Grandes Mujeres de la
Historia
MARY WOLLSTONECRAFT
Mary
Wollstonecraft, escritora inglesa (1759-1797) y una de las iniciadoras del
pensamiento feminista, fue la madre de Mary Shelley y, en opinión de ésta, "uno de esos seres que sólo
aparecen una vez por generación, para arrojar sobre la humanidad un rayo de luz
sobrenatural. Ella brilla, aunque parezca oscurecerse y los hombres crean que
está apagada, pero se reanima de repente para brillar eternamente".
Hija
de un padre brutal, que despilfarraba el resto de una fortuna, comenzó a
ganarse la vida a la edad de 17 años como señorita de compañía, institutriz,
modista y maestra, al tiempo que comenzó a escribir y a destacar por su clara
inteligencia. Vivió en Irlanda, Francia e Inglaterra y frecuentó círculos de
pintores, escritores, filósofos y editores. Contraria al matrimonio, tuvo una
hija, Fanny, con un escritor estadounidense y más tarde tuvo su segunda hija,
Mary, con el filósofo y escritor Godwin, con quien poco antes se había casado
en secreto.
Es autora de Vindicación
de los derechos del hombre y
(1791) y de Vindicación de
los derechos de la mujer (1792),
obra en la que condena la educación que se daba a las mujeres porque las
hacía "más artificiales y débiles de carácter de lo que de otra forma
podrían haber sido" y
porque deformaba sus valores con "nociones equivocadas de la excelencia
femenina".
Las
primeras feministas pensaban que una misma educación para hombres y mujeres
daría lugar a la igualdad entre ambos sexos, pero Mary Wollstonecraft va más
allá, pidiendo que las leyes del Estado se usaran para terminar con las
tradiciones de subordinación femenina, y fuera el Estado quien garantizara un sistema nacional de enseñanza
primaria gratuita universal para ambos sexos. Reta al gobierno revolucionario
francés a que instaure una educación igualitaria que permitiría a las mujeres
llevar vidas más útiles y gratificantes. Las mujeres con otra educación podían
haber "practicado la medicina, llevado una granja, dirigido una tienda,
y serían independientes y vivirían de su propio trabajo".
Aceptaba
las opiniones de Rousseau sobre la educación de los muchachos, pero le parecían
deplorables y empobrecedoras para las jóvenes sus opiniones sobre ellas. Según
Rousseau, la educación debía prepararlas para realizar correctamente su futuro
papel de esposas. Según Wollstonecraft, el objetivo de la educación "es
conseguir carácter como ser humano, independientemente del sexo al que se
pertenezca".
La
responsabilidad que Wollstonecraft atribuye al Estado respecto a la educación
aparece también en sus escritos sobre el matrimonio: debía intervenir para
rescatar a las mujeres de maridos crueles y de aquellos que abusaban de su
fuerza. En la novela póstuma María,
o las injusticias que sufre la mujer (1797),
retrata un matrimonio de pesadilla y aparece en las últimas páginas la petición
de divorcio que María le hace a un juez.
Al
creer que el Estado debía reformar el matrimonio y la educación y que las leyes
debían acabar con la subordinación de las mujeres y que éstas no debían ser
excluidas de la vida política, Mary Wollstonecraft inicia una nueva era en el
discurso feminista.
La
muerte de Mary Wollstonecraft, días después de nacer su hija Mary (Shelley),
deja en ella un complejo de culpabilidad (fiebres paurperales se llamaba a lo
que hoy se llama falta de higiene de los cirujanos) al que la crítica
psicoanalítica alude en algunas interpretaciones de Frankenstein.
Fuente: platea.pntic.mec.es
Comentarios
Publicar un comentario