Grandes Mujeres de la Historia: Clorinda Matto de Turner
Grimanesa Martina Matto Usandivaras fue el nombre inicial de
Clorinda Matto de Turner, y nació el 11 de noviembre de 1852, en Paullu en la
provincia de Calca, Cusco. Luego de pasar su infancia junto a sus padres,
Clorinda hizo su educación formal en el Cusco, en el Colegio Nacional de
Educandas, donde empezó a escribir obras de teatro. Además, dirigió un
periódico estudiantil. Tuvo que abandonar la escuela a causa de la muerte de su
madre para dedicarse a cuidar a sus hermanos, a su padre y al manejo de la
casa. El 27 de julio de 1871 se casó con don José Turner, médico y empresario
inglés, y con él se fue a vivir a Tinta, la tierra del legendario Túpac Amaru
II.
Allí la escritora peruana se inició en el mundo de las letras
con poemas y “tradiciones”. Estos primeros escritos, recogidos en publicaciones
periódicas cuzqueñas, ya asoman los temas que se convertirán en constantes de
su obra: el destino de la población indígena y el papel de la mujer en el hogar
y la sociedad. Clorinda Matto de Turner recopiló muchos de sus artículos
periodísticos y conferencias en diferentes colecciones como la que se llama “Hojas
Sueltas” en 1886. La
lectura de estos trabajos hace evidente que la escritora había reflexionado
mucho sobre cómo lograr la integración del indígena a la sociedad peruana. Para
esto creía necesario conocer la lengua y la cultura del amerindio como vía de
penetración en su mundo. Proponía mirar con luz nueva al amerindio, destacar
aspectos positivos de su personalidad y cultura y colocar su problemática
dentro de un contexto social más amplio. Otra reflexión suya fue cómo mejorar
la situación de la mujer. Veía el matrimonio como una institución idónea y la
maternidad como la culminación de un deber sagrado. La mujer debía instruirse
para ser mejor esposa y madre, para serle útil a la sociedad. Se opuso a
que las mujeres fueran apreciadas únicamente por la apariencia o por los bienes
que aportarían al matrimonio.
En el proemio de su novela cumbre “Aves
sin nido” la autora,
glosando a Stendhal, señala que “si la historia es el espejo donde las generaciones por venir han
de contemplar la imagen de las generaciones que fueron; la novela tiene que ser
la fotografía que estereotipe los vicios y las virtudes de un pueblo”.
Así se hace evidente que la autora insiste en la calidad realista de su
proyecto: su obra es copia directa de lo observado, un conjunto de “cuadros del
natural” según su proemio.
En el artículo “Para ellas” la
autora presenta un tema social muy controvertido para la época: la educación de
la mujer. Sostiene que la hermosura no consiste en el garbo sino en el genio y
el espíritu ilustrado. La belleza externa es algo efímero y vanidoso pero la
belleza intelectual es algo perpetual y precioso. Su prosa es sencilla y fácil
de entender, no es necesario leer entre líneas para captar la esencia de sus
palabras: “Mujeres, ilustraos, aspirad a la gloria cuyo resplandor es tan
vívido que puede iluminar siglos, generaciones y mundos, sin aquel brillo
efímero del oro”. Además, para apoyar su punto de vista, la autora
cita a Stendhal y Rousseau, autores franceses que han influido su pensamiento y
plantean sus preocupaciones sobre el determinismo social y genético de la
mujer.
En el otro artículo, “Malccoy”, la autora describe una fiesta tradicional
indígena. Su descripción es un reflejo objetivo de la realidad por observación
directa, como ella misma dice: “Su historia no es un secreto, y a narrarla voy, ofreciéndola como
el fruto de nuestras observaciones”. Aunque al principio se
distancia de lo relatado, al final de la historia vemos que no tiene reparos en
revelar que fue la madrina de las bodas de la pareja india: “Tres
meses después, tuvimos, muy cordial, el gusto de servir de madrina de las bodas
de Pituca y Pedro,…”. Las descripciones de ambientes y personajes
son minuciosas y exactas: “Los maizales verde esmeralda se tornaron amarillos como el oro.
El balido de las ovejas y el bufar de los bueyes, los nidos de palomitas,
cenizas multiplicadas en las ramas de los algarrobos, las retamas y manzanos,
anuncian en aquellos campos que ha llegado la estación del otoño: los tendales
se preparan para la cosecha, el agricultor suspira con inquietud codiciosa y las
indiecitas casaderas comienzan a componer las cantatas del yaravy con el cual
han de celebrar malccoy”. Adapta el lenguaje a las personas que
hablan, de ahí que haya usado muchas palabras quechua: malccoy,
aillo, mateccllos, lliclla, etc. Sentía mucho afecto y admiración
por los indios siervos cuya lengua aprendió y cuyas tradiciones absorbió.
Hemos visto pues que
como retratista de ambientes y costumbres Clorinda Matto de Turner es
básicamente una realista, por los temas sociales que abarca su obra, por la
representación exacta de la realidad mediante una observación minuciosa,
precisa y objetiva, y por la intención de plasmarla en su obra de la manera más
fiel y exacta posible.
Fuente: mi locus amoenus
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