(Victoria Kent Siano; Málaga, 1898 -
Nueva York, 1987) Política española. En una época en la que las mujeres apenas
tenían intervención en la vida pública española, Victoria comenzó a romper las
barreras al estudiar Derecho en la Universidad de Madrid, hacerse abogada (fue
la primera mujer en ingresar en el Colegio de Abogados de Madrid en 1924, en
plena dictadura de Primo de Rivera) y asumir la defensa de Álvaro de Albornoz
ante el Tribunal Supremo de Guerra que le juzgó en 1930 por firmar un
manifiesto republicano (fue la primera mujer del mundo que ejerció como abogada
ante un tribunal militar). Tras proclamarse la Segunda República (1931) se
presentó a las elecciones por el Partido Radical Socialista y obtuvo un escaño
de diputada en las Cortes constituyentes. El gobierno de Azaña le nombró
directora general de Prisiones (1931-34), cargo desde el cual introdujo
reformas para humanizar el sistema penitenciario: mejora de la alimentación de
los reclusos, libertad de culto en las prisiones, ampliación de los permisos
por razones familiares, creación de un cuerpo femenino de funcionarias de
prisiones.
Paradójicamente, a pesar de sus
convicciones democráticas y feministas, Victoria Kent se opuso a la concesión
del derecho de voto a las mujeres, pues creía que lo emplearían en un sentido
conservador; y sostuvo una polémica al respecto con otra representante
feminista en las Cortes republicanas, Clara Campoamor.
Durante la Guerra Civil (1936-39) fue
enviada a París como secretaria de la embajada española (1937). Allí se quedó
cuando las fuerzas de Franco derrotaron a la República e instauraron una
dictadura reaccionaria en España. Poco después se vio sorprendida por el estallido
de la Segunda Guerra Mundial (1939-45) y la invasión alemana de Francia, que le
obligó a esconderse para no caer en manos de la Gestapo. Permaneció el resto de
su vida exiliada en México y Estados Unidos, donde dirigió la revista de los
exiliados españoles, Ibérica.
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