queda sin posibilidades y se convierte en bufón del rey
Sin embargo esto lo mencione en el blog hace poco; es notable la preocupación de un lado del poder por la influencia que tiene el sector adverso y su ensañamiento y mordaz utilización de la falacia para su desprestigio
Cabe recordar nuevamente que el feroz totalitario control de los medios durante la dictadura no impidió el afloramiento de la verdad, y la democracia