Videlismo al palo
Estamos viviendo épocas en donde ningún
velo queda por correr. Treinta años después de la recuperación de la democracia
comenzamos a entender las razones políticas por las cuales la dictadura cívico
militar ha tenido tanto éxito en nuestra Patria. De alguna manera y del mismo
modo podemos vislumbrar desde la praxis todos aquellos procesos exclusivos
(proscripciones-fraudes patrióticos, exilios) que a lo largo de nuestra
historia se han constituido como formato político de las clases dominantes.
Debemos reconocer que hemos sido bastante
cándidos en estos años. Consideramos demócratas a cualquiera que bajo el prisma
de un discurso más o menos lavado decoraba sus palabras y escritos detrás un
falso republicanismo. Bastó para que llegara un Gobierno con marcadas
intenciones inclusivas para que el sistema comience a vislumbrar aquellos
nuevos viejos peligros. Demócratas que lo eran pero hasta cierto punto,
republicanos en tanto y en cuanto sus intereses no sean puestos en discusión,
liberales que no tenían empacho en amigarse con las prebendas estatales muy a
pesar de sus principios. Y esto sucede debido a que nuestra sociedad, de manera
mayoritaria y contundente, ha escogido por un modelo político, económico y
social basado en la democratización de todos sus incisos, horizontalizando
potestades, cuestionando aquellos derechos adquiridos conseguidos bajo tortura
o en el mejor de los casos bajo extorsión.
No veo oposición, veo Videlismo al palo.
Veo tipos enceguecidos esperando que la economía fracase, veo miserables a la
espera que un notorio caso de corrupción les otorgue credenciales que autoricen
destitución, veo desquiciados repletos de odio esperando nuestra desaparición y
muerte. Sabíamos que esto iba a suceder en tanto y en cuanto nuestro Gobierno
manifieste concretas intenciones de abrir esa caja de Pandora que moraba sucia
y olvidada en el estante más lejano, acaso el de más difícil acceso: El estante
de la complicidad civil. La implosión no tardó en exhibir sus túnicas, cuestión
que expuso de manera descarnada que aquellos siniestros medios de comunicación
que se horrorizaban en el ochenta y tres fueron solamente plagiadores del
dolor, acomodaticios que por algunos años escondieron sus fotos y encuentros
con los dictadores de entonces. Pero hubo algo que no pudieron esconder: sus
negocios. Estos pusieron blanco sobre negro en cuanto a sus interrelaciones e
intereses comunes.
Quien ordena reprimir a periodistas,
médicos, enfermeras y pacientes neuropsiquiátricos, quien está procesado por escuchas
ilegales, quien colocó un 0-800 inquisidor para vigilar al piberío en los
colegios, quien puso al Fino Palacios al frente de la metropolitana, quién se
benefició con las varias licuaciones de pasivos que esquilmaron a las grandes
mayorías populares reviste carácter de demócrata para la mass media tilinga y
corporativa, en donde lamentablemente debo incluir al Radicalismo orgánico.
Mientras tanto quien derogó calumnias e injurias, quien gobierna de acuerdo a un plan que tuvo enorme apoyo popular, quien respeta a ultranza todas y cada una de la libertades civiles como nunca ocurrió en nuestro país, quien es atacada hasta en sus dolores más
profundos, por medios y manifestantes, es una dictadora.
No veo oposición, veo Videlismo al palo:
Insultos, degradación, mentiras, acusaciones, deseos mortuorios, odios,
operaciones. Pero también veo mucha inconsistencia y cobardía. Uno a uno, mano
a mano, no se atreven. Aún jugando en campo propio y con referí localista no se
atreven. Y no se atreven debido a que no hay política en sus manifestaciones.
Son una carcasa de nada al
servicio de las corporaciones. Hay que ser muy hijo de puta, pero muy hijo de
puta, para desear que al pueblo le vaya mal, de forma tal eso le sirva como plataforma
de acceso al poder. Videlismo al palo Sanz. En lugar de presentar una
alternativa concreta de Gobierno, el tipo tiene el ferviente deseo de que un
tsumani lo ayude políticamente. Alguno dirá: “cada vez que estos tipos abren la
boca espantan votos”... No sólo no lo creo y si así fuera no me alcanza. No
puede ser posible que tengamos dirigentes, legisladores, cuyo deseo por el fracaso colectivo
(el tuyo, el mío, el de todos) se constituya como motivo e inspiración
política. Sanz, Aguad y Morales corrieron otro velo. Toda la oposición piensa y
desea lo mismo. Videlismo al palo. Con solo recordar sus posturas cuando el dilema de
los buitres y la deuda, la Fragata, las AFJP, y demás cuestiones que están
ligadas a la soberanía económica alcanza y sobra.
http://la-borrego.blogspot.com.ar/2013/04/la-juventud-radical-defiende-su-foto.html
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