"MUCHA GENTE ES MUCHÍSIMO PEOR QUE EL PEOR DE LOS DIARIOS". Nicolás Casullo





Esta es la desgrabación completa de una entrevista que Marina Garber le hizo a Casullo en abril del 2008, para un artículo acerca del lugar de los medios en la vida política argentina, y de la que se publicó una pequeña parte en la revista Acción.

– En su último libro usted analiza las sociedades contemporáneas como sociedades mediáticas, en las cuales los medios establecen las formas fundamentales de comprensión y percepción de la realidad…

En todos los capítulos de Las cuestiones aparece el fenómeno de la sociedad mediática.
Yo denomino sociedad mediática no ya a aquella sociedad de hace 20 o 30 años, donde los medios de comunicación tenían su importancia, eran “el cuarto poder”, tenían su incidencia en cuanto a la labor que cumplían –y esto se verifica a lo largo de la historia del siglo XX en la Argentina–, sino que la sociedad mediática ya es un nuevo fenómeno, una nueva dimensión, donde la realidad es mediada y construida en lo fundamental y en donde es muy difícil escapar a la influencia de los medios y escapar a la producción de los medios, a la construcción del acontecimiento, a la construcción de los hechos, a la narratividad de los medios.
En ese sentido podríamos decir que estamos mediados y que esa mediación atraviesa la política, básicamente, pero atraviesa todos los otros niveles de nuestra vida, también los niveles personales y privados en tanto terminamos siendo hijos de los medios.
En este sentido te diría que sí hay una modificación y una reformulación. Muchas veces se sigue pensando en la sociedad anterior, la sociedad de los 60 y 70, la de los medios de comunicación y su importancia, cuando ya estamos en otro nivel podríamos decir mucho más decisivo en cuanto a la suerte de la sociedad a partir de qué performance de aquí en más tengan los medios.

– ¿Esta influencia se relaciona más con los temas que tocan los medios, es decir con la imposición de una agenda, o con la forma de tratar esos temas?

Los medios lo que hacen es mediatizar todo, a tal punto que ya llega a ser imposible pensar algo en términos de autonomía frente a los medios. Mediatizan el fútbol, mediatizan la política, mediatizan el arte, mediatizan nuestras vidas, mediatizan la relación que tenemos con la ciudad, mediatizan la relación que tenemos con los valores, por lo cual es difícil pensar, por ejemplo, qué sería hoy el fútbol sin los medios.
Qué sería la política sin los medios, si en realidad lo que menos nos interesa de la política es lo que dice el diputado, lo que dice el senador: a nadie eso le interesa, le aburriría soberanamente.
Muchas veces, cuando se solicita que haya debate, que haya discusión, que aparezca la política, no se tiene en cuenta que los primeros demoledores de la política son los medios. Acá lo que importa es lo que dice el locutor, que además acá dicen bastantes cosas, no se manejan con discreción como en otros países. Lo que dice el animador cultural, lo que dice el comunicador.
Desde esta perspectiva, ahí se nota la influencia, en el sentido de que los medios han generado que ya no haya más un adentro y un afuera de cada una de las circunstancias, sino que hoy los medios atraviesan también el saber, atraviesan los mundos del conocimiento, atraviesan las variables culturales.
Cuando digo “atraviesan” quiero decir: es difícil pensar aquello que quedaría fuera de los medios o estaríamos cada vez más incapacitados de enunciar algo que queda fuera de los medios.

– Los medios y el sentido común…

A mí me parece que los medios son la nueva derecha, en términos culturales, que habita el mundo, que habita Occidente, pero no tanto en términos, o no sólo en términos, de acusar a las izquierdas o defender a figuras de derecha –que también lo hacen–, sino en términos de plantear una realidad, una construcción de lo real, lo que podríamos llamar un entendimiento de lo real, que constituye un sentido común de derecha.
El miedo, la seguridad, la idea de determinadas víctimas, las variables en cuanto a cuáles serían las soluciones a tomar en cuenta, quiénes serían los culpables, en dónde está la problemática… Y esto lo construye el mercado en términos de una dramatización nueva, una narración nueva, a través de géneros.
La noticia hoy se ha transformado en una instancia que se maneja a través de géneros, o sea que responde a variables con que los viejos géneros hollywoodenses están constituidos y nos constituyen, el género judicial, el género policial, el género de la violencia, el género turístico, son géneros donde el espectador sólo examina y se le hace audible la realidad si viene a través de un formato género.
Es decir, se necesita el jefe de policía rodeado de micrófonos, se necesitan las tiras esas que pone la policía alrededor del cadáver, se necesita la escalinata judicial, se necesita la voz del abogado, se necesita el grito de la víctima, se necesita lo que podríamos llamar la constitución del género en términos casi ficcionales para que se haga audible.
Porque acá también tenemos que pensar que hay otras voces que aparecen. Bueno, también está el género protesta, el género con cuestionamiento, el género podríamos decir piquetero, en donde también se construye una imagen que nosotros vemos en televisión y ya tenemos planteada la realidad y ya sabríamos de qué se trata porque la forma televisiva nos plantea la entrada al género.
Nos plantean la entrada: algo que reconocemos, que nos resulta familiar y que es lo único que se nos hace audible.
Frente a eso, aquello que no aparece así constituido directamente es inaudible, es algo que no incidirá. Entonces es el mercado el que construye esto, es el mercado el que entra en competencia…
Uno podría decir que los noticieros de alta audiencia en horarios pico de la noche construyen un noticiero donde el 90 % son noticias policiales, noticias de violencia, noticias de violadas, noticias de asesinatos, noticias de secuestros.
Porque la cuestión es qué sería lo más conmocionante: no es lo que dijo el diputado ni lo que dijo la Presidenta ni lo que dijo un mandatario latinoamericano ese día.
Pero al mismo tiempo están respondiendo a esa misma lógica que el mercado constituye como lo único audible. Es decir, es casi un círculo vicioso. Una vez que vos constituís tu oyente, evidentemente lo único que podés es retroalimentar esa variable.
Yo diría que el sentido común de derecha que el medio manifiesta no es tanto decir “viva Sarkozy” sino plantearse eso: cómo es la vida, de qué manera hay que tomarla, cómo agarro el tenedor, cómo me relaciono con mi hijo, cómo pienso, qué pienso que es el morocho que está en la esquina juntando basura…
En ese sentido se constituye un sentido común de derecha que hoy es hegemónico en los grandes centros urbanos de masas, no solamente aquí, y que es un sentido común reactivo, conservador, de corte reaccionario, racista, violentado y pasto fértil para cualquier neofascismo, lo que se evidencia acá con el 61 % de votos de Macri, donde se evidencia básicamente una actitud antipolítica y una gestión de limpieza, una cuestión gerencial que limpie, barra y nos aleje de cualquier acontecimiento donde aparece el otro social.
Creo que forma parte de esto que yo llamo un armazón donde planteo además que los verdaderos partidos de la derecha entre comillas, los que construyen la agenda diaria, los que plantean qué tipo de problemáticas hay que discutir, los que consagran cuál es el hecho importante del día y cuáles son los hechos imprescindibles, no son los partidos en sí –porque nadie va a decir lo que dice López Murphy o Patricia Bullrich–, sino son los medios de comunicación.
Ciertos medios de comunicación gráficos, que tienen la capacidad de imponer la agenda. Por la mañana ciertos medios de comunicación radiales se imponen por la agenda impuesta por los medios gráficos y que concluye a la noche con los noticieros de altas audiencias donde se cierra el día y donde uno, si se preguntase qué es lo que realmente pasó con este país en sentido profundo, realmente no sabría.
Sabría quién puede ser el asesino de Roxana, sabría si hubo algún raptado, sabría que hubo un choque de un camión en Boedo, sabría que hay un preso que se ha escapado…
Tendría una suerte de pequeño melodrama que le esconde la realidad. Ahora, esto es la noticia.
Es inimaginable pensar un noticiero de corte político en la Argentina, un noticiero donde el 80 % sean los acontecimientos políticos, sindicales o sociales que suceden. En este sentido es donde yo decía que son productores de un sentido común de derecha y por eso son los, entre comillas, “partidos de la derecha” que, una vez que construyen ese sentido común, cuando llegan los momentos electorales plantean la defensa o la elección de algún referente que represente eso que a lo largo del año han planteado como sentido comprensivo de la realidad.

Fuente: Blog: Soy donde no pienso

Comentarios