Susan junto a Elizabeth Cady Stanton, fue una de las principales líderes del
movimiento sufragista norteamericano, que durante la segunda mitad del siglo
XIX reivindicó el derecho de voto para las mujeres. Entre 1892 y 1900 presidió
la Asociación Nacional pro Sufragio Femenino.
Había nacido en 1820 en Adams. Su
padre, Daniel Anthony, era un maestro cuáquero liberal que regentaba una
empresa de manufacturas de algodón y militaba activamente en el movimiento antiesclavista.
Susan se educó en un ambiente de independencia de criterio y rigor ético que
marcaría toda su trayectoria política. Cuando tenía seis años, la familia se
trasladó a Battensville (Nueva York). Acudió a la escuela primaria local y pasó
luego al colegio que su padre había fundado y dirigía. Completó sus estudios,
orientados a la pedagogía, en un internado femenino de Filadelfia y en un
colegio para señoritas del interior del estado de Nueva York. Al concluir sus
estudios, regresó a la casa familiar en Rochester (Nueva York) y se dedicó a la
enseñanza hasta que cumplió los treinta años.
Su
activismo político se inició en sus años de formación, guiada por el ejemplo de
sus padres. En 1848 se unió al movimiento antialcohólico o "movimiento pro
temperancia", en el que militó durante cinco años. En él tomó conciencia
de las limitaciones que el hecho de ser mujer implicaba, incluso en el seno de
una organización reformista liberal, y sintió la necesidad de crear un grupo
exclusivamente formado por mujeres, la Sociedad Femenina pro Temperancia del
Estado de Nueva York.
Pero
su paso al feminismo no se produjo de forma definitiva hasta que, en 1851,
conoció a Elizabeth Cady Stanton, la feminista que en 1848 había dirigido la
Convención de Séneca Falls, primer manifiesto del sufragismo estadounidense.
Stanton se convertiría en su compañera inseparable y ambas encabezarían el
feminismo norteamericano durante las siguientes cinco décadas.
Desde
1882 protagonizó, junto a Stanton y Amelia Bloomer, diversas campañas en favor
de la igualdad de derechos de las mujeres. La lucha feminista se centró en
principio en reivindicaciones de carácter general, para ir progresivamente
limitándose a la petición del sufragio universal, por considerar que el voto
era el instrumento clave para conseguir ulteriores reformas legales.
Sin
embargo, las campañas en favor del sufragio fueron acompañadas de muchas otras,
encaminadas a transformar la legislación laboral, la mentalidad sexista y las
costumbres discriminatorias de la sociedad norteamericana. Así, por ejemplo,
Anthony y Stanton dirigieron una campaña contra las restricciones físicas que
la moda femenina decimonónica imponía a las mujeres, promoviendo el uso de
pantalones bombachos y faldas amplias.
Desde
1854, Anthony compaginó su activismo feminista con la lucha contra la
esclavitud en el seno de la Sociedad Americana Antiesclavista hasta que el
estallido de la Guerra de Secesión en 1861 apartó temporalmente a las mujeres
de la primera línea de batalla, ocupada desde entonces por los ejércitos. En
1863 fundó la Liga de Mujeres Leales, que promovía la liberación de esclavos en
los estados secesionistas del sur.
Al
finalizar la guerra, siguió pronunciándose públicamente contra la violencia
ejercida sobre la población negra, a la que instó a unirse al movimiento
sufragista. Paralelamente, la ya inseparable pareja Anthoy-Stanton dirigió
diversas campañas contra las leyes del estado de Nueva York discriminatorias de
las mujeres y pronunció numerosas conferencias por todo el estado.
Tras
la guerra, las mujeres que habían participado en el movimiento abolicionista
comprendieron que la consecución de sus fines propios -la igualdad de derechos
para las mujeres- era una lucha que debían emprender por separado, sin contar
con el apoyo de sus compañeros antiesclavistas, muchos de los cuales no
aprobaban el activismo político femenino. La lucha feminista se centró desde
entonces en la obtención del derecho al voto.
En
1868, Anthony y Stanton comenzaron a publicar en Nueva York el semanario feminista
The Revolution, que saldría a la calle durante los dos años siguientes
con importantes contribuciones de ambas. Anthony se volcó sobre todo en la
exigencia de igualdad salarial para las mujeres y en la mejora de las
condiciones laborales de las obreras neoyorkinas, para lo cual participó en la
creación de la Asociación de Mujeres Trabajadoras de Nueva York. En 1869 fundó
con Stanton la Asociación Nacional pro Sufragio Femenino, que comenzó a
reclamar la aprobación de una enmienda constitucional que concediera el voto a
las mujeres.
A
partir de 1872, la Asociación exigió para las mujeres de Estados Unidos los
mismos derechos civiles y políticos que acababan de ser concedidos a los
varones negros mediante las enmiendas constitucionales decimocuarta y decimoquinta.
En las elecciones de ese año, Anthony encabezó una manifestación de mujeres que
se presentó ante las urnas en Rochester para ejercer el derecho al voto.
Fue
detenida dos semanas después y acusada de violar las leyes federales. Mientras
esperaba el inicio del juicio contra ella, recorrió el país dando conferencias,
aprovechando el interés público que había despertado su acción. En marzo del
año siguiente volvió a presentarse en un colegio electoral de Rochester para
votar. Fue juzgada finalmente y condenada a pagar una multa por violación de la
ley electoral, a lo que se negó rotundamente.
En
1883 realizó un viaje por Europa, donde entró en contacto con las
organizaciones feministas de Inglaterra y Francia y surgió el proyecto de crear
una organización sufragista internacional. Cinco años después, durante los
actos de conmemoración en Washington del aniversario de la Declaración de
Seneca Falls, se estableció el Consejo Internacional de Mujeres, al que se
unirían grupos feministas de 48 países.
Durante
sus primeros años de existencia, el Consejo fue una organización
completanemente americana, en la que Anthony desempeñó un papel muy destacado.
En 1890 fue elegida presidenta de la Asociación Nacional Americana pro Sufragio
Femenino, cargo que ocupó hasta los ochenta años. Mientras tanto, no dejó de
extender el mensaje del sufragismo y la igualdad de derechos, pronunciando
conferencias a lo largo y ancho del país. En 1899 se propuso la creación dentro
del Consejo Internacional de una organización separada que luchara de forma
específica por el sufragio y presionara más directamente a los distintos
gobiernos. Tras muchas conversaciones, Anthony participó en la creación de la
Alianza Internacional pro Sufragio Femenino durante el congreso del Consejo
celebrado en Berlín en 1904.
Su labor dentro del movimiento sufragista
fue esencialmente de organización y administración, mientras Stanton se
encargaba de escribir la mayor parte de las proclamas y propuestas de la
Asociación Nacional pro Sufragio. Junto a Stanton y Mathilda J. Gage compiló y
publicó la Historia del Sufragio Femenino, que apareció en cuatro
volúmenes entre 1881 y 1902. Asimismo, junto a un grupo numeroso de sufragistas
cristianas que buscaban los fundamentos religiosos de la subordinación
femenina, trabajó en la edición de la llamada Biblia de las Mujeres, una
recopilación comentada de los pasajes bíblicos en que aparecen mujeres. Susan
Anthony murió en Rochester (Nueva York) el 13 de marzo de 1906, a la avanzada
edad de 86 años, sin llegar a ver la aprobación del sufragio femenino en 1920.
Comentarios
Publicar un comentario