En Santa María del Puerto del Príncipe,
el 10 de enero de 1842, nació Francisca Margarita Amalia Simoni Argilagos, hija
del Dr. José Ramón Simoni Ricardo y Manuela Argilagos Guinferrer, en el seno de
una de las familias principeñas más ricas por lo que recibió esmerada
educación, a diferencia de otras jóvenes de su época, viajó durante cinco años
por todas las capitales de Europa, excepto San Petersburgo y Lisboa, sobre 800
ciudades, en América los estados de New York y los del oeste y alto y bajo
Canadá. Este viaje le permitió recibir clases de canto con una de las figuras
más sobresalientes del género culto, con Fanny Persionny, que la califica de
“primo cartello”, y más tarde continuó estudios en Roma con Bonny y en
Florencia con Mannetti, dominaba a la perfección el francés, inglés e italiano. En la Habana se produjo su encuentro con el
joven Ignacio Agramonte, pero no fue hasta después de su regreso a Puerto
Príncipe que sus encantos físicos y espirituales cautivaron el joven. Se
iniciaba una intensa correspondencia amorosa que es testimonio apasionado de la
entrega y pasión reciproca que ambos se profesaban. Epistolario que tuvo
continuidad en la manigua y luego durante el exilio. El 1ro de agosto de 1868, contraen matrimonio,
de esta unión nacieron dos hijos: Ignacio
Ernesto de las Mercedes (26-5-1869) y Herminia
de la Madre de la Caridad (20-2-1871) Al estallar la guerra de Independencia la joven
pareja se inserta en gesta, Amalia el 1ro de diciembre de 1868, abandona el
confort, la vida cómoda y placentera, rodeada de comodidades y elegancia, para
irse a la manigua . En la finca La Matilde, propiedad de su padre se establece
con el resto de la familia, de allí se traslada a Arroyo Grande donde nace su
hijo Ignacio Ernesto, “El Mambisito”, como le decía Ignacio.
Las vicisitudes de la guerra, le imponen duras
pruebas, que van templando su acero, fue apresada con su hijo el 26 de mayo de
1870 cumpleaños de su hijo, y comienza su perfil de patriota al ser intimidada
por el coronel Ramón Fajardo Izquierdo, que le pide escriba a su esposo
instándole a deponer las armas, a lo que le responde con lealtad y patriotismo:
Coronel primero me corta UD la mano que le escriba yo a mi marido que sea
traidor. Llega el exilio a principios de agosto, arriba a
New York con su padre. Un silencio se cierne sobre Ignacio y Amalia, todo
sufrimiento es necesario, es un momento de demostrar sus sentimientos
expresados desde los días del noviazgo, cuando le dijo: “Tu deber antes que mi felicidad Ignacio mío, es
mi gusto”. Crece su amor, el de febrero de 1871 cuando nace
su hija Herminia y cinco meses después se traslada a Mérida en busca de mejor
clima. En el exilio consolida su cubanía, e inicia su formación familiar
inculcándole a sus hijos los ideales más puros, allí en Mérida recibe la triste
noticia de la muerte del Mayor, de su Ignacio, caído en combate por Cuba libre,
gran consternación la invade con verdadero extorcismo, soporta la triste verdad
, siente que el dolor hace crecer sus ideales y apoya con todas sus energías a
la emigración y colabora con fondos , que se recaudan en muchos casos con
conciertos y veladas en las que canta y toca el piano brindando su arte y su
cultivada voz. Allí conoció a Martí, quien la admiró
profundamente al decir en Patria, al conocer uno de los viajes de Amalia a
Cuba, elogios elocuentes la distinguen “Por su dignidad, la fortaleza de su
vida, por su inteligencia rara, y su modestia y gran cultura, por el cariño con
que acompaña y guía por el mundo a sus hijos, los hijos del héroe, o cuando
ella se dirige con modo inigualable y expresa: “Amalia: Ignacio Agramonte tuvo una compañera,
no todos los hombres han tenido la suerte de hallar en la esposa una
compañera”. De regreso a Cuba, se establece en la Habana,
en1899 sufre el fracaso de los ideales independentistas, instaurada la
República, con edad avanzada el 10 de octubre de 1907, efeméride patriótica, se
creó la Junta Patriótica de la Habana , asociación que inspirada en la acción
de grandes hombres de 1868 y de 1895, instaría rescatar la pérdida de la
independencia , que exigían la evacuación de los soldados yanquis , y la
abrogación de Enmienda Platt , entre sus miembros se encontraban patriotas de
brillantes hojas de servicios y familiares de héroes de la Patria, entre ellos
Amalia Simoni, viuda de Agramonte, que trataban con testimonios de revitalizar
las epopeyas pasadas , para legarlas a la conciencia de los cubanos para
iniciar una nueva contienda. El 24 de febrero de 1912, participó en momento
inigualable, Amalia estuvo presente en el solemne acto de inaugurar el conjunto
escultórico que tributaria homenaje de recordación al Mayor General Ignacio
Agramonte y Loynaz en el parque Agramonte. Muere el 23 de enero de 1918, su
vida fue catalizadora de tres amores que actuaron en el corazón de Amalia, el
de esposa, madre y patriota, realizó cuanto pudo por la independencia. La
prensa cubana recogió sus funerales con profunda consternación y el respeto a
esta inigualable mujer cubana, que añoró a una Cuba libre.
Fuente:
http://amalias.blogia.com/
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