La primera manifestación es de alegría y perplejidad. Toda
vez que uno clama por justicia, cuando esta se concede, se tiene una cierta
extrañeza en el espíritu, porque antes se siente que hay un tránsito en que la
injusticia predomina. Es un día de júbilo, muy aliviador para la sociedad
argentina y para quienes estamos en los medios de comunicación, que seguramente
podrán tener en los próximos años un cambio positivo. Es un rotundo mentíz para
lo que sostuvieron los grupos dominantes, con respecto a la ley y a los enormes
intereses que manejaban. La audiencia pública, de cuya utilidad yo era
ciertamente escéptico, tuvo una influencia muy interesante. La Corte encontró
una razón ante la población para lo que en el entendimiento jurídico no llega.
También se trata de un día de alivio: mantendrán un enorme poder, pero nos
vamos a ir dando cuenta de que no todo estará contaminado en cuanto a
periodismo se refiere. Un ejemplo cercano: si hay un accidente de trenes, no
nos obligarán que hablemos inmediatamente de los frenos, para que se convierta
en un castigo a lo estatal… Habrá, por lo menos una multiplicidad de voces.
Con este fallo la democracia sale ganando rotundamente. Así
como estaba, flaqueaba. Lo que decidía la gente, estaba construido por factores
que la gente no domina. Como al posicionar a quienes serán los responsables de
los intereses del pueblo. Decae, a su vez, su poder de condicionar gobiernos. Y
de paso cosechan derrotas. Pensemos en una fecha clave de la historia
argentina, el 12 de junio de 1989: Alfonsín envía a Terragno a La Rioja para
avisarle a Menem que le dejaría el gobierno y Terragno lo encuentra junto con
Magnetto. Preparaban lo que se venía en los ’90. El poder político de rodillas
ante el poder mediático. Lo que pasó fue urdido por las corporaciones. Fueron
los verdaderos ejecutores de esos crímenes políticos. Mucho más que los
verdaderos políticos, vulnerables por su debilidad. Ahora vemos al poder
mediático interesado otra vez en ver a sus hombres en el gobierno, para
preceder, del mismo modo, a manejar las marionetas y decidir el tránsito
político y económico del país.
Este puede ser un día bisagra en la historia argentina.
Acabo de escribir una frase: hoy la Ley de Medios es una bandera que flamea en
lo más alto de los Andes argentinos. Ahora hay que bajarla y hacerle honor,
desde mañana, trabajando para el cumplimiento cabal y absoluto de esta ley.
A partir del fallo pueden haber problemas, no peligros. El peligro era que la Corte, por su
pertenencia social o por su debilidad política ante el tremendo poder de los
medios, hubiera fallado violentando la ley. Ahora, el grupo, obcecadamente,
intentará no cumplir una sola de las disposiciones. Habrá que confrontar de la
manera más rápida, más pulcra. Vienen todavía meses –espero que no sean años–
en los que la pulseada de los poderes seguirá manteniéndose. Ahora es la
política más la justicia contra el inmenso poder de las corporaciones. Aunque
no empareja la lucha, la hace mucho más llevadera.
Ha habido una larga y dolorosa lucha. Es tanta la alegría
sepulta de pronto todo lo que hubo que padecer por la ley. Es tan justo, que
toda la vida me pregunté por qué uno está argumentando a favor del valor que
tiene la Ley de Medios, en la pluralidad, en la diversidad de la vida
democrática. Parece mentira. Bastaría decir: la democracia debe tener
pluralidad en la información para que el derecho de los ciudadanos sea
correctamente atendido. Porque habría que agregar a esto una discusión. Quién
podría decir algo distinto. Solamente cuando tenés mucho interés y mucho poder
y no te importa la capacidad de argumentos. Aquí también, en la capacidad de
entender de la gente, resultó decisiva la audiencia.
Tiempo Argentino
Y Macri diciendo hoy que "cuando sean gobierno" (juaaa!) van a cambiar la Ley.
ResponderEliminarSiervo de Clarín, quiere hacer los deberes mucho mejor que Massita. Pobre gente.
Lo de Macri es racional desde el punto de vista de su ideología. Si logra tener mayorías e imponer su idea del asunto dentro de marco democrático hay que comérsela. Ahora lo de Carrió es demencial. Para esta mujer cualquiera que piense distinto a ella o tome medidas políticas que están en desacuerdo con sus posturas es suceptible de ser enjuiciado o declarado indecente. El pobre de Sabatella cayó en la volteada. Chorro le mandó. Qué pasa que nadie le hace juico a esta señora por sus difamaciones.
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